El triunfo de Clint Eastwood que lo enfrentó con su propia madre
Los imperdonables fue uno de los mayores éxitos de la carrera de Clint Eastwood. Este western crepuscular, donde disfrutamos de aquella dramática historia de venganza de un pistolero retirado, llevó al cineasta y actor a ganar su primer Óscar a la Mejor Película y a Mejor Dirección en la gala de 1993, ceremonia a la que acudió acompañado de su madre, Ruth Wood.
Durante el evento, fue habitual ver entrañables imágenes del director celebrando este momento especial en familia, unos instantes que se repitieron en 2005 cuando Eastwood volvió a ganar el Óscar por Golpes del destino y también llevó de invitada a su madre. Sin embargo, la presencia de Ruth Wood en los Óscar de 1993 tuvo otros motivos además de acompañar a su hijo en uno de los momentos más importantes de su carrera.
Y es que la madre del director no estaba precisamente contenta con él, por lo que Eastwood, a modo de disculpa, dio a su progenitora el privilegio de disfrutar del evento más importante de Hollywood en primera persona para calmar las aguas. Curiosamente, el motivo del enfado tuvo que ver con la realización de Los imperdonables, donde el director dio a su madre la oportunidad de aparecer en una escena que terminó creando un conflicto entre ambos.
Eastwood, como buen hijo que ama a su madre, planteó la idea de que hiciera un pequeño cameo saliendo desde un tren, una secuencia que, sobre el papel, parecía algo sencillo y rápido de rodar y que no iba a suponer ningún contratiempo. Ruth Wood quedó encantada con la propuesta, pero lo que inicialmente le pareció una oportunidad de oro para dejar su huella en la filmografía de su hijo terminó convirtiéndose en un infierno. Aunque la culpa no fue 100% de Eastwood, sino más bien de las habituales necesidades para sacar adelante una gran producción cinematográfica.
En primer lugar, pese a ser un simple cameo, no fue una escena rápida de rodar. De cara a tener recursos adicionales para esquivar errores o por si hay dudas con el resultado, es habitual que las secuencias se rueden más de una vez, y en el caso de la bajada del tren de la madre del director necesitaron hasta ocho tomas diferentes hasta dar con el resultado perfecto. Pero el problema no fue tanto el número de veces que tuvo que ponerse ante la cámara, sino el vestido tan laborioso y pesado que tuvo que llevar durante la larga filmación.
Ruth Wood acabó harta de la experiencia, y por si esto fuera poco, Clint Eastwood aumentó su enfado cuando decidió cortar su escena del montaje final de Los imperdonables. Cuando estaba en la sala de montaje, la duración de la película acabó excediéndose más de lo previsto y tomó la decisión de recortar el film. Obviamente no podía dejar fuera ningún momento clave, por lo que instantes anecdóticos como el cameo de su madre fueron los afectados. Y ella no se lo tomó nada a bien. De hecho, hasta habló del tema con medios de comunicación.
En textos de 1993, como el que recoge Weekly World News del London Sun, se puede leer a Ruth Wood contando el relato de su exasperante experiencia con Los imperdonables, señalando que Eastwood se vio obligado a disculparse y a dar explicaciones sobre cómo gestionó el montaje de su película. "Se disculpó", comenzaba afirmando en esta publicación donde calificaban al director de “hombre duro”. "Dijo que la película se estaba alargando mucho y algo tenían que dejar fuera", matizaba.
Aunque la mejor disculpa posible llegó la noche en la que Los imperdonables arrasó en los Óscar. Y no solo por la invitación a la gala, también por las palabras que Clint Eastwood pronunció cuando obtuvo el galardón a la Mejor Película al final de la velada. Y es que entre los muchos agradecimientos a los productores y al equipo técnico del film, el director no dudó en dedicar también el premio “a la mujer más grande del planeta, que está aquí esta noche. Esa es mi madre Ruth”. Desde luego, el final más tierno posible para un conflicto familiar.
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