El Countdown, el inesperado boom de la TV que vio nacer a Del Moro y marcó a la generación del 2000
Hubo un momento, hace ya dos décadas, en que no había mejor plan para un adolescente que esperar a que se hagan las 7 de la tarde, agarrar el control remoto y atravesar rápidamente toda la grilla de canales, casi hasta el final, para sumergirse en una nueva función del freak show más divertido y delirante que podía ofrecer la televisión argentina de principios de siglo: el Countdown de MuchMusic, un programa de ranking musical que cobró vida propia y marcó a una generación.
El formato venía heredado de la señal canadiense y fue, de alguna manera, el premio que le dieron los ejecutivos a Santiago del Moro, un joven y entusiasta presentador de 23 años que había empezado a trabajar hacía poco en el canal, pero que había sorprendido a todos con su carisma y sus buenas entrevistas. La escenografía era modesta, apenas un escritorio, el logo de MuchMusic de fondo y un pizarrón. No había presupuesto para nada más, era el año 2001 y el país estaba cerca del estallido, pero sobraban las ideas y las ganas. Estuvo al aire casi cuatro años, salía en vivo de lunes a viernes, de 19 a 20, y durante mucho tiempo fue la previa perfecta para otro ciclo contemporáneo muy recordado, el programa de citas Cupido, de Franco Torchia. Sin embargo, había algo que destacaba al Countdown y era que podía pasar cualquier cosa.
En su autobiografía, Intratable (2015, Planeta), Del Moro dice que el programa tenía el rating de un canal de aire, aunque no se lo decían para que no se agrandara. “Yo conocía ese número porque lo robaba de la computadora de uno de los capos del canal”, revela. Además, recuerda cuando las autoridades le ofrecieron hacerse cargo de la conducción y explica el giro que le dio después de algunas emisiones, un cambio fundamental que modificó para siempre la esencia del Countdown. “El ciclo parecía ideal para mí. Sabía mucho de música, me había preparado y quería hacerlo. Pero, a medida que iban pasando los primeros programas, me di cuenta de que eso no podía durar para siempre -escribió el conductor-. El modelo de presentador de videos era muy estrecho y ya estaba casi todo inventado. ¿Qué podía hacer para salirme de ese rol y de ese destino marcado? Le llevé al productor una propuesta distinta”, explicó. Ese año había empezado Gran Hermano -casualmente o no, el ciclo que va a conducir en breve- y se habían puesto de moda los reality shows. “Abramos el canal”, propuso Santiago. Y finalmente se dio el big bang.
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“No sé por qué, pero se generó como un culto, una habitualidad en ver el programa”, sostiene Juani Cabello en diálogo con LA NACION. Mejor conocido como “Dr. Juani”, era el partenaire de Del Moro, el encargado de ir llevando un registro en el pizarrón y también de continuar las locuras del conductor. Su incorporación al Countdown se dio de manera fortuita, dice. Cuando se recibió de diseñador de imagen y sonido en la UBA, donde actualmente da clases, hizo llegar un currículum a MuchMusic a través de un conocido y empezó a trabajar en la parte técnica del canal.
Ávido por aprender, pasó por prácticamente todos los puestos hasta que un día, mientras hacía iluminación, Del Moro lo desafió. “Me vio ahí, con anteojos, y dijo: ‘A ver este pibe nuevo’. Me empezó a picar con el micrófono y yo le respondía. En esas respuestas empezaron a surgir risas de todo el resto del equipo de producción del programa. Ahí se empezó a generar una química. En ese entonces, el programa todavía iba una vez por semana, pero lo vio un productor general y dijo: ‘Che, la química de esos dos, que se potencie’. Y al final el programa terminó saliendo diario”, recuerda Cabello, que además de docente se desempeña como productor en WarnerMedia.
Juani destaca un elemento clave que tiene en común con Santiago: ambos son oriundos del interior del país, lo que los dota de un espíritu diferente y de otra concepción respecto a la televisión. “Yo soy de Bahía Blanca, él de Tres Algarrobos, ambos consumimos la televisión como un lugar mágico. Creo que eso nos hizo que los dos quisiéramos generar eso en el público”, asegura. En la misma sintonía, Del Moro dice en su libro: “Como todo pibe del interior del país me crié mirando fascinado la televisión”.
Countdown, el freak show
La frescura y esa falta de miedo al ridículo que traspasaba la pantalla del Countdown se debía a que el programa no tenía ningún tipo de guion. Se armaba el mismo día, media hora antes de salir al aire, con los recursos que estuvieran a mano, llamados telefónicos de la audiencia y referencias a sucesos del momento. Así fue como se sumaron al staff una serie de personajes inolvidables, gente sin experiencia en televisión, con ideas extravagantes y sed de exposición que tenían su espacio en MuchMusic de la mano de Santiago y Dr. Juani: Ivanka Cañete, Chelo Machelo, Yessicam, entre otros nombres, desfilaron por el ciclo y tuvieron la oportunidad de demostrar su talento sin prejuicios ni miradas condenatorias.
“A diferencia de lo que había reflejado la televisión de los 90, nosotros queríamos abrirles la puerta a los pibes y no dejar a nadie afuera. Queríamos demostrar que todos eran iguales, que todos eran televisivos. Así fue que empezó a venir todo el mundo y muchos de ellos se convirtieron en personajes entrañables: chicos de la calle, gente excluida de los grupos del colegio, etc.”, escribió el conductor en su biografía. Y agregó: “Nosotros transformamos a Countdown en un freak show”.
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“Esa fue la visión de Santiago, de que todo lo que sucedía alrededor se transforme en contenido”, apunta Cabello en diálogo con este medio. “Aparecían personajes y los mandábamos al aire, pero también como una cuestión de incorporar gente, que sea un programa humano, abierto. Todos tenían un lugar ahí. Aparecía gente divina”, recuerda Juani. Y explica: “Yessicam, por ejemplo, tenía algunos problemas emocionales y el padre la traía casi todos los días porque era casi como una terapia. Le encantaba salir al aire y bueno, se lo permitíamos. Ivanka Cañete era una chica muy flaquita que tenía ganas de hacer cosas, se le daba el espacio si prejuzgar. Chelo Marchelo era un pibe divino que cantaba en los trenes, y esa es toda visión de Santiago, a la que yo me sumaba, acompañaba y potenciaba, también”. Así fue como apareció “Calfu”.
Ariel Calfucurá es mapuche, cacique de una comunidad, familiar del beato Ceferino Namuncurá, museólogo y preceptor de un colegio hace 14 años. Pero en MuchMusic se lo conocía como “el hombre” lo que sea. Era el que aparecía entre Juani y Santiago, siempre disfrazado con algún motivo especial y dispuesto a cumplir con la consigna de día. Oriundo de La Plata, a Ariel siempre le gustó la actuación y Santiago del Moro fue el que le dio la posibilidad de ejercerla por primera vez. Lo había conocido en otro programa que hacía la dupla Del Moro-Cabello en América TV, Agite. Allí se presentó “Calfu” una vez para bailar samba brasilera, y terminó acoplándose a la tribuna permanente del ciclo. Hasta que Juani lo invitó al Countdown y, después de mucho meditarlo, tomó coraje, se subió al tren Roca y se bajó en Buenos Aires.
El canal quedaba en el barrio de San Telmo. Ariel quedó fascinado con el empedrado y la iglesia San Pedro Telmo, que estaba enfrente. Pidió permiso para entrar, estaba Del Moro conduciendo. Observó el logo de MuchMusic colorido y todo lo demás en penumbras. Había poca gente. Se sentó a un costado y, después de un rato, el conductor reconoció ese rostro familiar. “¡Mirá quién vino!”, exclamó, pero “Calfu” se rehusaba a darse por aludido. Cuando Santiago le preguntó el nombre, se dio cuenta de que le estaba hablando a él. “Cuando le dije cómo me llamo, me contó que en el campo tenía un caballo que se llamaba Calfucurá y me hizo hacer un desafío de baile. ¡Bailé samba durante todo un programa! ¡Sin parar!”, recuerda Ariel entre risas, en diálogo con LA NACION. “A medida que iban pasando videos de Christina Aguilera, de Britney Spears, abajo ponían un apartado donde estaba yo bailando sin parar. A partir de ahí fue mi gran comienzo”, sostiene.
Su personaje consistía en ponerse al lado del conductor y ser el paraguas temático de la jornada. “Pasaba, no sé, un terremoto ese día en las noticias y era ‘el hombre terremoto’. Eran personajes bizarros y sanos, la gente se divertía y a los adolescentes les encantaba. Después, cuando pasaron los años, empezamos a firmar autógrafos. Se enganchaban mucho”, sostiene Ariel. Y traza un paralelismo con la actualidad: “Hacíamos más o menos las mismas cosas que se hacen ahora en las redes sociales, que todo el mundo sigue de a millones porque les llama la atención. Nosotros, si hubiéramos estado con el Countdown en esta época, en las redes seríamos Gardel”, asegura.
Con el correr del tiempo, “Calfu” hizo más de 100 personajes, desde “el hombre logo de MuchMusic” hasta “el hombre Cecilia Bolocco”. “Esperábamos a Santiago antes de empezar el programa, nos hacía entrar y preparábamos todo lo que íbamos a hacer. Llegábamos y toda la gente se daba vuelta, yo estaba fascinado porque nunca me había pasado, siempre iba de casting en casting. Por eso lo quiero tanto a Santiago, porque me dio la oportunidad de mi vida de poder hacer lo que me gustaba. Para mí es un amigo sagrado porque me hizo vivir lo que quería. Me puedo ir en paz de este mundo el día de mañana, que hice lo que quería, la actuación”, dice. Y revela: “Ahora mi gran sueño sería entrar en Gran Hermano, ya me anoté y pasé el primer casting, y él lo va a conducir. Es una manera de que se te abran las puertas”, asegura.
Countdown, el elemento original
El derrotero de Santiago del Moro por la televisión de cable, y luego de aire, duró décadas y tuvo todo tipo de propuestas y formatos: programas de música, de tele-venta, de entretenimientos, de chimentos, de política y actualidad, de juegos y hasta de cocina. Pero aquellos que trabajaron con el Del Moro de los primeros años reconocen algo en los nuevos ciclos masivos que tienen al frente al conductor. Una esencia, un elemento original que irrumpe, en pequeñas porciones, y recuerda la génesis de todo.
Para Ariel, el programa de radio que conduce Santiago en La 100, El Club del Moro, es “como un Countdown de 2022″. Dice que tiene al Del Moro que él conoció, con el mismo humor y las mismas salidas. Cabello, por su parte, asegura: “Es el mismo. Le conozco las reacciones, cómo piensa, y siempre pensó con una cabeza televisiva: cómo entretener y cómo generar interés en el que estaba mirando. Y nunca desde un lado bajo, por eso es animal de televisión”, dice.
Y argumenta: “Lo sigo viendo como el mismo chabón con el que hacíamos el programa. Incluso en ese primer programa, en el Countdown, tenía más licencias y se podía generar mucho más contenido. Ahora lo veo un poco encorsetado, pero él te da su esencia en cómodas cuotas. Siempre hay una chispita. El magma fundante está en el Countdown y él te da pequeñas esquirlas en estos programas”.