Cómo proteger a tus hijos del abuso sexual
Una reciente ola de denuncias sobre abuso sexual en Venezuela, y que ha sido reflejo del movimiento #Metoo, según reseñan medios como El País, pone en el tapete no solamente los terribles hechos en sí mismos, el sufrimiento de las víctimas, la relevancia de las redes sociales en un país donde los medios están limitados y un sistema judicial que no genera confianza, sino también los planteamientos que una sociedad debe hacerse para reconstruir nuevas bases que contemplen el fortalecimiento de los valores, de la solidaridad y de la empatía.
Con este tipo de sucesos encabezando los medios, es inevitable preguntarnos de qué manera podemos prevenir, evitar y detectar estas situaciones de peligro para que los niños de hoy no tengan que ser parte de las estadísticas que suman centenares de relatos de personas abusadas sexualmente de distintas maneras en su niñez y adolescencia.
¿Qué deben hacer los padres?
"Yo nunca dije nada porque pensaba que no era importante, que no me iban a creer. Él era amigo de mis padres… Si un niño me escucha, si ha sentido miedo y se ha sentido paralizado ante la sensación de no merecimiento, de ahogo, y de imposibilidad de decirlo, (quiero) que sepa que sí se puede decir, que esto se sobrevive y esta es la única manera de sobrevivirlo. Es mi manera de contribuir y alzar la voz… Que se escuche a los niños, ellos tienen cosas importantísimas que decirnos y a veces en la inercia de la vida, se nos olvida. Hay que preguntarles, y escucharlos… hay que decirles que sus opiniones valen, que su voz sirve y que sí se pueden denunciar las injusticias…". Así lo expresó la actriz Grecia Augusta Rodríguez, una de las denunciantes que asegura haber sido abusada a los 6 años de edad y, justamente, escuchar a nuestros niños es una de las dos claves fundamentales que nos ofrece el psicólogo Leandro Leandro Olszanski.
El terapeuta, quien ha dedicado gran parte de su carrera y consulta a pacientes adolescentes, explica que como padres, hay un par de cosas que forman una ecuación básica para tratar de proteger a nuestros chicos.
Una es estar presente en sus vidas. Aunque parezca una frase obvia, es necesario hacer consciente el estar. No se trata de perseguirlos a todas partes, de estar juntos en el mismo espacio físico, sino de hacerles ver que estamos allí para ellos. "A veces nos necesitan más, a veces nos necesitan menos. Cuando son pequeños nos necesitan mucho, y cuando son un poquito más grandes quieren mostrarse como que no nos necesitan tanto, que se las saben todas, pero en realidad siempre nos necesitan allí", dice Olszanski.
"Estar en la comunicación, en el día a día, escuchándolos sobre todo, no aconsejando por todo…. A veces no hace falta que les demos una lección, sino simplemente que los escuchemos, dejar que nos cuenten cuáles son sus intereses. Siempre vamos a estar a cargo en definitiva de las decisiones finales, pero no hace falta forzar esa situación. No hace falta que uno esté dando lecciones constantemente. Simplemente escucharlos y compartirles incluso un poquito de nuestra experiencia. Que ellos mismos descubran que papá y mamá vivieron cosas también de las que ellos no tenían idea. Es allí cuando uno va plantando semillas en el cerebro de los chicos con estas cuestiones y le haces ver que los escuchas, que confías en ellos, que eres un ser humano, y que pueden confiar en que los vas a escuchar".
El experto afirma que esa confianza se gana con la base de la aceptación y al amor incondicional, y esa es la otra parte de esta ecuación. "Siempre hago hincapié es que los padres tenemos que aceptar a los hijos como son, de una manera incondicional. Y eso tiene que ver mucho con la raíz de la identidad de nuestros hijos. Si los aceptamos como son en principio, el chico no tendrá dudas".
"Cuando uno tiene un amor incondicional por parte de los padres, uno no necesita cambiar quién es para ser aceptado, eso es una base muy importante que se crea en el hogar. Esa cuestión de 'yo puedo ser y puedo explorar mi personalidad, sin tener que pedir disculpas por lo que hago, sabiendo que mis papás están detrás de mí, no importa lo que yo elija', es la base con la que ya se gana gran parte de la batalla".
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La posición de poder
Aunque existen historias de abuso perpetrado tanto a niños como a niñas, Olszanski explica que es mucho más frecuente en ellas, y aunque nada garantiza que las libremos de esta amenaza, estas herramientas pueden ayudar a los padres protegerlas: amor incondicional, comunicación, y estar presentes en la vida de los niños. Con estas bases podemos constituir un escudo que fortalezca la autoestima y salud emocional de los niños.
Atención especial amerita el tema de las personas en posiciones de poder. Con esto nos referimos a profesores, personalidades reconocidas, tutores, e incluso artistas, músicos, escritores, toda persona que pueda ser públicamente admirada en mayor o menor medida y que pueda aprovecharse de su posición para causar daño.
Tal es el caso de tantos famosos denunciados por abuso y el que dio lugar a la reciente ola de denuncias en Venezuela. El terapeuta explica que con el poder viene la gran responsabilidad de actuar con mayor cuidado, valores y ética ante quienes nos admiran. "Todos deberíamos ser conscientes de ello. Con un poquito de notoriedad o influencia tenemos que ser muy éticos en la forma en que nos manejamos y desgraciadamente hay muchas personas que no lo son".
Activando el sexto sentido
En este sentido, el psicólogo invita a activar una clave adicional: todos debemos atender esa corazonada, ese sexto sentido que nos avisa cuando alguien o alguna situación no nos gusta. "Debemos incentivar en los chicos que confíen un poco más en ese sexto sentido que les indica que algo no va del todo bien y darse cuenta de cuando las cosas no son como deberían o esperaban. Debemos hacerlos sentir seguros y explicarles que pueden salirse de situaciones que podrían ser riesgosas quizás".
Para que puedan detectar una situación de peligro y salir de ella, la psicóloga Rosa María Fernández recomienda asumir que la educación sexual comienza en casa. "Esto comienza con enseñar a los hijos la responsabilidad y el amor por su propio cuerpo. Enseñarlos desde la importancia de cuidarse hasta la diferencia entre ‘toques’ buenos o malos. Es fundamental enseñarlos a tener límites, y estos comienzan con el manejo de las conductas, el entendimiento de las normas, hasta cuándo se permiten ciertas conductas y sus consecuencias".
"Si las niñas, especialmente, conocen el valor de los límites, desarrollan el respeto que es aprendido y modelado en casa y, por consiguiente, este será aplicado en su propio ser, en su vida y en la relación con otros. Si alguien quiere hacer un daño a través de un abuso físico, sexual o emocional, los controles aprendidos sobre lo que es bueno o malo se encienden y ya la niña tiene la capacidad de poder detectar que algo no está bien, que no es aceptable o que no es lo normal o correcto porque su punto de referencia sano inicial en la relación consigo misma y con otros le permite entonces defender su intimidad y su integridad".
Evitemos ser demasiado restrictivos
Leandro Olszanski ve con preocupación a los padres demasiado restrictivos, puesto que si en algún momento un chico toma una mala decisión, que lo puede poner en peligro de un abusador, va a tener miedo de hablar, de buscar ayuda porque rompió una de esas reglas restrictivas que le impusieron sus padres.
"Tengo en consulta muchos casos de padres que son tan rígidos, y que piensan que solo es posible una manera de ser, que terminan dificultando que sus hijos puedan comunicarse con ellos. No pueden expresarles lo que sienten y no se sienten oídos, aceptados y hay personas que abusan de esa necesidad que puede tener un niño o una niña de ser escuchado en una edad difícil de su vida, y se acercan pretendiendo comprenderlos, escucharlos y es cuando se aprovechan de la situación. Si un chico es comprendido, aceptado y amado en su hogar, menos posibilidades habrá de que alguien con malas intenciones pueda acercarse con malas intenciones".
Motívate a informarte
La famosa campaña del Consejo de Europa Uno de cada Cinco alertó, tras cruzar cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), UNICEF y otras organizaciones, que uno de cada cinco menores sufre abuso sexual antes de cumplir los 17 años en el mundo. Además, una nota publicada por el diario La Vanguardia resume que en Europa, Estados Unidos y Canadá, 20% de los niños y niñas han sido abusados sexualmente.
Según el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (FILAC), entre los meses de marzo y junio de 2020, un promedio de 22,8 jóvenes por día fueron abusadas sexualmente en la región.
Asimismo, un estudio multipaís de la OMS de 2005 arrojó que entre 0,3% y 12% de las mujeres entrevistadas afirmaron sido forzadas después de los 15 años de edad a tener relaciones sexuales o a realizar un acto sexual por alguien que no era su pareja.
Y así, las cifras se multiplican. Pero antes que voltear la mirada y lamentarnos, se hace necesario que todos conjuguemos las opciones posibles para minimizarlas. La organización Committee for Children sugiere estar informados, comprender que el abuso sexual no se limita a alguna cultura, a un tipo de familia, a la condición social, la raza o al género.
Cualquiera puede ser víctima y el abuso puede ocurrir en cualquier lugar, en definitiva, la educación sobre el tema y hablar sobre ello con nuestros hijos, son también herramientas básicas para completar la ecuación de protección, prevención y cuidado. Aunque nada nos garantiza que lo evitaremos, todos los esfuerzos que podamos hacer siempre valen la pena.
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