Disney nos da el ejemplo perfecto del descalabro del streaming
Disney reconvierte la serie de Disney+ de 'Moana' en una película que estrenará en cines en noviembre
De la nada, Disney ha anunciado que tiene en desarrollo una secuela de Moana y que llegará a los cines en tan solo unos meses. La noticia nos agarra complemente por sorpresa, porque hasta ahora no ha habido noticia alguna de que la casa del ratón tuviera intención de continuar las aventuras de su princesa marina en la gran pantalla. Bob Iger, CEO de la compañía, aclaró que no habían estado trabajando en secreto, sino que simplemente habían reconvertido la serie sobre el personaje que preparaban para Disney+ sobre el personaje al formato de largometraje.
Según sus palabras, obtenidas por medios como The Hollywood Reporter, quedaron “impresionados” por lo que vieron y, tras valorar que la cinta original superó los mil millones de minutos de visualización en Disney+ el pasado 2023, se percataron de que “merecía un estreno en cines”. Sin embargo, sospecho que la realidad no tendría tanto que ver con esta decisión, sino más bien con los múltiples descalabros en taquilla que ha sufrido Disney en los últimos años y su estrategia fallida en el mercado del streaming.
Desde luego, tras los fracasos de Raya y el último dragón, Encanto, Mundo extraño o Wish, cuyos resultados en taquilla fueron nefastos para sus presupuestos en torno a los 200 millones, estaba claro que Disney no iba a tomar riesgos e iba a pisar sobre seguro. Como también demostraron los anuncios de Frozen 3, Toy Story 5 o Zootopía 2, volver a la estela de las secuelas con una continuación de sus títulos más exitosos se convertía en una opción perfecta para recordar al público su potencial y regresar a lo más alto, sobre todo pudiendo reutilizar material que ya tienen producido y sacar una rentabilidad que en un principio no preveían.
Es una estrategia que ya usaron en el pasado, cuando en los 2000 se enfrentaron a otro periodo de crisis. Por ejemplo, después de ver que producciones como Atlantis: El imperio perdido se estrellaron en taquilla, decidieron reconvertir su serie de televisión en un largometraje titulado Atlantis: El regreso de Milo que comercializaron en el mercado doméstico. También la aplicaron a filmes de éxito como Tarzán, sacando a la venta varios capítulos de su ficción televisiva como una secuela titulada Tarzán y Jane; o Lilo & Stitch, con la que nos vendieron el piloto de su serie como un film titulado La película de Stitch.
A nivel comercial, es una decisión sobresaliente, pero también deja en evidencia la desesperación por la que pasa Disney. Primero, porque todas aquellas reconversiones de series en películas fueron un completo desastre en términos de calidad. Aunque sí cabe pensar que con Moana se ha invertido mucho más esfuerzo, ya hay detalles que dejan evidenciar que surgió como un producto menor y que no se ha puesto el mismo mimo que con la cinta original, como la confirmación de que Lin Manuel Miranda no vuelve a estar a cargo del apartado musical.
La cruda realidad del streaming
Segundo, y más importante aún, porque ejemplifica lo fallida que ha sido toda la estrategia de la casa Mouse con el streaming. Pese a que en 2020, en plena explosión de las plataformas a consecuencia de la pandemia, pusieran toda la carne en el asador en Disney+ anunciando infinidad de series de sus productos estrella, limitando la ventana de exclusividad a los cines e incluso estrenando sus blockbusters online sin pasar por salas, se han dado cuenta de que este mercado no es la mina de oro que esperaban.
Con solo el precio de la suscripción es difícil rentabilizar todas estas producciones de costes estratosféricos, a lo que se suma la imposibilidad de obtener beneficios por cesión de derechos a otras plataformas al tener la exclusividad de sus contenidos en la suya. Además, con semejante foco en el streaming, han mentalizado al público de que no merece la pena acudir a los locales de exhibición y pagar una entrada para ver sus películas, lo que ha sido el germen de sus últimos fracasos en taquilla y de que sus producciones ya no calen en el público de la misma forma que antaño.
Con la reconversión de la serie de Moana en película, rompen de lleno con esta estrategia, dejando claro que su foco vuelve a estar en las salas de cine e, inconscientemente, reconociendo que lo que han venido haciendo en los últimos años ha sido un error mayúsculo y que la burbuja del streaming ha explotado. A esta percepción también contribuyen los movimientos de otras plataformas, como, por ejemplo, que AppleTV+ apueste 100% por el estreno en salas de sus grandes producciones o que HBO y Paramount+ licencien sus contenidos a la competencia cediendo series potentes como A dos metros bajo tierra, Hermanos de sangre o Yellowstone a Netflix, que es la única que parece seguir viva y coleando en esta guerra audiovisual en internet.
Desde luego, parece claro que Hollywood se adentra en una nueva etapa en este mercado y que Disney, después de estos últimos años tan catastróficos, está dispuesta a ir a por todas para volver a lo más alto, aunque tenga que ir a la desesperada con decisiones tan dudosas como esta inesperada secuela de Moana.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine 54.
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