"Grand Slam" cuestiona el significado de ganar y perder

CIUDAD DE MÉXICO, junio 10 (EL UNIVERSAL).- La envidia, los celos y la competitividad son explorados por la directora, dramaturga y actriz, Valentina Garibay, en "Grand Slam", un monólogo de tintes cómicos, en sus palabras, ubicado en la década del 90, que fusiona teatro físico y elementos de baile alrededor del mundo del tenis. "El personaje, que está obsesionado con el éxito, transita entre la vigilia y el sueño". A partir de esos estados oníricos, la atmósfera espacial y la iluminación se ajustan. "Digamos que el espacio es vacío. Una cancha de tenis dibujada, luces de neón y pelotas", precisa Garibay.

Más allá de la realidad onírica enfatizada en la dramaturgia, -el tenis- es un pretexto: "Es una anécdota autobiográfica, pero no tenía ganas de referir la competencia entre actores y actrices, en los camerinos, en el orbe teatral. Para mí, eso era un lugar demasiado común. De pronto, me vino esta posibilidad de transferirlo y hacer una metáfora deportiva. El mundo del deporte es concreto. Se gana o se pierde por puntos, por trofeo. En el mundo artístico me parece que puede ser más ambiguo; de pronto se trata de becas, temporadas o reconocimientos".

Una reflexión que Garibay sitúa en el origen de "Grand Slam", pero que, en la obra de teatro, por sí misma, no es un discurso tan latente. "Es algo muy personal de mi proceso creativo. Pero siento que el montaje se ha ido hacia otro lugar". El origen de la obra, cuenta, fue una reflexión profunda que ella hizo, hace varios años, sobre el llamado síndrome del impostor.

Para el personaje jugar bien es hacerlo, cuenta, como las grandes figuras del tenis. "También va de eso la obra; del ego y el afán de reconocimiento del personaje. Está obsesionada con los genios y se quiere comparar con ellos. Mi intención ha sido usar un lenguaje sencillo en el que critique el sistema de meritocracia y eso tiene que ver con nuestra situación geopolítica. Son cosas que no están explícitas en el montaje y que yo quería comunicar con gente de todo tipo".

En otras palabras, "Grand Slam" le ha representado un hallazgo respecto a la rivalidad y la envidia que pueden vivir no sólo un deportista, sino una actriz o un escritor. "Eso es al final de lo que la obra habla: la competencia, la envidia, la necesidad de reconocimiento. La idea es cuestionar qué es el éxito, y qué es el fracaso. Eso todos lo vivimos sin importar a qué nos dediquemos".

El argumento es sencillo, aborda a una deportista adolescente que cree encontrarse en un momento de éxito, "que siente una especie de gloria y seguridad". Además, situar la trama en los años 90 lleva el reconocimiento no está circunscrito al mundo de las redes sociales y su inmediatez.

"Grand Slam" es una producción de Cromática Escena-Kraken Teatro. La asesoría escénica es de Richard Viqueira y el diseño sonoro de Pedro de Tavira. Inició temporada es domingo 9 de junio en La Capilla (Madrid 13, Del Carmen). Funciones: domingos, hasta el 30 de junio.