Cuando Televisa intentó cambiarle el nombre a 'El chavo del 8'

A visitor poses next to a wax figure of El Chavo del Ocho, portrayed by comedian Roberto Gomez Bolanos at the wax museum in Mexico City November 28, 2014. Mexican actor and screenwriter Gomez Bolanos, one of Latin America's most beloved comedians, whose slapstick acts charmed fans from Spain to Argentina for over four decades, died on Friday at the age 85. Known as
Un visitante posa junto a una figura de cera de El chavo del ocho, interpretada por el comediante Roberto Gómez Bolaños en el museo de cera de Ciudad de México en 2014 (Crédito: REUTERS/Carlos Jasso).

Guste o no, mucha de la comedia televisiva en México se le debe a Roberto Gómez Bolaños, Chespirito. Como escritor, guionista, y productor, también trabajó en la formación de otras estrellas hasta que tuvo su oportunidad de brillar y convertirse en una de las figuras más veneradas de la pantalla chica.

Poco antes de iniciar la década de 1970, se le ofreció a Gómez Bolaño tener su propia media hora en televisión en XHTM-TV, Canal 8, aquella cadena comercial que pertenecía a Eugenio Garza Sada, dueño de Grupo Monterrey y Teleproductora Independiente de México (TIM). En esta señal, el ingenioso libretista presentó Los supergenios de la mesa cuadrada y después Chespirito, un programa basado en diversos sketches del que surgieron El chapulín colorado y El chavo del 8.

Este último, El chavo del 8, obtuvo su propia serie de media hora de duración que consistía en un capítulo por semana, transmitido en horario estelar, entonces a las 8 de la noche, por Canal 8. La trama era muy sencilla: retratar las vivencias de un grupo de personas que habitaba una vecindad donde su protagonista, el Chavo (un niño interpretado por Gómez Bolaños), realizaba travesuras —generalmente inocentes y cómicas— junto con sus amigos y muchas veces terminaban en malentendidos y discusiones entre los mismos vecinos.

Rubén Aguirre ('profesor Jirafales'), María Antonieta de las Nieves ('Chilindrina'), Ramón Valdés ('don Ramón'), Florinda Meza ('doña Florinda'/'la Popis'), Carlos Villagrán ('Quico'), Édgar Vivar ('Ñoño'/'señor Barriga'), Angelines Fernández ('doña Clotilde'), entre varios más, formaron parte de aquel universo que se transmitió por primera vez el 20 de junio de 1971.

"Mi padre trató de encontrar valores universales infantiles, con personajes que pudieran tener grandes contradicciones, elementos opuestos, así surge la comedia (...) y eso lo sabía perfectamente", dijo Roberto Gómez Fernández, hijo de Chespirito, en una entrevista para el programa La historia detrás del mito.

Para 1972 las aventuras y desventuras de este niño (encarnado por un adulto de entonces 42 años) se convirtió en uno de los programas más exitosos del Canal 8, siendo el número uno en audiencia al alcanzar de 55 a 60 puntos de rating.

El empresario Emilio Azcárraga Milmo habría tentado a Gómez Bolaños para que El Chavo mudara su vecindad al Canal 2 de Telesistema Mexicano, con la promesa de un mejor salario.

El comediante, fiel a los Garza Sada, rechazó en un primer momento la tentadora oferta. Pero el destino hizo que el ambicioso empresario y el creativo comediante volvieran a encontrarse en 1973 cuando Canal 2 y Canal 8 se fusionaron para dar lugar a Televisa. Todo lo creado por Chespirito también formaría parte del catálogo de la naciente cadena.

Para abril de 1973, Televisa anunció con bombo y platillo que un nuevo niño llegaría a su afamado espacio estelar, pero tomó una decisión arriesgada: dado que ya no se transmitiría por Canal 8, consideraron que el nombre podría cambiarse para hacer honor a su nueva casa, Canal 2 y entonces llamarse El chavo del 2.

"El chavo que vale por dos. Porque el Chavo es tan bueno (...), ahora pasa por Televisa. Vea el nuevo Chavo del 2. Más travieso, simpático y ocurrente que nunca en la imagen sólida con proyección nacional. El chavo lo espera en el 2. El canal más importante del mundo de habla hispana", fue parte de la publicidad que se realizó.

La decisión, evidentemente, falló y Gómez Bolaños pudo conservar el nombre original de su programa.

Para justificar el uso del 8, Gómez Bolaños explica en su libro El diario de El Chavo del Ocho que su personaje no vivía en un barril, sino que este solo era su escondite "ocasional" y que en realidad tenía domicilio, una casa con el número 8 dentro de la vecindad, hogar que nunca salió a cámara.

Según el mismo libro, el infante fue abandonado por su mamá en una guardería; posteriormente, escapó y llegó a la vecindad donde lo acogió una anciana (que tampoco salió en pantalla).

"A esta viejita del 8 le temblaban muchísimo las manos, por lo cual no podía hacer muchas cosas. Por eso yo la ayudaba (...) hasta que un día llegué a la vivienda y me di cuenta de que ya no le temblaban las manos; y toda ella estaba quietecita, quietecita. Creo que la enterraron al día siguiente. Pero poco después llegó otra persona a ocupar la vivienda número 8, por lo que yo me tuve que salir de ahí. Sin embargo, como ya tenía muchos amigos en la vecindad, un día me invitaban a quedarme a dormir en su casa y otro día en otra".

El chavo del 8 se convirtió en uno de los mayores éxitos de la televisora, conservó su nombre y su popularidad aún perdura.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR | EN VIDEO

Sebastián Ligarde revela su polémico secreto para mantener joven su piel