La oportunidad perdida de Chris Evans tras despedirse de Marvel

‘El negocio del dolor’ de Netflix repite la misma sensación que nos viene dejando el actor desde que colgó la capa del Capitán América

Chris Evans en 'El negocio del dolor'. Cr. Brian Douglas/Netflix © 2023. Cr. Brian Douglas/Netflix © 2023.
Chris Evans no sorprende en 'El negocio del dolor'. Cr. Brian Douglas/Netflix © 2023. Cr. Brian Douglas/Netflix © 2023.

Chris Evans está viviendo una etapa dulce. Además de contraer matrimonio el pasado mes de septiembre con la actriz Alba Baptista, el éxito millonario que acumuló con Marvel durante ocho años le permite tomarse su tiempo. No tiene prisa a la hora de trabajar y, como dijo en una entrevista reciente para GQ, tiene más ganas de hacer cosas “simples” y cotidianas”, como cerámica, escuchar música o mirar los colores en el cambio de las estaciones. Sin embargo, aunque todo esto suene idílico, su última película refleja claramente la oportunidad perdida de su carrera tras colgar la capa del Capitán América.

El negocio del dolor se estrenó en Netflix el pasado 27 de octubre, convirtiéndose enseguida en uno de los largometrajes más vistos de la semana. En apenas dos días acumuló más de 29 millones de horas visualizadas (Fuente: Netflix) y no me extraña. Después de todo la producción cuenta con un reparto que disfruta del beneplácito del público como Chris Evans y Emily Blunt, mientras relata un tipo de historia que está de moda: señalar a las farmacéuticas por la crisis del fentanilo en Estados Unidos. Tal y como hicieron Dopesick (Star+), Medicina letal (Netflix) y el documental The crime of the century (HBO) -que personalmente les recomiendo por encima de todas las opciones-. Es decir, diga lo que diga la crítica (que no fue nada bueno como refleja el tomatazo del 23% que acumula en Rotten Tomatoes), El negocio del dolor convocó al público de Netflix.

No obstante, entre el éxito fugaz (ya sabemos que en Netflix la mayoría de éxitos duran lo que tarda en llegar el siguiente estreno y El negocio del dolor tiene opciones para ser otro ejemplo) y las malas críticas, surge una conclusión que tiene a Chris Evans como protagonista. Y es la oportunidad que ha perdido en estos cuatro años desde su despedida de Marvel con aquel sublime final que nos erizó la piel en Avengers: Endgame.

Chris Evans disfruta del beneplácito del público desde que conquistara al mundo como el Capitán América en la saga de Marvel. (Foto de by Christopher Polk/Getty Images for Disney)
Chris Evans disfruta del beneplácito del público desde que conquistara al mundo como el Capitán América en la saga de Marvel. (Foto de by Christopher Polk/Getty Images for Disney)

El papel del Capitán América le sirvió en bandeja una plataforma para conectar con el público como nunca había tenido hasta que aceptó el personaje. Y se hizo querer. En la piel de Chris Evans, el personaje se convirtió en una figura atractiva, entrañable e imprescindible en el universo cinematográfico de Marvel, siendo el reflejo de la entrega y compromiso por amor al prójimo. No en vano creo que todos sentimos la misma emoción cada vez que volvemos a ver la escena del Capi recibiendo el martillo de Thor en la batalla final contra Thanos.

Pero entonces su historia llegó a su fin y Chris Evans abrió sus alas de nuevo. Después de pasar años aferrado a un personaje que absorbía su agenda profesional y hacía sombra a sus otras películas, le llegó el momento de desligarse. Y, a diferencia de otros actores, tenía a su favor el cariño y la expectación del público. Contaba con una plataforma que le podía permitir hacer lo que quisiera. Es más, podía haber buscado historias que lo llevaran hasta el Óscar si hubiera querido. Estoy segura que la mayoría de ejecutivos de estudio deseaban tenerlo en sus proyectos y exprimir la taquilla con su nombre.

Personalmente tuve ganas de ver otras facetas suyas. Que me sorprendiera. Y al principio lo hizo con la miniserie Defending Jacob (2020) de Apple TV+ donde dio rienda suelta al drama interpretando a un abogado con un hijo acusado de asesinato. Sin embargo, algo pasó, y en lugar de abrirse camino con historias innovadoras, que nos permitieran descubrir más su talento como actor, se acomodó en un cine comercial que no le permitió lucirse.

Porque más allá de demostrar que nadie lleva los suéteres con la misma elegancia y atractivo que él en Entre navajas y secretos (2019), sus películas terminaron convirtiéndolo en una caricatura de lo mismo de siempre. Desde el espía villano con el bigote más ridículo de El hombre gris (2022) al cliché romántico sin sorpresas de Ghosteado (2023) junto a Ana de Armas y, ahora, con un personaje que no brilla en El negocio del dolor. Porque si alguien brilla en esta película es Emily Blunt. Ni siquiera la historia se luce.

Dirigida por David Yates (el cineasta detrás de la mayoría de películas de Harry Potter), la película relata el rápido ascenso de una empresa ficticia llamada Zanna Therapeutics, que promociona un analgésico de fentanilo en spray que supuestamente sirve para palear los dolores provocados por el cáncer. La empresa avanza cuando llega Liza Drake (Emily Blunt), una madre soltera que pasa de ser stripper a salvar la compañía con sus ventas a los médicos. A su lado está el hombre que la recluta, Pete Brenner (Chris Evans), un aprovechado de la vida que solo busca llenarse los bolsillos.

El negocio del dolor relata cómo, al principio, la empresa sigue las normativas promocionando su droga para el mercado para el que fue aprobada (pacientes con cáncer que tienen tolerancia al opioide) para luego romper toda legalidad cuando se expande como analgésico general. En este caso, la historia está inspirada en un caso real publicado en la revista de The New York Times en 2018 (que luego se transformó en libro) pero los personajes y los nombres son ficticios.

Chris Evans, Andy Garcia y Emily Blunt en 'El negocio del dolor'. Cr. Brian Douglas/Netflix © 2023.
Chris Evans, Andy Garcia y Emily Blunt en 'El negocio del dolor'. Cr. Brian Douglas/Netflix © 2023.

La película falla en su ejecución con una narrativa holgazana y, al igual que pasó con El hombre gris y Ghosteado, refleja la comodidad que Chris Evans habría encontrado en la superficialidad del cine comercial. Los tres son personajes vistos muchas veces donde el actor no se luce más allá de lo habitual. En otras palabras, no sorprende. Las tres películas fallaron por diferentes motivos, siendo ejemplos de historias que absorben cómodamente los clichés de sus géneros, sin llegar a ofrecer visionados altamente satisfactorios, que terminan dejando ese vacío a quienes seguimos la carrera de Chris Evans.

Porque después de ser el Capitán América podría haber optado a más y mejor. O… menos, pero mejor.

Con la aceptación del público de su parte podría habernos sorprendido en estos años. Pero no ha sido el caso. Evidentemente, a sus 42 años tiene todo el tiempo por delante para dejarnos boquiabiertos pero, teniendo en cuenta que tuvo a su favor algo único e irrepetible como fue el empujón popular de haber sido uno de los superhéroes favoritos de la cultura pop, personalmente creía que lo utilizaría con proyectos diferentes. Que, de algún modo, nos sorprendería como actor rompiendo esquemas.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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