Comparar el romance épico de '1923' con 'Titanic' no es ninguna exageración

ATENCIÓN: Este artículo contiene spoilers del final de 1923

La primera temporada de 1923 ha llegado a su fin. Aunque se nos vendió a Harrison Ford y Helen Mirren como sus grandes protagonistas, lo cierto es que este spin-off de Yellowstone ha puesto más el foco en otros personajes e historias que nos alejan del famoso rancho que da título a la serie. Es el caso de Spencer Dutton, el último hijo de James y Margarett Dutton que trata de curar los traumas de la Primera Guerra Mundial trabajando como cazador para el Protectorado de Kenia en África.

Esta trama, que se puede calificar como la más jugosa de 1923, lleva la serie al terreno de la aventura y de la épica romántica, sobre todo por el apasionado romance del personaje con Alexandra, una joven de la clase alta británica que abandona a su prometido tras enamorarse perdidamente de Spencer. Pero, lo que parecía una relación repleta de aventuras entre fieras salvajes y retiros de ensueño en parajes exóticos, da un vuelco cuando Spencer debe volver a Estados Unidos a defender el rancho de Yellowstone y ambos se embarcan en una odisea por mar.

Si las aventuras románticas por África, con su marcado estilo clásico y su triángulo amoroso, nos recordaban a películas como Mogambo de John Ford, en cuanto Spencer y Alexandra dejan tierra se hace inevitable pensar en una película como Titanic. Primero, porque hay secuencias que se ven como un calco en pantalla, como un naufragio o una intensa escena romántica en la proa de un barco, pero, pensando en profundidad de la trama, se hace aún más evidente en las coincidencias argumentales con la apasionante y trágica historia de Jack y Rose.

La historia sobre una mujer rica inglesa que, pese a la presión de su clase y de su familia, deja a su pareja de renombre para seguir a su corazón es muy parecida a la de los personajes de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet. De hecho, Brandon Sklenar, actor bajo la piel de Spencer Dutton, señaló en una entrevista con The Hollywood Reporter que en el rodaje tuvieron Titanic muy en mente y hasta llegaron a bromear con ello.

“Siempre trato de alejarme de cualquier referencia, pero sí, hubo algunas bromas en el set al respecto, especialmente cuando estábamos afuera en la terraza del barco. Definitivamente hubo algunas referencias al Titanic como ‘¡Estoy volando, Jack!’. También hubo un momento de ‘soy el rey del mundo’”, contaba el actor tras ser preguntado por el parecido de 1923 con el oscarizado clásico de 1997.

Pero más allá de las referencias en sí, que al fin y al cabo son detalles superficiales, creo que este spin-off de Yellowstone es perfectamente comparable con la intensidad y emoción que vivimos con la película de James Cameron. Hay tanta epicidad en la historia, tanto sentimiento en el romance entre Spencer y Alexandra, tanta magnitud en las secuencias de acción que acompañan a su odisea y una atmósfera tan clásica en el relato, que al final acabas viviéndola de la misma manera. Y esto ha alcanzado su culmen en el final, cuando la relación entre ambos personajes también se ha enfrentado a un destino trágico.

Aún queda otra temporada de 1923 en donde los acontecimientos pueden dar muchas vueltas, pero, por ahora, ver cómo Spencer, tras un encontronazo con la anterior pareja de Alexandra en un transatlántico, es obligado a abandonar a su esposa tras unirse en matrimonio, nos ha dejado con el corazón helado. Todos confiamos en que cada uno llegue por su cuenta a Yellowstone, pongan fin a la amenaza a la que se enfrentan los personajes de Harrison Ford y Helen Mirren y puedan disfrutar de un final feliz. Sin embargo, aunque el no parar de tragedias acontecidas a los Dutton hacen pensar que se convertirán en los abuelos del personaje de Kevin Costner, recordemos que esta serie no se caracteriza por desenlaces afortunados.

De hecho, no hay más que fijarse en 1883, el anterior spin-off de Yellowstone donde, pese a llegar a Montana y erigir lo que más adelante se convertirá en el famoso rancho, todos los personajes principales acababan muertos. Y no sería raro pensar que el destino de Spencer y Alexandra corriera la misma suerte, por lo que esta incógnita nos deja aún más con los sentimientos a flor de piel. O al menos ha sido mi caso, que terminé esta temporada emocionadísimo, derramando alguna que otra lágrima y sintiendo haber visto uno de los mejores romances épicos del audiovisual desde Titanic.

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