Esperados regresos: con la vuelta de Mirtha Legrand confirmada, ahora eltrece negocia el retorno de Juana Viale
La semana pasada, LA NACION anticipó que las negociaciones para el regreso del programa de Mirtha Legrand a la pantalla de eltrece estaban muy avanzadas. En las últimas horas, se confirmó que el acuerdo está cerrado y que solo resta la firma de parte de StoryLab , la compañía que produce el ciclo de los sábados por la noche y es lidereada por Nacho Viale y Diego Palacio.
Así mismo, el viernes último, las autoridades de eltrece, con Adrián Suar a la cabeza, retomaron las conversaciones para volver a sumar a Juana Viale a la grilla de la señal , quien ocuparía la franja de la primera tarde de los domingos, tal como sucedió el año pasado.
A todo o nada
La idea de eltrece es que La noche de Mirtha salga a pelearle el público a PH, podemos hablar, el programa conducido por Andy Kusnetzoff que volverá a la pantalla de Telefe en pocas semanas, y, a través de Almorzando con Juana, jugarle cabeza a cabeza a La peña de morfi, el tradicional espacio musical y gastronómico de los domingos del canal de las pelotas.
Por otra parte, las elecciones presidenciales del mes de octubre son un estímulo para la vuelta de estos formatos que suelen contar entre sus invitados con políticos y referentes de la realidad nacional. Sobre todo, eltrece buscará marcar agenda con La Noche de Mirtha, espacio que, en las últimas temporadas, tuvo una impronta muy enfocada a estas cuestiones .
Tanto La noche de Mirtha como Almorzando con Juana se grabarán en los Estudios Cuyo, desde donde también saldrá, en vivo, Marcelo Tinelli con Bailando 2023, este año emitido por la pantalla de América. Si todo llega a buen puerto, se espera que Legrand y Viale graben sus propuestas los viernes por la tarde, ya que Tinelli suele dejar grabado con anterioridad el último programa de la semana.
Un poco de historia
A los 96 años, Mirtha Legrand es la conductora más longeva del mundo y quien marcó un récord al permanecer al frente de su programa durante más de cinco décadas . Todo nació un 3 de junio de 1968 y a pedido de Alejandro Romay, quien le ofreció a la actriz conducir un ciclo donde ella oficiara de anfitriona de doce comensales famosos, emulando a los doce apóstoles de Jesucristo.
Aquel programa, que se estrenó en el antiguo Canal 9, se llamó Almorzando con las estrellas y nada hacía suponer que su vigencia lo convertiría en un clásico de nuestra televisión y que transformaría a la actriz en una conductora de leyenda y en una de las dos grandes divas del medio, compitiendo ese cetro con Susana Giménez, cuyo ciclo televisivo se estrenó en 1987 por la pantalla de ATC. A Mirtha y Susana la televisión les dio una relevancia que, quizás, la actuación nunca les hubiera proporcionado .
“¿Comer en televisión?”, se sorprendió Legrand ante la propuesta de Romay. En el primer programa, uno de los invitados fue Daniel Tinayre, esposo de Legrand. Cuando el mozo que servía la mesa le ofreció a la anfitriona una presa de pollo, el director del film La Mary lo corrigió al aire y con acento francés, haciéndole notar que a su mujer le gustaba otra parte del ave. “Ahí me sentí como en casa”, siempre recuerda ella. Acaso esa frase de su esposo le permitió terminar de redondear un concepto propio a la hora de desarrollar su rol en el peculiar ciclo.
Ya con un tiempo en el aire, fue Tinayre quien le propusiera a Alejandro Romay trocar el Almorzando con las estrellas por Almorzando con Mirtha Legrand, dada la relevancia y el sello que la conductora le imprimía al ciclo.
En sus comienzos, el programa fue de tono naif y su conductora lejos estaba de las preguntas incómodas a funcionarios y de marcar agenda con un estilo incisivo que más de un periodista envidia. “Con una sonrisita, les pregunto lo que quiero” , se vanagloria la diva con total razón.
Durante sus primeras décadas en pantalla, Mirtha Legrand apelaba a mohines hoy alejados de su estilo . Comenzaba cada emisión bajando una escalera, daba una “vueltita” para mostrar la ropa (hoy lo sigue haciendo, pero sin girar), y mostraba la decoración de la mesa donde los bouquet de flores eran estrellas y ella se encargaba de promocionar las famosas “rosas rococó rosadas”.
El programa fue imitado, pero nadie logró empatar el glamour ni la repercusión del original . Nélida Lobato se puso al frente de un ciclo similar y Haydée Padilla, a través de su personaje La Chona, hizo su parodia en Almorfando con La Chona. Con los años, varios ciclos trataron de emular la idea de las bacanales camufladas en una creatividad que no era tal. Mirtha es Mirtha y sus mesas, gusten o no, tienen el sello de la originalidad.
Menem lo hizo
El ciclo salió del aire más de una vez. Los almuerzos molestaron a algunos gobiernos democráticos y a la dictadura militar que se instaló en el país el 24 de marzo de 1976 . Cuando la televisión abierta le cerró las puertas, Chiquita transformó sus comilonas en un elegante té servido en un hotel capitalino y emitido por una señal de cable. Hubo un tiempo donde el programa no salió en las señales capitalinas y solo se vio en las provincias.
A fines de la década del ochenta, Mirtha Legrand -en ese entonces sin aire televisivo- se cruzó con Carlos Saúl Menem en un desfile de modas realizado en Punta del Este. “Si logro ser presidente, usted volverá a la televisión”, le dijo el candidato de patillas engrosadas. Así sucedió. Cuando Menem asumió el gobierno nacional pidió a sus funcionarios que propicien la vuelta de Mirtha Legrand a ATC . Antes de volver a hacer los almuerzos diarios, la diva se puso al frente de Mirtha para todos, un ciclo que se emitió los jueves por la noche desde el estudio 1 del canal de la avenida Figueroa Alcorta y con público en el estudio que llegaba de todo el país para saludar a la diva.
Luego, con producción compartida entre Daniel Tinayre y Carlos Rottemberg, el programa se terminaría de conformar como un reservorio de la actualidad nacional en los mediodías de Canal 9 Libertad.
Ni cuando fue Teleonce ni cuando se transformó en Telefe, este canal se tentó a incluir el formato en su grilla, aunque, en el 2012, puso en el aire La dueña, una serie de ficción protagonizada por la actriz, quien regresó a la actuación luego de muchos años de sólo ocuparse de sus almuerzos.
Luego de aquella experiencia en la ficción, Mirtha volvió a jugar el juego que mejor le sale ocupando la cabecera de las bacanales televisadas, primero en América y luego en eltrece. Durante los veranos, el ciclo se trasladaba a Mar del Plata, congregando a más de 3000 personas en las escalinatas del Hotel Costa Galana. Razones presupuestarias impidieron tal experiencia durante las últimas temporadas.
No todos fueron pasos firmes. En tantos años de aire, la diva metió la pata y dijo inconveniencias. Algunas décadas atrás, se mostró incómoda en una mesa donde se habló de homosexualidad -aunque se animó a tocar el tema-, pero el año pasado le prometió a Lizy Tagliani ser su madrina de bodas, algo que cumplió con gusto.
Con convicción y, sobre todo, acompañando los cambios sociales y no quedar al margen de una nueva realidad, Legrand se deconstruyó, convirtiendo a su programa en un espacio menos pacato y más inclusivo, acaso algunas de las claves para poder continuar vigente.
En pocas semanas, Mirtha Legrand volverá a la televisión. No necesita revalidar ningún título . Está de vuelta de todo y de todos. A los 96 años, buscará engrosar la historia de esos legendarios programas, sumarle horas al récord y confirmar, como ella misma dice, que, a esta altura del partido, ya es una leyenda.