La milagrosa procesión que salvó al 'padre de las estrellas' en México

El sacerdote José de Jesús Aguilar temió lo peor cuando lo secuestraron en una ocasión en la Ciudad de México... y se encomendó a la gracia divina

El padre José de Jesús Aguilar y Angelique Boyer en las grabaciones de la telenovela 'Imperio de Mentiras' en el 2020. (Photo by Medios y Media/Getty Images)
El padre José de Jesús Aguilar y Angelique Boyer en las grabaciones de la telenovela 'Imperio de Mentiras' en el 2020. (Photo by Medios y Media/Getty Images)

El sacerdote José de Jesús Aguilar, conocido como el ‘padre de las estrellas’, es allegado al mundo del espectáculo en México por su aparición en telenovelas y realities, programas de revista y noticieros, en los cuales resalta por su buen humor a cuadro. Pero también ha experimentado en carne propia la inseguridad que desde hace décadas golpea al país.

Aguilar sobrevivió a un secuestro en la Ciudad de México cuando se desempeñó como representante de la Iglesia católica en la diócesis de la alcaldía Iztacalco -en el perímetro de lo que hoy es la colonia Campamento 2 de octubre-, a dónde fue enviado después de negarse a las órdenes cardenalicias que le exigían residir en el Seminario Conciliar para impartir clases.

El padre Aguilar recién había retornado de Roma, Italia, donde estudió un posgrado de cuatro años luego de haberse ordenado como cura. Quería iniciar su vida sacerdotal y no ser maestro de seminaristas, por eso el cardenal lo envió a este territorio que era conocido por la violencia que imperaba allí.

Eso lo supo de inmediato Aguilar al ser recibido a pedradas. La causa de la agresión fue por la desconfianza que tenían los vecinos hacia representantes eclesiásticos, esto después de que descubrieran a dos clérigos falsos que se enriquecieron con los diezmos de la comunidad. Era la recta final de los años 80 y principios de los 90.

El padre José de Jesús Aguilar en el 2010. (Photo by Leonel Martinez/Jam Media/LatinContent via Getty Images)
El padre José de Jesús Aguilar en el 2010. (Photo by Leonel Martinez/Jam Media/LatinContent via Getty Images)

Aguilar tenía 30 años cuando asumió esa responsabilidad. Para calmar la ira de los vecinos, se presentó con las cartas credenciales que lo avalaban como sacerdote legítimo, principalmente una fotografía que se tomó junto al papa Juan Pablo II en 1981. Ese fue el punto de partida para que confiaran poco a poco en él. "Esta piedra (que me aventaron) será la primera de nuestra futura parroquia", les dijo.

Se topó también con una serie de conflictos violentos que existían entre habitantes del Campamento 2 de octubre con habitantes de la unidad INFONAVIT. A golpes y navajazos solucionaban sus problemas. A la par, la zona era peligrosa por los asaltos que se registraban, además de contar con altos índices de consumo de estupefacientes entre la población juvenil.

Paulatinamente ganó la simpatía de la feligresía adulta, misma que fue contagiando ese ánimo a los más jóvenes y así el respeto al padre, al que reconocieron como miembro de la comunidad después de ver que levantaba el templo prometido y se acercaba a la gente en un interés por erradicar violencia y adicciones.

Las cosas iban en calma hasta que fue secuestrado por dos hombres. "Un día iba llegando a la parroquia en una camioneta Caribe que pude comprar y se me acercó una persona para preguntarme quién sabe qué. Mientras estaba contestando, el que estaba del lado del volante me pegó con la cacha de una pistola. Me destanteo, abren la puerta, me bajan y me mandan al suelo de la parte de atrás (del auto)", le contó en una entrevista a la periodista Matilde Obregón.

Adolorido por el golpe, asustado por la sangre que corría en su nuca y recostado en la parte trasera del vehículo, el padre Aguilar temió lo peor y se puso a orar en silencio. Se encomendó a la gracia divina para irse en paz debido a que pensó en la posibilidad de que lo mataran. En la huída con él a bordo del carro, los secuestradores cometieron un error. O mejor dicho, ocurrió un milagro para el padre.

"¿Qué iban a hacer conmigo? ¿Qué iba a pasar? No sé. Pero afortunadamente estuvo otra vez la mano de Dios. Como en Iztacalco las calles son pequeñitas y no tienen salida a una calle grande, quisieron salir por unos callejones. Pero en uno de esos callejones iba pasando una procesión religiosa que les cerró el paso", narra.

Debido a que la procesión llevada a cabo por feligreses de otra parroquia se interpuso en el trayecto, los secuestradores debieron soltar al cura. En caso de retornar a la vialidad donde lo "levantaron", la propia comunidad intervendría al notar que el sacerdote no conducía su automóvil. Para evitar una bronca mayor y nerviosos por la situación, los delincuentes lo liberaron pero se llevaron el vehículo.

Auxiliado por los habitantes del Campamento 2 de octubre, el padre José de Jesús Aguilar solicitó ayuda de sus feligreses para comunicarse con las autoridades a la brevedad y reportar el robo del auto, pues podía ser usado para otros ilícitos y él corría riesgo de que lo inculparan. Posterior a esa acción procedió a asimilar lo sucedido: el milagro de la procesión que le salvó la vida.

Cumplió con su primera misión sacerdotal al edificar el templo en la colonia, ahuyentó a los clérigos falsos que estafaron a varias personas y se ganó el cariño de vecinos. Tal como él lo expresa ahora, valió la pena.

El padre José de Jesús Aguilar es conocido como 'el padre del espectáculo'. Ha entablado buena relación con artistas como la fallecida Carmen Salinas. (Photo by Medios y Media/Getty Images)
El padre José de Jesús Aguilar es conocido como 'el padre del espectáculo'. Ha entablado buena relación con artistas como la fallecida Carmen Salinas. (Photo by Medios y Media/Getty Images)

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