El récord de Demi Moore con un salario multimillonario que ha sido injustamente olvidado
La actriz de ‘Striptease’ consiguió un hito para las mujeres en Hollywood años antes que Julia Roberts la superara
Cuando pensamos en las actrices mejor pagadas de la historia del cine, lo más común es que los nombres de Elizabeth Taylor, Sophia Loren, Julia Roberts, Sandra Bullock, Scarlett Johansson o Jennifer Lawrence sean los primeros que nos vengan a la mente. Cada una de ellas hizo historia a la hora de luchar contra la brecha salarial para las mujeres de Hollywood, sin embargo, es probable que muchos no sepan, o no recuerden con la misma facilidad, que Demi Moore también formó parte de este selecto club de la meca del cine. No solo eso, fue pionera y marcó su propio récord en 1996 con un salario multimillonario, cuatro años antes que Julia Roberts consiguiera el suyo con sus famosos $20 millones por Erin Brockovich (2000).
En la actualidad y a sus 61 años, Demi Moore suele rellenar más titulares por sus supuestos retoques estéticos, las comparaciones superficiales cuando posa con sus hijas o sus comentarios en torno a la salud de su exmarido, Bruce Willis. Es prácticamente inusual leer historias, tuits o comentarios que celebren sus interpretaciones recientes, como sucedió por ejemplo en los últimos meses. La triste y compungida actuación que nos regala en Feud: Capote vs. The Swans como la socialité Ann Woodward merecía aplausos y una conversación aparte. Se trata de un paso breve por la historia que deja huella pero, aun así, ni se habla del tema.
Sin embargo, si Demi Moore fue una de las grandes divas de los ‘90s y una mujer que abrió camino a otras actrices en la historia de Hollywood, ¿por qué nadie lo celebra? Si buscamos una respuesta llegamos a la conclusión de que su caso podría ser el triste reflejo de los prejuicios en general. Porque a diferencia del resto de las actrices nombradas que llegaron a ser noticia por sus sueldos gracias a éxitos de taquilla, blockbusteres aplaudidos por la crítica o premios Oscar, la actriz de Ghost, la sombra del amor logró ser la mujer mejor pagada de Hollywood gracias a una película que fue acribillada por la crítica, cuando se había coronado como sex-symbol y donde lucía su cuerpo desnudo más que nunca.
Obviamente les hablo de Striptease.
El reconocimiento que merece
Imposible olvidar el fenómeno que lideró Demi Moore a principios de los ’90. Cientos de mujeres pidieron el ‘bowl cut’ al peluquero del barrio -el corte de pelo que puso de moda en Ghost (1990)-. Generó conversación, debate y polémica como la mujer que se vendía a Robert Redford por un millón de dólares en Propuesta indecorosa (1993) y se convertía en imán infalible de la taquilla acosando a Michael Douglas en Acoso sexual (1994), mientras sus portadas de revista luciendo desnudos completos, embarazada o solo llevando pintura por todo el cuerpo la coronaron como una estrella sin tapujos, moderna y sex-symbol de la era.
En 1995, y en medio de este panorama exitoso, logró sellar un acuerdo histórico cobrando $12.5 millones para interpretar a una madre y exempleada del FBI que optaba por trabajar como stripper a cambio de conseguir el dinero para la apelación que la ayudara a recuperar la custodia de su hija. Era un thriller con tintes políticos y eróticos donde, si bien Demi Moore lo daba todo a nivel físico, terminó siendo un desastre de proporciones épicas por culpa de una trama previsible, ridícula y poco creíble donde solo destacaba el escultural cuerpo de la actriz en lugar de su talento o el de sus compañeros (hasta Burt Reynolds daba vergüenza ajena como un político encaprichado con ella).
Fan del poder que tenía Demi Moore en Striptease pic.twitter.com/vuE4vvU1bL
— ✨ #𝔹𝕣𝕚𝕥𝕟𝕖𝕪𝕚𝕤𝔽𝕚𝕟𝕒𝕝𝕝𝕪𝔽𝕣𝕖𝕖 ✨ (@elliot_1999) March 1, 2022
De todos modos, aunque fue destrozada por la crítica calificándola como “un desastre”, ganó seis premios Raspberry (conocidos como los anti-Oscar), incluyendo el de Peor Película, y, por si fuera poco, trascendió que se había rodado otro final tras las reacciones negativas en las primeras pruebas con público, la audiencia respondió con una recaudación global de $113 millones. Nada mal para tratarse de una película claramente mala, evidenciando el poder de convocatoria que tenía Demi Moore por entonces. Pero, sobre todo, su físico.
Sin embargo, en lugar de celebrar el hito que había conseguido y del que ella misma se sentía “orgullosa”, se terminó creando un aura superficial que perduró con el tiempo basada en el cuerpo escultural de la actriz, sus desnudos y la mala calidad del filme. Cuando, si tenemos en cuenta la lucha de las mujeres para alcanzar igualdad salarial en Hollywood, su logro también cuenta.
La concepción errónea que nadie quiso ver
Es probable que a muchos sectores de Hollywood no les causara gracia que Demi Moore cobrara $12.5 millones para bailar semidesnuda y no por una película pensada para los Oscar. Empezando por Michelle Pfeiffer que en 1992 había criticado la posición de la mujer en Hollywood convertida en objeto para la venta.
“Este es el año de la mujer”, decía en los premios de Women in Film (vía Los Angeles Times). “La verdad es que ha sido un año muy bueno para las mujeres. Demi Moore fue vendida a Robert Redford por 1 millón de dólares, Uma Thurman fue vendida al Sr. De Niro por 40.000 dólares y hace apenas tres años, Richard Gere compró a Julia Roberts… ¿por cuánto? ¿3.000 dólares? Yo diría que fue un verdadero progreso”, sentenciaba haciendo referencia a Propuesta indecorosa, La chica del gángster y Mujer bonita, cada una de las cuales presentaba personajes femeninos cuyos cuerpos se venden a cambio de sexo.
Sin embargo, nadie puede negar el poder de convocatoria que tuvo Demi Moore en los ‘90s y cómo ella misma supo jugar sus cartas. Preparó su cuerpo haciendo ejercicio a diario corriendo por la playa antes del amanecer, ensayaba los bailes hasta tres horas, hacía una sesión con su entrenador personal y dos horas y media de yoga. Además, promocionó Striptease hablando sin tapujos de su salario histórico y del hito que estaba consiguiendo para las mujeres en la industria, mientras aparecía en programas de televisión luciendo su físico como parte de la campaña promocional, como hizo en David Letterman, e ilustraba diferentes portadas de revistas.
Todo esto despertó comentarios entre aquellos que cuestionaban que le hubieran pagado tanto dinero solo por mostrar su cuerpo, aparentemente olvidando que Demi Moore ya había enseñado sus atributos físicos al desnudo en seis ocasiones anteriormente. Por eso, Barbara Walters le preguntó al respecto en 1996, comentando que “algunos críticos pueden decir que no te habrían pagado $12.5 millones si no te hubieras desnudado”, a lo que Demi Moore respondió: “Cuando me pidieron que hiciera esto, nunca me pidieron que saliera desnuda ni que les mostrara si podía bailar. Podría haber solicitado una doble de cuerpo. Por contrato no estoy obligada a salir desnuda de ninguna manera”.
“Fue mi propia elección como lo es para las mujeres que lo hacen como profesión […] Creí que si iba a hacerlo tenía que aprovechar la oportunidad de entrar en ese mundo, comprender cómo son sus vidas y tenía que hacerlo para poder hablar contigo y contar mi experiencia en lugar de lo que pienso que es”, sentenciaba mientras concluía que “lo hubiera hecho por menos” dinero también.
Es decir, a diferencia de lo que muchos pensaron en torno a su salario y la superficialidad de su personaje, Demi Moore optó por hacer los desnudos y bailes por decisión propia. Personalmente no dudo que existiera una dosis de ego al tratarse de una actriz que atraía al público por su sex-appeal y belleza, queriendo ser ella misma quien se luciera en la producción, pero debemos tener en cuenta que, como ella misma explicó, quiso darlo todo. Como lo hizo siempre. Entrenando su físico al máximo o rapándose la cabeza para una película.
No en vano se ganó la reputación de diva por imponer sus ideas o cuestionar sus proyectos (aunque las malas lenguas dijeron que también fue porque solía viajar con todo su séquito a los rodajes y llegó a pedir dos aviones a los estudios detrás de Striptease y Hasta el límite para volar a su equipo). Pero aun así fue defendida por directores como Barry Levinson (Acoso sexual) y Adrian Lyne (Propuesta indecorosa) que destacaron su compromiso y entrega total. “Es extremadamente concentrada, realmente comprometida”, dijo el primero según People, mientras el segundo aconsejaba a otros cineastas que “se pusieran una armadura” para trabajar con ella.
“Tomo una postura sobre cómo se debe representar una escena. Tengo pasión por mi trabajo y eso a veces desencadena conflictos creativos”, admitía la actriz a Cosmopolitan según la fuente mencionada al defender su estilo de trabajo.
Lamentablemente, parece que se terminó restando importancia a su hito en Hollywood con el paso del tiempo, sobre todo cuando Julia Roberts la superó con sus $20 millones y ganando el Oscar cuatro años más tarde. Tampoco ayudaron las malas críticas a Striptease, el fracaso de La letra escarlata o Hasta el límite, llevándola a un plano secundario mientras ella misma optaba por alejarse de Hollywood, mudándose a Idaho para dedicarse a sus hijas con Bruce Willis. Y ahora, décadas más tarde, cualquiera diría que ha pasado a ser un mero personaje de tabloide.
No obstante, rodar secuencias de piel no es algo que demerite el trabajo de una actriz. Kate Winslet y Nicole Kidman son solo algunas de las decenas de intérpretes que se prestaron a este tipo de escenas por exigencias del guion. Tal vez, en este caso, una diferencia clave es que Demi Moore lo hacía interpretando a una stripper y despertando prejuicios añadidos. Pero, al final, ¿habría conseguido Julia Roberts su propio hito años más tarde sin el paso conseguido por Moore? Sinceramente creo que no. Que como dijo ella misma a Barbara Walters, su logro fue “significativo para las mujeres” en general.
“Lo más importante, y lo que me hace sentir muy orgullosa, es que el hecho de que estuvieran dispuestos a decir que lo que iba a contribuir a esta película merecía lo que querían pagarme significa que la percepción de todas las mujeres en Hollywood cambió desde ese momento, como lo hicieron sus salarios”, sentenció en 1996. En otras palabras, que sin su granito de arena no se hubiera marcado un punto de inflexión en las negociaciones de otras actrices desde ese instante llevando, así, a los hitos millonarios que consiguieron otras actrices a continuación.
En resumen, Demi Moore no habrá vuelto a vivir el éxito de los ‘90s pero su huella quedó marcada.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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