La explosión de Brad Pitt que vitalizó una de las grandes actuaciones de su carrera
Visitó salas y hospitales psiquiátricos para preparar uno de sus clásicos
¿Cuál es la mejor actuación de Brad Pitt? Una pregunta difícil de responder. Probablemente haya quienes celebren su oscarizada interpretación de Había una vez en Hollywood, su psicodélico trabajo en El club de la pelea o prefieran su versión más edulcorada en películas como El curioso caso de Benjamin Button. En mi opinión, si tenemos que valorar una interpretación donde se haya dejado la piel saliendo de su zona de confort, dejándonos boquiabiertos en el proceso, esa sería 12 Monos, la alucinante historia distópica dirigida por Terry Gilliam estrenada en 1995.
Sin embargo, si pudo sorprendernos tanto fue gracias a una preparación extrema y una explosión artística que impactó hasta al director que lo había contratado.
Aunque ahora nos cueste creerlo, cuando Terry Gilliam eligió a Brad Pitt para el papel del enfermo mental de las teorías conspirativas en su película de ciencia ficción, el actor no era una súper estrella. Había completado los rodajes de Entrevista con el vampiro y Leyendas de pasión, y se encontraba rodando Se7en. Pero ninguna se había estrenado todavía, por lo tanto, en el momento de su contratación, seguía siendo el chico de la cara bonita de Thelma y Louise. Y es que el director británico no quería estrellas en su reparto.
Como le dijo a Charlie Rose en 1996, no quería egos que le complicaran las cosas, ni preocuparse por sueldos “costosos” que afectaran su ajustado presupuesto (12 monos costó $29.5 millones). Pero, sobre todo, “quería mantener el control” después de la debacle que había vivido con Brazil diez años atrás, cuando se enfrentó a Universal Pictures por el montaje final de la película.
Bruce Willis y Brad Pitt en la gran obra de Terry Gilliam ‘12 Monkeys’ (1995). pic.twitter.com/tt61ZQkGTy
— Selu🎬 (@Selu8_) September 27, 2018
Pero los productores de 12 monos no pensaban lo mismo. Querían un gran nombre que atrajera a las masas y sugirieron la contratación de Tom Cruise y Nicolas Cage. Pero Gilliam los rechazó. No obstante, terminó cediendo al fichar a Bruce Willis en el papel de un prisionero del futuro que obligan a viajar en el tiempo para prevenir el lanzamiento de un virus que se cree que matará a casi toda la humanidad.
Al principio no quería porque “nunca había sido fan suyo” y no le gustaba la tendencia que tenía de mantener sus labios en forma lineal cuando recitaba diálogos en sus películas. Hasta lo comparaba con la forma de hablar de Donald Trump (Inverse). Pero tras conocerlo en persona y explicarle sus dudas, descubrió que era “inteligente” y “divertido”. Conoció al actor detrás de la estrella. Que Willis albergaba un deseo especial por demostrar que era buen actor. Que era mucho más que el héroe implacable de Duro de matar. Así que lo contrató pero con una condición: le pidió que dejara a su séquito en casa. Que, como explica Gilliam, se “desnudara” del ego de estrella. Willis aceptó, aunque sí llevó a “su guardaespaldas” y “dietista”.
“Tenía el camión con todo un equipo de ejercicio y todo eso”, dijo Gilliam a People en 2019 (vía EW). "Pero en términos de Bruce Willis, básicamente eso era como estar desnudo”.
Evidentemente, cuando 12 monos llegó a los cines, todo había cambiado. Brad Pitt se había convertido en ídolo de masas y en uno de los actores más rentables de la taquilla a través de las tres películas mencionadas. Las tres dispararon tanto su popularidad que terminó beneficiando el estreno de 12 monos en diciembre de 1995 con una taquilla global de $168 millones. Ya no era la película de Bruce Willis solamente, sino también, la del nuevo actor de moda.
Y no solo Bruce Willis nos sorprendió desplegando vulnerabilidad a través de su personaje, sino que Brad Pitt hizo que nos quedáramos pasmados al romper con la imagen de sex-symbol y galán de Hollywood, interpretando a un paciente mental de gestos extremos, psicótico y al borde de la locura. Algo que consiguió “explotando” todo lo que había aprendido durante su preparación.
Así lo contó el director de 82 años durante una master class del Festival de Cine de Lumiére (vía Variety) donde proyectó una versión restaurada de la película. Explicó que parte del éxito se debió a la decisión de haberle dado a Bruce Willis y Brad Pitt personajes que eran diferentes a todo lo que habían interpretado hasta entonces.
“Brad trabajó increíblemente duro para prepararse para el papel: fue a salas psiquiátricas, visitó hospitales psiquiátricos… ¡Y el primer día de rodaje, explotó en el set!”, recordaba el exmiembro de los Monty Python. “Era impresionante lo divertido que era, lo extraño, lo psicótico, ¡era increíble!”
Y es que tras prepararse tanto, estudiando los gestos y reacciones de los pacientes mentales que visitó en centros especializados, Brad Pitt habría dejado aflorar todo lo aprendido en aquel primer día de rodaje. Una ‘explosión’ que coincide con su introducción en la historia. Aquella que nos dejó estupefactos en 1995 cuando James Cole (Willis) llega a 1990 y es internado en una institución mental, donde conoce a Jeffrey Goines (Pitt), el paciente que termina teniendo un rol central en todo el argumento. “Así que, al final, Bruce hizo una de las mejores actuaciones de su vida, y Brad también”, añadió el director.
Terry Gilliam comentó algo parecido a People en 2019 (vía EW), asegurando que Brad Pitt “trabajó duro”, llegando al rodaje preparado para mostrarse salvaje y desquiciado. “Este fue su primer día de filmación”, dijo señalando el clip del actor volviéndose completamente loco, corriendo, saltando y hablando sin parar. “Simplemente explotó en el set”.
Y esa explosión dio sus frutos. No solo consiguió que el público comenzara a verlo con otros ojos al demostrar una fuerza interpretativa que nada tenía que ver con la belleza estética, su perfil de sex-symbol o los galanes románticos, sino que incluso cosechó la primera nominación al Oscar de su carrera. Fue como Mejor Actor de Reparto, compartiendo categoría con Ed Harris (Apolo 13), James Cromwell (Babe, el puerquito valiente), Tim Roth (Rob Roy) y, el ganador de aquella ceremonia, Kevin Spacey (Sospechosos comunes).
Sí ganó el Globo de Oro con un discurso donde agradeció a Bruce Willis describiéndolo como “un loco de verdad”, a Terry Gilliam por darle una experiencia que “no olvidaría” y al “amor de su vida”, “su ángel”, en aquel momento, Gwyneth Paltrow.
Desde entonces, el actor que el próximo mes de diciembre cumple 60 años (increíble pero cierto) se labró una carrera repleta de éxitos, blockbusters y producciones dispares, abriendo su talento a un abanico de historias, tanto en el rol de actor como productor. De todos modos, coincido con Terry Gilliam. Porque si alguien me pregunta cuál es mi actuación favorita de Brad Pitt, 12 Monos está entre las primeras de mi lista. Y ahora sabemos que esa 'explosión' de energía psicótica que desprendía en la historia, era su manera de soltar todo lo que había aprendido, completamente comprometido a darlo todo.
12 monos está disponible en el catálogo de HBO Max, pero también en servicios de alquiler y compra.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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