El martirio escondido en ‘El planeta de los simios’ que tomó desprevenida a su actriz protagonista

Kim Hunter sufrió claustrofobia por culpa de las largas jornadas llevando prótesis aplicadas con pegamento

Kim Hunter nunca olvidó el legado de 'El planeta de los simios' pero tampoco el calvario que vivió rodándola. (Foto de Ron Galella, Ltd./Ron Galella Collection via Getty Images)
Kim Hunter nunca olvidó el legado de 'El planeta de los simios' pero tampoco el calvario que vivió rodándola. (Foto de Ron Galella, Ltd./Ron Galella Collection via Getty Images)

Kim Hunter ganó el Oscar a mejor actriz de reparto cuando acompañó a Marlon Brando en Un tranvía llamado Deseo, fue recomendada por Alfred Hitchcock, trabajó con Humphrey Bogart y fue de los primeros miembros del aclamado Actors Studio de Nueva York. Y aun así, la mayoría de las cartas que recibía hacia el final de su vida era de fans celebrando el personaje que interpretó cubierta de maquillaje e irreconocible. Les hablo de Zira, la chimpancé psicóloga y veterinaria de humanos que ayudaba al astronauta varado en el futuro (Charlton Heston) en El planeta de los simios. Sin embargo, a pesar del legado cimentado por aquel clásico de 1968, Kim nunca olvidó el tormento que fue para ella.

La actriz tenía 46 años cuando obtuvo el papel. Venía de vivir altibajos importantes marcados por el Oscar, el veto de Hollywood tras ser incluida en la lista negra del ‘Macarthismo’ (cuando el senador republicano Joseph McCarthy lanzó su ‘caza de brujas’ contra todo aquel que se sospechara que tuviera alianzas o simpatías con el comunismo), a ser condecorada con dos estrellas en el Paseo de la Fama en 1960. Cuando el guion de El planeta de los simios llegó a sus manos, llevaba varios años refugiada en la televisión y había aparecido en pocas películas. Y le pareció tan “fascinante” que no tardó en aceptar esta nueva oportunidad.

No obstante, estamos hablando de una época sin efectos digitales ni captura en movimiento, por lo que Kim sospechaba que la harían llevar algún tipo de maquillaje para interpretar a Zira. Pero no imaginaba lo duro que sería.

Kim contó la historia a la Academia de Television, revelando que le preguntó a su agente cómo iban a recrearla en pantalla. “No te preocupes, pondrán pedazos de pelo por ahí. En 20th Century Fox son muy inteligentes con todo esto”, le contestó. “Pero no tenía idea en lo que me estaba metiendo”, confesaba la actriz con tono de advertencia.

Kim Hunter llevaba diferentes trozos de prótesis aplicados en el rostro con varios tipos de pegamento. (Foto de  Silver Screen Collection/Getty Images)
Kim Hunter llevaba diferentes trozos de prótesis aplicados en el rostro con varios tipos de pegamento. (Foto de Silver Screen Collection/Getty Images)

PEGAMENTO Y PRÓTESIS: LOS GAJES DEL OFICIO SE CONVIERTEN EN PESADILLA

La primera vez que le pusieron las prótesis y maquillaje diseñadas por el legendario John Chambers, el proceso “duró unas cinco horas”. El equipo llevaba más de seis meses preparando todas las técnicas, pero nada había preparado a Kim Hunter para lo que vendría. Y es que la composición del rostro de Zira no era una máscara, sino que estaba diseñada por pedazos que colocaban con “tres o cuatro tipos diferentes de pegamento”.

Primero pasó un par de meses haciendo pruebas, aprendiendo a hablar a través de las prótesis en un estudio de sonido hasta sonar correctamente. Luego, pasó varias horas estudiando a un chimpancé en el zoológico del Bronx en Nueva York para, entonces, llegar al set y lanzarle a la tortuosa aventura.

Kim llegaba al estudio a las cuatro de la mañana, pasaba varias horas sentada mientras aplicaban todas las piezas, y estaba lista para rodar a partir de las ocho. Estaba en el set con toda la parafernalia física hasta las siete de la tarde, llegando a su casa a las nueve de la noche.

Tras varios días rodando con todo el maquillaje, la piel de Kim Hunter
Tras varios días rodando con todo el maquillaje, la piel de Kim Hunter "parecía que tenía sarampión". (Foto de Sunset Boulevard/Corbis via Getty Images)

Sin embargo, llevar todo ese pegamento y durante tanto tiempo era una tortura. Por ejemplo, para evitar que el ‘disfraz’ se viera afectado, los actores debían utilizar boquillas largas y solo podían ingerir líquidos a través de una pajita (Express). Fue tan difícil que Kim Hunter pidió al equipo de producción que los actores que interpretaban a los simios no tuvieran que llevar las prótesis más de cuatro días seguidos.

“Porque al final del cuarto día nuestros rostros parecían tener sarampión”, dijo a la Academia. Y es que retirar el pegamento era una labor tortuosa. “Tenías que hacerlo con alcohol, no podías usar acetona, nos hubiera matado […] Llevaron dermatólogos que no tenían ni idea de cómo lidiar con todo eso”, sentenciaba.

Pero hubo algo peor: la claustrofobia que sufría bajo tanto pegamento y prótesis. Según detalla un artículo de The Herald Scotland, Kim Hunter lo pasaba tan mal que tomaba Valium -el medicamento también conocido como Diazepam que normalmente se receta para tratar problemas de ansiedad o síntomas de abstinencia del alcohol (Drugs)- para poder lidiar con la sensación de encierro que le provocaba el disfraz.

A su vez, el productor Mort Abrahams declaró al medio que la actriz corrió hacia él y se lanzó a sus brazos en el primer día de rodaje, sin poder parar de llorar. “No podía adaptarse en ese momento a lo que estaba pasando con su rostro”, dijo.

CEDER POR AMOR AL CINE

El planeta de los simios había sido un éxito internacional, incluso el trabajo de maquillaje había conseguido el premio Oscar, pero Kim Hunter no quería saber nada con volver a pasar por el mismo calvario. Sin embargo, uno de los productores la convenció y terminó apareciendo en la continuación, Bajo el planeta de los simios (1970), diciéndole que solo estaría en el set unos diez días en total (aunque estuvo más por culpa del mal clima).

Poco después recibía el guion de la tercera, Escape del planeta de los simios (1971), y le gustó tanto que no dudó en volver a pasar por lo mismo. Y es que en esa tercera entrega, Zira y su pareja chimpancé, Cornelius (Roddy McDowall) viajaban a los años ’70, descubriendo un mundo diferente liderado por humanos. Si bien al principio se convertían en objeto de estudio, pronto revelaban su inteligencia convirtiéndose en ciudadanos ilustres. Sin embargo, la persecución propagada por un científico desconfiado los llevaba hasta la muerte, después de que Zira diera a luz a un simio inteligente llamado César.

Kim Hunter continuó su carrera tras el final de la tercera película con otras apariciones en cine y televisión. Y si bien no se movía por las altas ligas hollywoodenses, siguió trabajando hasta poco antes de morir a los 79 años en 2002.

Lamentablemente, no llegó a ver los avances tecnológicos de la captura en movimiento que permitieron que otros actores no pasaran por su calvario en el reboot de 2011, El planeta de los simios: (R) Evolución. El actor y director Andy Serkis se convirtió en un experto de la materia, enseñando a otros actores a adaptarse a los movimientos físicos de cada simio, protagonizando una saga exitosa que regresará en mayo de 2024 con El planeta de los simios: Nuevo reino.

No obstante, aunque Kim Hunter recordó el calvario vivido en diferentes entrevistas, no tenía malos recuerdos en torno al clásico de 1968. Porque, después de todo, el público seguía demostrándole su cariño a través de aquel trabajo. “No me molesta… Es la película que [los fans] adoran”, confesaba a The Herald Scotland al revelar que la mayoría de las cartas que recibía eran de fans celebrando su legado en El planeta de los simios.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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