"Es un 10 pero": anécdotas tragicómicas que visibilizan el abuso y las actitudes tóxicas
Aunque la cultura pop se ha encargado de establecer que cuando nos referimos a alguien como “un 10” estamos hablando de alguien con muchas cualidades, el sarcasmo y la ironía han hecho de las suyas en redes sociales para generar una tendencia que se ha hecho viral en medio de anécdotas tragicómicas y empieza con la frase "Es un 10, pero…"
Ser un 10 significa tener una personalidad fascinante, tener atractivo físico, creatividad y muchas cualidades más. Sin embargo, la idea de esta tendencia era que se compartiera algún defecto que tendría la persona que le restaría puntos a su cifra perfecta. Algo tan simple y hasta normal, porque en realidad nadie es perfecto. Todos tienen defectos y diferencias.
Sin embargo, esta tendencia que se ha hecho viral en Latinoamérica, donde se ha convertido en un inmenso depósito de anécdotas. Comenzó con frases cortas y hasta graciosas como "Es un 10 pero no le gusta barrer debajo del sofá"; "Es un 10 pero tiene mal aliento"; "Es un 10, pero comparte el cepillo de dientes con su hermana", como el que publicaron las chicas del grupo pop colombiano Ventino, pero pronto las redes hicieron su magia y evolucionaron el reto de compartir algo gracioso a un fenómeno de mayor impacto.
Hoy, mientras algunos usuarios cuentan historias hilarantes acerca de sus citas, otros cuentan verdaderos dramas que dejan ver señales de abuso, acoso y de actitudes tóxicas en relaciones que terminaron muy mal.
Y es que, de ser un pasatiempo o un contenido viral como tantos que fluyen en redes a diario, esta tendencia se ha convertido en una ventana para compartir experiencias que quizás en algún momento parecían normales, pero en realidad esconden machismo, estereotipos anticuados y abuso, visibilizándolas y, en consecuencia, incentivando que las personas sean capaces de reconocer y hablar sobre situaciones que están mal y este es un punto positivo para detener la violencia y el abuso.
La psicólogo Adriana Gioni explica que si bien está estudiada y comprobada la influencia de las redes sociales en la autoestima de las mujeres, y que el objetivo principal de estos medios es convencernos para consumir algo o modificar ideas o comportamientos que tenemos, también es innegable su papel en cuanto a ser canales espontáneos de divulgación, a través de los cuales se ha encontrado apoyo y solidaridad.
Hace poco más de un año se generó una ola de denuncias sobre abuso sexual en redes sociales que desenmascaró a profesores, directores de teatro, músicos, escritores, que aprovechándose de su posición de poder se aprovecharon de cientos de mujeres, y las denuncias fueron propiciadas por confesiones en redes sociales.
En este caso no se ha llegado a esos límites de profundidad, pero no extraña que llegue a serlo porque la gente realmente ha encontrado un camino para compartir lo que no está bien en una relación.
Una joven relata que la persona con la que salió la denigró por no llevar vestido en la primera cita; otra cuenta cómo abusaron de su confianza al dejarle la cuenta para pagar sin ningún acuerdo previo; otra narra la horrible salida al cine con un abusador que no solo la acosó sexualmente sino que molestó a otros desconocidos en la sala. Son numerosas las historias que aunque desagradables, dejan el buen sabor de la solidaridad y sobre todo del compartir para unirse en la lucha con lo que no es justo ni correcto, porque muchas de estas situaciones pueden pasar por “normales” cuando en realidad no lo son.
Según Gioni, en la medida que nos identificamos con otras historias, más acompañadas en nuestros propios procesos nos sentimos, y más fácilmente reconocemos señales tempranas de que una relación puede hacerse tóxica, violenta o dañina. "Los comportamientos pasivo agresivos, o el uso de la ironía y el sarcasmo, el ghosting, que es cuando después de hablar, establecer lazos y salir, la persona desparece, los comentarios punzantes, actitudes desafiantes, son banderas rojas que podemos reconocer en otras relaciones para evitarlas en nuestra propia vida".
Cabe destacar que, aunque la mayoría de videos en TikTok han sido compartidos por mujeres, los hombres también se han animado a revelar historias de abuso y hasta acoso, para sumar un total de más de 174 millones de visualizaciones en esta red social.
Actualmente, siguen subiendo videos que, si bien pueden inspirar guiones para las telenovelas más truculentas, también sirven para difundir alertas fácilmente digeribles que ayuden a los menos experimentados a reconocer lo que no quieren en su vida e incluso, de seguir evolucionando podrían trazarse caminos para formar redes de apoyo en contra del abuso.