La marvelización de 'Godzilla y Kong: El nuevo imperio' deja un mensaje a Hollywood

Godzilla y King Kong regresan a los cines en una nueva entrega del "Monsterverso" de Warner Bros

Godzilla y King Kong en una escena de 'Godzilla y Kong: El nuevo imperio' (Foto cortesía de Warner Bros. Pictures, © 2024 Warner Bros. Entertainment Inc. All Rights Reserved)
Godzilla y King Kong en una escena de 'Godzilla y Kong: El nuevo imperio' (Foto cortesía de Warner Bros. Pictures, © 2024 Warner Bros. Entertainment Inc. All Rights Reserved)

Aunque los intentos de Hollywood de construir universos cinematográficos y repetir el éxito de Marvel pocas veces han salido a flote, Warner Bros encontró una oportunidad de oro en su franquicia de monstruos protagonizada por Godzilla y King Kong. A través de propuestas de acción y aventuras que coquetean los códigos del cine de desastres y de los títulos clásicos de estas criaturas, poco a poco han ido tejiendo un entramado de películas y series con buenos resultados de taquilla y crítica, el que ahora desemboca en Godzilla y Kong: El nuevo imperio.

El humanista reboot de Godzilla de 2014 con Aaron Taylor-Johnson o Elizabeth Olsen, la vuelta a las aventuras de antaño con Kong: La Isla Calavera con Brie Larson al frente, el regreso del kaiju japonés en Godzilla: Rey de los Monstruos con una nueva experiencia visual y fichajes estelares como el Millie Bobby Brown, la explosiva Godzilla vs Kong que despertó la pasión por los blokcbusters en plena pandemia o el salto televisivo con Monarch para AppleTV+ o la animada La isla calavera para Netflix lo ejempflican.

Sin embargo, al intentar avanzar con la franquicia y expandir su éxito con fórmulas preexistentes y sobrexplotadas, como ocurre en esta nueva entrega, se ha dado de bruces con un obstáculo del que Hollywood debería de tomar nota.

En su esencia, Godzilla y Kong: El nuevo imperio no se ha complicado mucho la vida. Al igual que el anterior crossover entre los dos monstruos, apuesta por la acción pura y dura en una cinta que se abraza sin prejuicios a la serie B más 'blockbusteriana'. Funciona muy bien cuando le da por la aventura de espíritu clásico y se ciñe al disfrute del blockbuster sin irse por las nubes, pero no ocurre lo mismo cuando intenta unificar su universo.

Al tratar de ponerse seria y encajar las piezas de anteriores títulos, el tono se descontrola, se crea un barullo argumental que chirría en exceso y uno acaba perdido y con ganas de desconectar. Al final, es una franquicia cuyo calado cultural se limita al legado de sus monstruos, y, pese haber sorprendido con buenas ideas en sus diversas entregas, creo que centrarse tanto en el espectáculo en las últimas películas ha hecho que el público únicamente las recuerde por el disfrute de la acción.

Durante todo el visionado, me estuve preguntado por la necesidad de complicar excesivamente las cosas y entrelazar todo, cuando con una pequeña aventura hubiera bastado para hacer destacar a estas dos criaturas. No obstante, creo que tras darse cuenta del potencial de la franquicia han forzado la maquina hacia estrategias con las que sagas como Marvel dieron en la diana, a aquellas ideas con las que crearon la sensación de estar ante algo inmenso y grandioso al converger todos los personajes y sucesos de sus universos.

La fórmula Marvel no encaja aquí

No es algo que suene mal, pero, cuando lo ves aplicado a la desesperada y sin ningún sentido de la lógica, es inevitable pensar que la cinta cae en el mayor absurdo posible. Me remito a una de sus escenas, la que se puede ver en el póster japonés que une a Godzilla, Kong y Mothra como si fueran Los Vengadores para enfrentarse a los villanos de la cinta, otro simio gigante y un kaiju de hielo llamado Shimo.

El verles luchar en modo acrobático, con un plano propio de una película de superhéroes como Capitán América: Civil War y con un CGI que descuida los movimientos, los tamaños y las distancias, es algo que es imposible tomarse en serio.

En mi opinión, si querían ampliar horizontes y llevar la franquicia a terrenos más grandilocuentes y ambiciosos, deberían de huir del camino fácil, de esta manía tan habitual de los estudios de Hollywood de copiar lo que funciona en la competencia y de exprimir las mismas fórmulas hasta dejarlas secas. Viendo lo que logró Godzilla: Minus One hace unos meses, que sin renunciar al espectáculo comercial entregó un drama íntimo sobre los traumas de la guerra y se abrió hueco hasta los Oscar, creo que queda claro que la estrategia de Godzilla y Kong: El nuevo imperio no ha sido la correcta. Al fin y al cabo, esto demuestra que hay muchas ideas con las que seguir explotando a estos personajes y que la meca del cine hace un esfuerzo nulo para intentar encontrarlas.

De hecho, la primera película de esta franquicia, la Godzilla de 2014, sí hizo un amago de explorar nuevos caminos centrándose en los personajes y dejando los monstruos en segundo plano. Lo mismo con Kong: La Isla Calavera, que recurrió a la nostalgia de la King Kong de 1933 pero renovando sus códigos y explorando con más profundidad su universo. Sin embargo, ya se ha demostrado que esto quedó en algo inconsistente.

En definitiva, aunque Godzilla y Kong: El nuevo imperio funcione como un disfrute ligero de serie B, su expansión como saga no puede ser más torpe, con ideas que no encajan, un cóctel de tramas que chirrían y esa fórmula marvelizada que aquí está fuera de lugar. Por lo tanto, Hollywood, una vez más, debería tomar nota y dejar de ceñirse tanto a su zona de confort, porque tal vez en una producción de estas características el desliz es pasable, pero en otros proyectos puede conducir al desastre total.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine 54.

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