Cuando Jim Carrey salió del club más exclusivo de Hollywood para romper con el rol de bufón

El actor Jim Carrey reacciona después de ganar un premio durante la 56ª entrega anual de los Globos de Oro el 24 de enero en Beverly Hills, CA. Carrey ganó el premio al mejor actor en un drama por su papel en la película
El actor Jim Carrey reacciona después de ganar un premio durante la 56ª entrega anual de los Globos de Oro el 24 de enero en Beverly Hills, CA. Carrey ganó el premio al mejor actor en un drama por su papel en la película "The Truman Show". (HAL GARB/AFP a través de Getty Images)

Hace 25 años no había quien detuviera a Jim Carrey. Era un fenómeno imparable en el mundo del cine. Un tsunami de éxitos y risas que retumbaban por todo el planeta gracias a un puñado de comedias que, en muy poco tiempo, lo sentaron en el trono de Hollywood. En apenas un año pasó de la popularidad televisiva con sketches humorísticos en el programa In living color (1990-1994) a comandar taquillazos internacionales que perpetraban el perfil de bufón del cine con un salario de infarto. Sin embargo, cuando llegó el momento de ponerse serio y dar un vuelco a su carrera, no dudó en bajarse de la nube con tal de sumarse a la película que lo cambiaría todo. Esa película fue The Truman Show: Historia de una vida.

Remontémonos al año 1994. Jim Carrey había estrenado Ace Ventura: un detective diferente, La máscara y Dos tontos muy tontos en un plazo de 10 meses. Y en aquel momento no importaba si eras espectador asiduo a la comedia o no, porque la popularidad del actor resonaba por todas partes. El mundo entero conocía su nombre y hablaba de él, su habilidad para el humor físico y la tontuna más graciosa, haciéndonos reír con su maestría para el slapstick y el humor contorsionista. Las tres producciones dieron resultados tan rentables que Jim Carrey tocó el cielo profesional. Pasó de ser un comediante rechazado por Saturday Night Live -dos veces-, buscándose la vida en el circuito de los clubs de comedia y la televisión a ser una de las figuras más populares y solicitadas del cine. Cobrando millones de dólares.

Ace Ventura fue un éxito inesperado que recaudó $107 millones sobre un presupuesto de $15 millones. La máscara lo consagró a continuación con un taquillazo global de $351 millones, mientras Dos tontos muy tontos terminó su buen año con un box office de $246 millones. (Datos: The-Numbers). Al año siguiente volvió con Batman forever usando todo su arsenal bufonesco para el Acertijo más recordado de la saga (a pesar de su mala relación con Tommy Lee Jones), amasando $336 millones, mientras la secuela de Ace Ventura se colgaba del fenómeno (con menos gracia) amasando $212 millones. Todo esto transformó por completo la vida de Jim Carrey. Porque a medida que el público llenaba las salas, también se inflaba su cuenta bancaria.Por ejemplo, la primera vez que interpretó al detective de mascotas cobró $450.000, pero al momento de aliarse a Jeff Daniels, su salario había ascendido a los $7 millones. A la velocidad del rayo. (Fuente: Variety).

Y entonces llegó la producción que lo incluía en el club mas selecto de Hollywood: Dr. Cable - El desastre llama a la puerta. Es de sus comedias menos populares y con razón debido a un humor que comenzaba a sonar repetitivo con historias que tenían poco que contar. Pero gracias a la demanda que había en torno a su figura, logró cerrar un acuerdo con Columbia Pictures de $20 millones más un 15% de las ganancias. Aquel aumento sacudió a la industria por completo porque, por aquel entonces, solo algunas figuras asentadas y de larga trayectoria cobraban dicha cifra, como Arnold Schwarzenegger (El protector, El regalo prometido. Imdb), Mel Gibson (El rescate, El complot. Imdb) o Tom Cruise (por Misión Imposible o Jerry Maguire: Imdb). Si hacemos memorias podemos recordar que Julia Roberts protagonizó una ola de noticias en el año 2000 cuando se convirtió en la primera mujer en entrar en este club invisible a raíz de su salario en Erin Brockovich. Y Jim Carrey era uno de ellos. De los primeros y con pocas películas en el bolsillo. Ni Bruce Willis cobraba $20 millones (según Imdb cobró $14.8 millones por Armageddony recién entró en el club un par de años después que Jim Carrey con El sexto sentido).

Dr. Cable no logró cautivar a las masas y sus datos de taquilla probablemente terminaron generando pérdidas (recaudó $102 millones bajo un presupuesto de $47 millones, sin sumar los gastos de marketing y publicidad). Pero la subida de salario estaba más que justificada como demostró el éxito de su siguiente producción: Mentiroso compulsivo (1997) con una taquilla de $302 millones. Sin embargo, la filmografía de Jim Carreycomenzaba a llenarse de películas que exprimían su talento para la comedia física y bufonería, encasillando su perfil profesional bajo una etiqueta específica: la del bufón más gracioso de Hollywood que con gestos exagerados y contorsionismo lograba carcajadas unánimes. Un actor que, de seguir por el mismo camino, podía perder su magia bajo el arte de la repetición constante. Pero entonces llegó The Truman Show: Historia de una vida.

La película, que podíamos definir como comedia dramática, o metaficción, ciencia ficción sociológica, o drama psicológico, según la huella que haya dejado en cada uno, nos contaba la historia de una estrella de televisión que protagonizaba su propio reality sin saberlo. Se trata de una versión de Gran Hermano adelantada a su tiempo y a la máxima potencia, con un sujeto adoptado por el show desde el nacimiento, para exponer su vida y crecimiento al mundo, sin que Truman sepa que su vida es un espectáculo para las masas. Sus amigos, familiares, compañeros de trabajo, vecinos o los productos que utiliza, todo forma parte del show. Nada en su vida es real. Solo él mismo.

The Truman Show fue la primera película que nos permitía ver una faceta diferente en Jim Carrey, la de un actor con una capacidad profundamente humana para conectar con la audiencia a través de personajes sensibles. Ya no necesitaba abusar del slapstick porque la historia y el personaje eran los protagonistas, no su perfil de bufón.

Por eso, cuando leyó el guion supo enseguida que debía hacerlo. Que era hora de protagonizar un drama como este. “Lo leí y supe que tenía que hacer esta película probablemente tras haber leído 10 páginas” dijo a Screen Rant hace un tiempo. “No había dudas. Eterno resplandor de una mente sin recuerdos fue igual. Las comedias son generalmente cosas que tienes que considerar. Generalmente no recibes comedias bien formadas, al menos yo no. […] Realmente tienes que trabajar en una comedia para mantenerla fresca; para que sea algo especial. Pero esos dos guiones, más que ningún otro, fueron un sí inmediato”.

Y así, justo cuando vivía su racha de los $20 millones por película, formando parte de un club exclusivo formado por estrellas de renombre, se bajó de su nube. Porque después de cobrar un salario desorbitante que podríamos justificar más por su fama que por la calidad de las películas (como sería el caso de Dr. Cable), se bajó el sueldo para formar parte de The Truman Show.

Acordó cobrar unos cuantos millones menos para evolucionar su talento artístico, bajando de los $12 millones (Variety). En otras palabras, habrá sumado menos a su cuenta bancaria en plena racha de popularidad, pero ganó mucho más a nivel artístico. Porque The Truman Show es una de sus películas más emblemáticas. Sino la que más.

The Truman Show recurrió al voyerismo para hablarnos del hambre social por lo mundano en la vida ajena, la cultura de las celebrities y la popularidad a partir de la nada. Y con el paso del tiempo se convirtió en una especie de película profética, teniendo en cuenta que Gran Hermano recién debutó en televisión el año siguiente. Se estrenó hace un cuarto de siglo y todavía tiene el poder de generar conversación cuando la vemos de nuevo. Mientras Jim Carrey lograba cambiar su imagen profesional, mostrándonos una faceta más sensible, humana y menos paródica, que le abrió las puertas a una explotación más interesante a nivel artístico. Y para hacerlo tuvo que bajarse del pedestal que Hollywood le había creado, abandonando ese club ficticio que más recientemente incluye a figuras como Leonardo DiCaprio, Robert Downey Jr., Sandra Bullock, Angelina Jolie o Denzel Washington.

LOS ÁNGELES, ESTADOS UNIDOS: El actor y comediante Jim Carrey (C) hace payasadas con los miembros del elenco en el estreno de su nueva película

Jim Carrey volvió a cobrar $20 millones, o más, por otras películas como Yo, yo mismo e Irene (2000), El Grinch (2000), Todo poderoso (2003) o Las locuras de Dick and Jane (2005) -mientras que por ¡Sí, señor! llegó a un acuerdo del 36.2% de las ganancias, llevándose unos $30 millones a casa (Fuente: Forbes, vía Business Insider)-. Pero cuando tuvo la oportunidad de jugar con otros roles fuera de la comedia repitió la táctica. Fue el caso de Man on the moon (1999, cobrando $12 millones) y Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (2004, $10 millones (Fuente: Imdb). Es decir, cuando se trató de películas más arriesgadas que económicamente no apelaban al público que seguía su perfil de rey del slapstick, Carrey se adaptó.

Es cierto que el cheque que cobró por The Truman Show resulta impensable para nosotros, los simples mortales, pero en un Hollywood que mide a sus actores y salarios en base a la popularidad y atracción económica que generan en taquilla, me resulta interesante destacar que, cuando llegó el guion que podía romper con el molde de su fama, aceptó abandonar el selecto club para hacer algo que nos permitió ver otra cara. Y, con el tiempo, convertirse en un éxito inolvidable.

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