Descubre cómo cultivar la jacaranda para llenar de belleza y color tu jardín
¿Estás pensando en plantar un árbol en el jardín, pero no sabes por cuál decidirte? Hoy te descubrimos una especie que puede ser una gran alternativa: la jacaranda (Jacaranda mimosifolia). Además de por su sencillez a la hora de cultivarla, su crecimiento rápido y su resistencia, la jacaranda destaca también por la belleza de sus flores moradas que aportan alegría y color a los exteriores. Si dudas entre qué árboles elegir para cultivar en tu jardín, toma nota de esta especie. Te explicamos todo lo qué debes tener en cuenta para cultivar este árbol espectacular.
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Una planta todoterreno
La jacaranda es un árbol de tamaño grande y rápido crecimiento originario de las zonas tropicales de Sudamérica, del que existen cerca de 50 especies. Una de las más habituales es la Jacaranda mimosifolia. Aunque se encuentra de forma autóctona en países como Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia o Paraguay, se ha exportado a numerosas latitudes de todo el mundo, incluido nuestro país. Como presenta una gran capacidad para adaptarse a diferentes climas y entornos, la jacaranda vive feliz en España, siempre que se trate de zonas de clima cálido o templado. Una de las características que hacen especial a la jacaranda es su poder para purificar el aire, ya que es un árbol capaz de absorber grandes cantidades de CO₂.
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Su floración es espectacular
La llegada de la primavera transforma los jardines y, si en ellos se cultivan jacarandas, el cambio toma tintes morados, malvas y azulados. Sorprende la floración de este árbol por su profusión y sus bellísimos matices cromáticos. Estos árboles tan especiales se tiñen de morado gracias a susflores grandes y acampanadasque aparecen en abril y duran hasta mayo.
El follaje de la jacaranda es de color verde claro. Aunque se trata de un árbol de hoja perenne, se vuelve caducifolio si se cultiva en un clima frío, ya que las bajas temperaturas hacen que pierda la hoja. Por otro lado, el árbol presenta un tronco irregular, a veces retorcido, con una corteza de color gris oscuro o negro. La jacaranda produce un fruto duro que no es comestible y que se puede plantar para reproducir la planta.
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Búscale el mejor emplazamiento
Si te has decidido a plantar una jacaranda en tu jardín, estás de suerte porque es un árbol de lo más decorativo que cambiará por completo la esencia del espacio y el paisaje que disfrutarás en él. Sin embargo, para que crezca saludable y hermoso, tendrás que buscarle a este árbol el lugar perfecto. Necesita suficiente espacio para desarrollarse, ya que es un árbol grande que crece rápido. Serán necesarios seis metros de ancho para que la jacaranda esté bien.
También es fundamental colocarlo en un espacio soleado, a pleno sol, ya que necesita, al menos, seis horas al día de luz directa para florecer adecuadamente. No conviene plantar este árbol muy cerca de la casa, ya que su sistema radicular es muy largo y crece rápido. Tampoco lo pongas cerca de la piscina, ya que perderá las flores y estas ensuciarán el agua.
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Un suelo con buen drenaje
A la hora de decidir cuál es el mejor emplazamiento para la jacaranda, la calidad del sustrato no es un aspecto decisivo. Esta planta no necesita un terreno muy fértil para crecer adecuadamente. De hecho, florece mejor en suelos pobres, ya que un exceso de nitrógeno en el sustrato puede dificultar la producción de flores. El único aspecto a tener en cuenta es que la jacaranda prefiere suelos que presenten un buen drenaje porque, aunque necesita un riego más o menos abundante, no soporta los encharcamientos. Los suelos arenosos y ligeramente ácidos son los más adecuados para esta especie.
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Protégela del frío
Como buena planta tropical, la jacaranda es una especie que ama los climas cálidos en los que las temperaturas se mantienen altas durante todo el año. Le gusta el calor y no tolera el frío ni mucho menos las heladas. Por eso no conviene cultivarla si vives en una zona de inviernos rigurosos. A pesar de todo, la jacaranda es una planta que se adapta muy bien a entornos que no son su hábitat natural. Puede adaptarse, hasta cierto punto, a climas menos cálidos con temperaturas frescas.
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Las pautas de riego
En las zonas de origen de la jacaranda la humedad, tanto ambiental como subterránea, es alta, por lo que debes tener en cuenta que esta especie necesita un riego regular y abundante. Durante el otoño y el invierno bastará con un aporte abundante de agua a la semana, mientras que es las estaciones más cálidas, en primavera y verano, tendrás que regarla dos veces por semana. La jacaranda tolera cierta sequía, aunque prefiere contar con un riego regular cuando el calor aprieta.
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¿Hay que podar la jacaranda?
Dado que este árbol frondoso y especial presenta un crecimiento muy rápido, es importante podarlo con cierta frecuencia para mantener la forma y el tamaño, especialmente si se cultiva en un jardín particular. A no ser que se trate de un espacio exterior muy amplio, es esencial controlar el tamaño de la jacaranda a través de la poda. Recorta las ramas verticales que estropean su porte. También debes podar las hojas para fortalecer sus ramas y conseguir que crezcan más fuertes. No está de más retirar las flores, en la medida de lo posible, según se van marchitando.
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Multiplicar la jacaranda por semillas
Si eres fan de este árbol de floración morada espectacular, puede que quieras reproducirlo para contar con algún ejemplar más. Para conseguirlo puedes hacerlo a través de sus semillas. Cuando tu jacaranda original dé sus frutos, hazte con ellos y consérvalos para plantarlos después. El fruto de la jacaranda, negro y muy duro, no es comestible. Se puede plantar para reproducir el árbol, preferiblemente antes de que se inicie la primavera, cuando ya no se producen heladas. Antes de hacerlo, pon las semillas a remojo durante un día para lograr que se reblandezcan y arraiguen mejor.
Planta las semillas en una maceta grande con sustrato ligeramente ácido, y coloca el contenedor a pleno sol. Riega de forma abundante con una frecuencia de dos o tres veces a la semana, de forma que el sustrato se mantenga húmedo. Las semillas germinarán en unas dos o tres semanas, y en el plazo de un mes verás crecer tu plantita. Una vez la planta esté más crecida, es el momento de trasplantarla al suelo del jardín. La jacaranda presentará un crecimiento rápido durante los cuatro o cinco primeros años de vida.
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Cómo plantar la jacaranda en el jardín
Una vez la jacaranda tiene ya cierto tamaño es el momento de trasplantarla al terreno, en una ubicación soleada y protegida del viento.
Cuando hayas decidido dónde vas a plantar el arbolito, haz un agujero lo suficientemente grande para albergar el cepellón de la planta desmenuzando la tierra que extraigas. El agujero debe ser aproximadamente el doble de ancho y de profundo que el tamaño del cepellón.
Saca el árbol del contenedor con cuidado de no estropear sus raíces. Recorta las que se hayan roto.
Mezcla la tierra extraída del agujero con sustrato ácido y rellena parte del agujero.
Coloca el cepellón en el agujero, cubre con la tierra y compáctala en torno al tronco de la jacaranda.
Riega de forma abundante.
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¡Cuidado con las plagas que pueden afectar a la jacaranda!
Mantener la jacaranda en las mejores condiciones posibles es la estrategia más efectiva para protegerla de las plagas y de posibles enfermedades como las producidas por hongos. Este árbol es, sobre todo, bastante sensible al ataque de los pulgones que pretenden devorar sus hojas y flores. Si detectas su presencia, debes actuar cuanto antes y aplicar un insecticida específico para eliminarlos. Antes de que aparezcan estos insectos dañinos se puede proteger la jacaranda aplicando una solución de agua y jabón potásico con un pulverizador.