La película que Kim Basinger rechazó y la llevó a la bancarrota
Érase una vez un personaje tan bizarro y perverso que Madonna abandonó el proyecto a último momento, y luego Kim Basinger le copió la huida. A la estrella de 9 semanas y media le había intrigado la idea, sin embargo, personas de la industria le dijeron que se convertiría en el hazmerreír del negocio mientras su agente creía que el público arrojaría “tomates a la pantalla”. Esa película era Boxing Helena, el debut cinematográfico de Jennifer Lynch (la hija de David Lynch), que giraba en torno a una mujer sin brazos ni piernas, presa en una caja por un doctor obsesionado.
Sin embargo, la actriz que este año cumple las 70 primaveras decidió seguir su camino desligándose del proyecto, sin saber que la decisión la obligaría a declarar la bancarrota justo cuando estaba en la cima de su carrera.
Todo sucedió entre 1991 y 1993, después de que 9 semanas y media (1986) la coronara como sex-symbol de la época y Batman (1989) la beneficiara con su primer salario de 3 millones de dólares (IMDB). La idea era evidentemente bizarra al retratar cómo un cirujano obsesivo (interpretado por el recientemente fallecido Julian Sands) intentaba apropiarse de una mujer cortándole todas las extremidades y confinándola en una caja. Al principio a la actriz le intrigó el proyecto. Leyó el guion y sintió que “tenía que conocer a las mentes detrás de la idea”, según contó en el juicio que derivó de todo esto (sí, hubo juicio y apelación). (Vía Los Angeles Times)
Se reunió con Lynch, sin embargo, no terminaba de estar segura. Tenía dudas sobre la desnudez en la historia, quiénes serían sus compañeros de reparto y sentía que el personaje necesitaba ser más “simpático”, pero que la directora “tenía argumentos para cada idea que se me ocurría”. Al final, una cosa llevó a la otra y por más que la joven directora hizo algunos cambios en el libreto, a Kim Basinger le parecían “cómicos”. “Le dije que era como la mala televisión, el peor guion televisivo de la historia”, aseguró la actriz.
Recuerdo que cuando vi esto (Boxing Helena) en TV allá por los 90s me causó mucha impresión. La recordé porque buscaba info de su protagonista, Julian Sands, desaparecido a día de hoy 😮😬 pic.twitter.com/l5ixGtyGTt
— Buscando Pelis (@BuscandoPelis) June 22, 2023
Así las cosas, a semanas de que la producción diera el pistoletazo de salida, la actriz dijo ‘hasta luego’. Lo que no sabía es que Main Line Pictures, la productora detrás del proyecto, iba a demandarla asegurando que existía un acuerdo verbal.
El asunto terminó en un juicio que sorprendió a la industria. Después de todo, los acuerdos verbales solían estar a la orden del día por aquel entonces, y en un negocio donde las estrellas (o sus agentes) se la pasan negociando, entrando o saliendo de proyectos constantemente. Kim Basinger negó haber dado la impresión de que iba a protagonizar Boxing Helena, mientras la compañía mantenía su versión.
Finalmente, después de 18 días de testimonios, el jurado le dio la razón a Main Line Films, sentenciando que la actriz debía pagar 8,92 millones de dólares en daños por haber roto un supuesto acuerdo informal (luego lo rebajaron a $7,4 millones, aunque sumando las costas de abogados, la deuda ascendía a los $8,1 millones). Sin embargo, dos meses más tarde, Kim Basinger declaró la bancarrota porque a pesar del éxito acumulado en Hollywood no contaba con la fortuna necesaria para pagar la deuda. Sin ir más lejos, en el mismo juicio había salido a la luz que su fortuna era de $5,387,382 (Variety). Es decir, le faltaban un par de millones y se quedaba en cero. Increíble cuando observamos su currículo, con salarios de siete cifras y acuerdos promocionales como haber sido la cara de Revlon durante un tiempo.
Uno de los posibles motivos que explican que su fortuna no reflejara el éxito que había cosechado en los últimos años, la podemos encontrar en la inversión que hizo años atrás. Y es que Kim Basinger había comprado un pueblo entero en 1989 por $20 millones.
Como lo leen. La actriz tomó el riesgo creyendo que podía convertir el pueblo de Braselton, Georgia, en una atracción turística, construyendo un estudio de cine y celebrando un festival local. El plan no resultó como había planificado y después de la debacle con Boxing Helena, comenzó a vender el lugar por partes en 1995.
Por eso, cuando Kim Basinger declaró la bancarrota, al productor de Main Line Pictures, Carl Mazzocone, no le causó nada de gracia acusando a la actriz de ocultar activos, como antigüedades o propiedades. Después de todo, Mazzocone explicó a medios como Los Angeles Times que había negociado con los abogados de Basinger y prevendido los derechos de distribución internacional gracias a la supuesta implicación de la actriz. En otras palabras, su nombre simbolizaba dinero de primera mano. ¿Por qué no demandó a Madonna si también los dejó colgados a último momento? Según el productor, porque la cantante los solicitó directamente -aunque abandonó el proyecto durante las pruebas de vestuario y a cuatro semanas de comenzar el rodaje- y al contar con el interés de Basinger, tenían un reemplazo.
Fue recién un año más tarde, después de que su fortuna fuera diseccionada por el sistema legal, los rumores y los medios, que Kim Basinger pudo salir del embrollo. Había apelado la sentencia y un panel de la corte de apelaciones anuló unánimemente en septiembre de 1994 el veredicto de $8.1 millones. ¿El motivo? Que el juicio inicial debería haber separado a la actriz de la compañía que prestaba sus servicios, Mighty Wind Inc. Basinger siguió manteniendo que nunca hubo un contracto, ni oral ni de ningún tipo, mientras sus abogados argumentaron que, de haber existido, habría sido entre la productora y la compañía de la actriz. Finalmente, el asunto se cerró entre las partes por $3,8 millones The Associated Press)
Lo curioso de la anécdota es que Boxing Helena -que al final fue protagonizada por Sherilyn Flynn- recibió críticas negativas y fue un fracaso de taquilla. Ni siquiera la controversia que llevó a Kim Basinger a la bancarrota, sin haber pisado el set ni un solo día, le dio alas para que el público sintiera un mínimo de curiosidad. La debacle fue tal que Jennifer Lynch pasó 15 años sin dirigir otra película.
Kim Basinger siguió adelante con proyectos aclamados como Los ángeles al desnudo (1997) y lo demás es historia. Sin embargo, durante un tiempo la actriz se vio en una situación desesperante, a punto de perderlo todo. Y por haberse retirado de un proyecto en el que no creía. Y viendo los resultados que obtuvo más tarde, no habría estado equivocada. El interés sería tan nulo que en la actualidad no podemos encontrarla en ninguna plataforma, solo podemos descubrirla si compramos una copia en DVD o VHS.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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