El secreto mejor guardado de 'Flashdance' te hará verla con otros ojos
El clásico musical escondió varios secretos que engañaron al espectador de los '80
Por Teresa Aranguez.- Antes de que Dirty dancing y Footloose conquistaran con sus coreografías, hubo otra película que les llevó la delantera. En 1983 se estrenaba Flashdance para hacer del baile su gran protagonista y abrir paso a otras historias en esa línea. Las escenas de Jennifer Beals danzando al ritmo de clásicos como Maniac o What a feeling impresionarían a toda una generación y siguen haciéndolo todavía. Sin embargo, existe un 'pequeño' detalle que quizá les rompa el corazón: la realidad detrás de sus majestuosas puestas en escena.
Si no has visto Flashdance seguro que te has cruzado con algunos de sus números de baile por Youtube, TikTok u otra plataforma social donde estos clásicos de los '80 y '90 resucitan de vez en cuando. La cinta, dirigida por Adrian Lyne cuenta la historia de Alex Owen, una joven de 18 años que sueña con entrar al conservatorio de danza. Mientras lo logra, alterna su trabajo en una fábrica de día con el de bailarina en un club nocturno. Y entre medias se cuela una historia de amor que pasa bastante desapercibida.
Porque lo que uno recuerda de este musical, además del espíritu decidido de su protagonista, son las canciones que marcaron una época y, por supuesto, las coreografías. Era un espectáculo con rutinas que rondaban entre lo atrevido, arriesgado e innovador para el cine musical de la época. Era imposible no quedarse fascinado con la destreza de su actriz protagonista al verla volando al son de la música.
'Flashdance': cuando una doble hace magia
Jennifer Beals tenía 19 años cuando rodó la película, aportando la cara de esfuerzo y algún que otro movimiento sencillo. Pero poco más. Porque, para que todo quedara así de perfecto ante los ojos del público, fueron necesarios varios dobles. La bailarina principal de las escenas de pies, saltos, movimientos de cadera y demás, fue Marine Jahan. La también actriz francesa se encargó de dar cuerpo y forma a cada paso, siendo ella la gran protagonista de esos bailes tan icónicos hasta el día de hoy.
Según el director, Jennifer se defendía bailando pero era necesario un profesional de la danza para dar credibilidad a las imágenes. Adrian Lyne reconoció la buena sintonía y el trabajo en equipo que hicieron ambas para llevar a cabo estas complejas escenas. Debía ser así para que surgiera la magia. "La mayoría eran Marine bailando y la cabeza de Jennifer”, explicó a USA Today. "Fue maravilloso tener a dos personas haciendo una misma cosa. Es curioso cómo la audiencia aceptó esa amalgama de las dos, realmente no se imaginaron que era otra bailarina haciéndolo.”
La fórmula funcionó y he ahí el resultado, pero también hubo momentos de máxima tensión. Uno de los bailes más destacados de la película se desarrolla en la sala del club nocturno. Si lo recuerdan, a la mitad de la coreografía, la joven Alex se sienta en la silla y desde el techo le cae un balde de agua encima. Como espectador resulta de lo más artístico y llamativo, pero la escena supuso una pesadilla.
Para empezar, los responsables del estudio cinematográfico no estaban convencidos. “Tenía que mostrar a los ejecutivos de Paramount lo que estaba haciendo con ese baile. Todos se sentaron allí, unos 30 de ellos, en una especie de tribuna y yo abajo con la chica y una manguera alrededor. Estaba tratando de describirles desesperadamente lo que iba a hacer. Fueron muy escépticos. Fue una agonía, pero hubiera sido una locura no hacerla porque se sintió muy real", recordó Lyne a Forbes.
Aunque costó persuadirles de la importancia de este clip, finalmente le dieron carta blanca para hacerla. Según explicó Lyne, durante el desarrollo de la escena hubo errores, entre otras cosas el mal uso de la luz, el agua en el suelo que pudo causar resbalones o el riesgo que sufrió la bailarina al caerle tal cantidad de agua encima y que pudo haberle partido el cuello. Al final todo quedó encajó y el público no solo no se dio cuenta de los estragos que pasaron, sino que es uno de sus momentos favoritos.
Esta escena y sus obstáculos es para Lyne un poco como la moraleja de la cinta. “Cuando estás deprimido porque nadie cree en esta escena del agua y todos piensan que no va a funcionar pero tú perseveras. Es un poco como de la historia de esta película, todo es creer y alcanzar el éxito”, explicó en una de las presentaciones la cinta para Blu-ray.
El secreto mejor guardado de la película
Al final, el cuello de Marine salió ileso del golpe de agua y pudo afrontar el resto de las escenas... o casi todas. Porque hay otro secreto que no se supo hasta tiempo después sobre la colaboración de otro doble bailarín, esta vez, un hombre. ¿Cómo así? Se preguntarán. '¡Pero si la protagonista es una chica!"
Se supone que en la coreografía final de What a feeling su protagonista se juega todo para ser admitida y hacer una carrera en el baile. El número tenía que ser impresionante. Para ello había que incorporar disciplinas distintas como el hip hop. Era una especialidad distinta y muy específica para la época, así que había que buscar a la persona experta.
¿Se acuerdan del momento en que Alex se tira al suelo y tiene que dar múltiples vueltas a gran velocidad con la espalda? No era ni Jennifer ni Marien. El responsable de paso de breakdance que arrancó los aplausos de uno de los miembros del jurado, fue Richard “Crazy Legs” Colon, un bailarín de 16 años.
Según New York Post, Colon se puso una peluca, se afeitó el bigote, se depiló las piernas, lució los leotardos y se tiró al piso para darlo todo. Lo hizo tan bien que nadie se percató de su presencia a pesar de que en una secuencia, justo cuando el joven bailarín está dando los giros, se percibe claramente que se trata de un chico. Su corpulencia lo delata.
“Si te fijas bien, se nota lo que está pasando. “¡Hay mucha hombría ahí!”, bromeó el bailarín a este medio, refiriéndose a la estructura de su cuerpo masculino. "Ser la primera persona en Hip Hop en vestir como una Drag… Tuve que lidiar con eso por muchos años”, explicó a Yahoo! Movies. Ponerse la ropa de una mujer no fue fácil para él.: “No le hizo demasiada gracia tener que ponerse las medias”, dijo entre risas el director sobre Colon en su charla con USA Today Cuando se supo que había sido un chico quien hizo esa parte, la curiosidad por ver la cinta se multiplicó. “Mucha gente fue a verla de nuevo para ver esa escena en concreto”, relató Richard a Yahoo!
Además de Marine y Colon, hubo una tercera doble para Jennifer, Sharon Shapiro, una famosa gimnasta rítmica que fue la encargada de las acrobacias. Campeona nacional y ganadora de cinco medallas de oro en los juegos de Maccabiah, aportó espectacularidad en algunos de los pasos de la coreografía de What a feeling, concretamente en los que Alex casi vuela y da dos grandes volteretas en el aire, tan propias de la gimnasia artística.
El rompecabezas funcionó y superó las expectativas en cada una de las coreografías. Porque, seamos sinceros, si tuviéramos que destacar, incluso recordar la cinta por algo, es básicamente por ellas. Sin estos números de baile tan arriesgados y las melodías que los acompañaron, probablemente la historia de Lyne no habría llegado tan lejos.
Su estreno fue hace 40 años, cumplidos en 2023, y nadie apostaba mucho por ella. La última palabra la tuvo, como siempre, el público, quien la recibió con los brazos abiertos. Flashdance no solo fue una de las películas más taquilleras de su año (1983) con una recaudación de $201 millones, sino que también se llevó el Oscar a la Mejor Canción con What a feeling y el Grammy a Mejor Álbum de una película. Su protagonista no bailaría mucho, pero no nos dimos cuenta. De eso se trata el cine.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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