Edgardo Gazcón, el héroe de acción que abandonó el cine y le dio un giro a su vida
Nacer en el seno de una familia renombrada dentro de la industria del cine suele tener una influencia determinante en el futuro de un artista. Así se ha visto con las dinastías Pinal, Infante, De Anda y Gazcón. Es precisamente uno de los Gazcón el que nos ocupa este texto. Se trata de Edgardo Gazcón.
Durante la década de los ochenta fue una de las figuras masculinas más representativas del cine de acción. Y como actor de reparto y protagónico alternó sus participaciones en filmes de violencia juvenil urbana como Ladrón (Gilberto de Anda, 1988), La ley de las calles (Gilberto de Anda, 1989), Apuesta contra la muerte (Ismael Rodríguez Jr., 1989) y Ellos trajeron la violencia (Ismael Rodríguez Jr., 1990).
Fans del cine popular de aquella época lo ubican por su papel de Memo, el hermano menor de Pedro Navaja (Andrés García) en la película del mismo nombre. Uno de los momentos más distintivos para él ocurrió en 1984 con el estreno de Perros salvajes, trabajo que hizo bajo la dirección de su padre, el también productor Edgardo Gazcón de Anda. Allí interpreta al hijo de un asesino a sueldo que decide cobrar venganza tras el homicidio de su papá.
También compaginó su presencia en cine con apariciones en telenovelas como El engaño (1986), Senda de gloria (1987) y Amor en silencio (1988).
Con el arribo de los noventa, el videohome relegó a la filmación tradicional por los costos de producción. Resultaba más barato grabar que filmar. Inversionistas dejaron de creer en el género de acción y sus temáticas, además de que el cine nacional afrontaba cambios drásticos tras la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) que entró en vigor en 1994. En medio de esa crisis, Edgardo Gazcón aprovechó para apartarse por completo del cine y la televisión.
Durante varios años no se supo nada de él. Fue hasta que avanzó el primer lustro del siglo XXI cuando se tuvo información de su paradero. Estaba en Estados Unidos, país al que se fue a radicar para reinventarse como profesional en los medios de comunicación, específicamente en noticieros de televisión como presentador y conductor. El cambio fue radical. No había rastros del actor que fue. Su transformación a figura pública televisiva fue notoria.
Gazcón quiso ejercer la profesión que estudió, Comunicación, carrera de la que se graduó en la Universidad Intercontinental (UIC). Demoró un año en obtener su título porque reprobó la materia de cibernética, un pecado lógico de cometer porque combinaba sus estudios con la actuación. Con el deseo de desarrollarse como profesional en la televisión, probó suerte fuera de México. Y la tuvo.
Hacia mediados de los noventa, luego de finalizar dos películas en Estados Unidos, recibió una llamada de Univisión para que laborara como conductor de cápsulas informativas por una semana debido a que el presentador oficial estaba indispuesto. Lo llamaron porque necesitaban un actor que supiera desenvolverse para dar la pinta de oficios como mecánico y panadero. Aceptó. A los pocos días le ofrecieron un contrato de un año para que se quedara como presentador. Allí tomó la decisión de decirle adiós a la actuación.
Toda vez que ingresó a Univisión, su carrera fue en ascenso. Se consolidó en el área de Entretenimiento y a lo largo del proceso debió aprender nociones de periodismo para ponerlo en práctica con entrevistas, reportajes y coberturas. Conforme fue posicionándose como figura pública reconocida en el medio, Edgardo Gazcón logró ser considerado para cubrir la entrega de los premios Oscar.
Permaneció cuatro años en Univisión y más de 19 años en Telemundo. Como conductor y presentador ha encontrado espacio laboral con intervenciones sobre salud, música y gastronomía. Recientemente se le vio en un evento en la mansión de Houdini en California.
En materia periodística informó acerca de economía y finanzas, además de temas culturales. Lo que quiso ser lo es.
El héroe y galán de la filmografía ochentera de acción quedó en el pasado, es parte de la historia cinematográfica de aquella década. Gazcón le agradeció a ese otro Edgardo que le permitió tener empleo, estudiar y actuar para trazar el camino de su verdadero plan, mismo que sigue ejecutando hasta la fecha lejos de las ficciones que por varios años protagonizó.