Maia Novi llegó al off Broadway con su obra de “humor argentino” sobre cómo es estudiar en Yale siendo extranjera
Cuando Maia Mihanovich tomó la decisión de dedicarse a la actuación cambió su apellido por Novi. Sus primeras clases de teatro fueron en Buenos Aires y su gran maestro fue Norman Briski. Terminado el colegio sus planes eran embarcarse en la carrera de Filosofía, por lo que completó el ciclo básico común en la UBA. Pero Maia ya sabía cuál era su propósito, la pasión que la cautivaba desde chica, y se postuló para estudiar en los Estados Unidos. En 2018 entró becada en una de las escuelas de teatro más prestigiosas del mundo. “Soy la primera artista argentina en entrar en la escuela de actuación de Yale. Meryl Streep y Lupita Nyong’o son algunas de sus egresadas más reconocidas”, cuenta orgullosa a LA NACIÓN.
Cada año, la facultad de teatro norteamericana recibe 3000 postulaciones de las cuales solo admite 16. “Soy una privilegiada. Fui a una universidad Ivy League [Yale es una de las ocho universidades con mayor prestigio de los Estados Unidos] y me becaron. No estoy acá para decir que es difícil mi vida de inmigrante”, reconoce Novi.
Al terminar sus estudios soñaba con trabajar en ese país, aunque sabía que el camino no iba a ser fácil. En los últimos años de su carrera asistía a castings, pero no encajaba dentro de los “estereotipos” que pretende la industria del entretenimiento: “No sabían qué hacer conmigo porque tengo facciones europeas y mi acento no es perfectamente norteamericano. No soy la típica latina, como Salma Hayek o Penélope Cruz. Es un mercado supercompetitivo; entonces dije: ‘¿Qué hago?’”. No se quedó quieta y llevó al papel su propia obra de teatro. “Una vez que te mudás a otro país estás en las trincheras: absorbés un montón de experiencias que te ponen mano a mano con vos mismo, y te hacen crecer y conocerte. En cuatro años de universidad crecí 30″, revela Maia.
Decidida a abrirse su propio camino y desafiar las reglas impuestas por Hollywood, el martes 7 estrenó su ópera prima: Invasive Species. Novi protagoniza su propia obra de teatro que estará durante ocho semanas en cartelera en el Vineyard Theatre en el llamado Off-Broadway. En esta comedia, en la que se mezclan la ficción con la realidad, se cuenta el recorrido de una actriz argentina que emigra a los Estados Unidos para interpretar el papel de su vida, mientras es capaz de hacer frente a todo para cumplir su sueño. “Es una crítica al sistema de salud norteamericano a través de mi propia experiencia como una mujer actriz latina, viviendo en otro país, que a pesar de ser bilingüe se le dificulta expresar ciertas cuestiones en otro idioma”.
“Hay muchos actores que me dicen ‘No encontramos laburo’ y siempre digo que cada uno puede crear el rol perfecto para sí mismo; cuanto más específico y real sea, mejor y única va a ser la historia”, dice Novi. Fue lo que ella hizo. Durante la pandemia empezó a escribir sin imaginar que terminaría creando su propia obra de teatro. Primero, junto a su marido, crearon el film Amazonia, que relata una historia real sobre un asesinato ocurrido en un centro de ayahuasca que vendieron a la productora británica Film 4. A partir de ahí, y a pesar de que nunca se planteó convertirse en guionista, descubrió que quería contar su propia historia. “Apenas me gradué me puse a escribir una obra basada en mi experiencia. En vez de estar a merced de hacer un casting o que me ofrezcan un rol, me di cuenta de que era posible hacer mi propio camino”, dice.
El año pasado, por primera vez y, luego de varios rechazos, la obra de Maia vio la luz en un pequeño teatro experimental de Nueva York: The Tank. Tuvo solo diez días para ensayarlo y recaudar los fondos para desarrollar la puesta en escena. “Le debo mucho al teatro argentino; tenemos la capacidad de adaptarnos e improvisar y hacer algo maravilloso con menos. Hicimos una producción de mayor calidad que obras de acá que cuentan con millones de dólares de presupuesto”, resalta la actriz.
Su principal temor era que los espectadores no entendieran el humor argentino. “Somos bastante picantes y apasionados”, cuenta Novi. Sin embargo, la primera puesta en escena fue un éxito. “El teatro se llenó. Actores, guionistas, directores de cine, dramaturgos, managers y agentes de actores fueron a ver la obra. Hasta Jennifer Lawrence, Paul Mescal y Chris Rock vinieron y les encantó porque la producción habla de lo que es ser actor. Pero también los extranjeros que estudiaron en Estados Unidos se sintieron identificados con las fallas del sistema de salud norteamericano y me dijeron: ‘Por fin alguien puede hablar de esto’”.
“Fuimos subiendo escalones y ahora es una producción comercial. Tenemos que vender 12.000 tickets para salir ‘hechos’. Estaremos en cartel dos meses, con ocho funciones cada semana. Es un mundo muy competitivo que me genera mucha adrenalina y al mismo tiempo es un gran desafío”, reconoce la artista. Novi afirma que tiene planeado convertir la obra en una película y que está trabajando en la adaptación cinematográfica, que planea ser “similar a Inocencia interrumpida”, y que ella misma protagonizará.
Yale y la salud mental
“Mi idea no fue mostrar las fallas del sistema de salud norteamericano; no quise hacer una crítica específica a la universidad en donde me formé. Aunque hay una total falta de apoyo a los estudiantes, que empiezan con un alto nivel de exigencia a los 18 años cuando todavía no son adultos”, relata Maia. A pesar de sus temores, la repercusión de la obra de teatro dentro del mundo universitario causó un impacto positivo: “Vino mucha gente de Yale a ver la obra; los alumnos se sintieron identificados y los profesores reconocieron que el sistema debe cambiar”.
A partir del caso de la estudiante de Yale Rachael Shaw-Rosenbaum, quien murió en marzo de 2021, un informe de The Washington Post sacó a la luz una problemática generalizada en el mundo académico norteamericano. “Ella había pasado por una violación, y al pedir ayuda, la internaron el hospital psiquiátrico de Yale y le pidieron que vuelva a presentarse a su carrera. No pudo con tanta presión y se suicidó”, cuenta la actriz.
En 2018, Novi ingresó en la escuela de drama de Yale. En ese período, la universidad había decidido ampliar las postulaciones y diversificar las admisiones. “Por primera vez incorporaban actores que estaban actuando en una segunda lengua; una actriz en silla de ruedas; un estudiante trans. El problema fue que después no tenían las herramientas para ayudar a estas personas en su recorrido académico”, reconoce. Al principio recibió una batería de halagos por parte de las autoridades, pero con el tiempo todo cambió: “Pasaron de decirme ‘Nos encanta que seas argentina, tu acento, es superexótico y distinto’ a ‘tenés que sonar norteamericana’. Hasta que en el último año de carrera, durante un showcase en Los Ángeles, me dijeron: ‘Si no tenés un acento americano perfecto, con tu physique du role no vas a lograrlo’. La obra fue mi manera de expresar ese temor, con sentido del humor”.
La historia que Novi relata en su obra de teatro empezó en plena pandemia, cuando la Universidad de New Haven anunció la cancelación de todas las visas de estudiantes. Finalmente, esa medida no se hizo efectiva, pero vivió momentos de gran incertidumbre: “No podía dormir y tenía mucha ansiedad porque no sabía qué iba a pasar. No tenía a dónde ir, no había vuelos para volver a la Argentina ni podía trabajar porque el visado solo me habilitaba a trabajar cuatro horas por semana; y si salía del campus, no podía volver a entrar”.
En pleno aislamiento decidió pedir ayuda a las autoridades universitarias, pero la respuesta no fue la esperada. “Es muy difícil ser extranjero en una universidad tan competitiva e intentar explicar en un segundo idioma lo que a uno le está pasando por dentro. No encontré contención y la obra pone en cuestión eso”, cuenta. Las instituciones educativas de mayor prestigio de Estados Unidos cada vez enfrentan mayor cantidad de críticas por no prestar adecuada atención a la salud mental de sus alumnos: “Existe un patrón: si un estudiante padece un desorden psicológico que significa una distracción de sus obligaciones, le solicitan que se tome un tiempo y se postule para entrar en la universidad cuando esté mejor. Ese estudiante se convierte en un obstáculo que atasca una maquinaria eficiente”.
Sin embargo, Maia está agradecida por haber tenido la oportunidad de formarse en una de las instituciones académicas más prestigiosas de Estados Unidos. “Si no fuera por Yale, no hubiese conseguido la comunidad de colaboradores que hoy trabajan conmigo en Invasive Species: el productor Jeremy O. Harris [nominado a los Premios Tony], el director Michael Breslin [finalista del Pulitzer] y la asistente de dirección Louisa Jacobson [actriz de la serie La edad dorada e hija de Meryl Streep]. A todos los conocí ahí. En definitiva, pude canalizar lo que viví y gracias a eso, pude hacer realidad la obra”, cierra.