Matt Damon expone el martirio personal de las estrellas cuando una película no funciona
No hace falta ser estrella de Hollywood para comprender la decepción que vivió Matt Damon durante el rodaje de una película. Lo que sintió, en realidad, es algo que todos habremos experimentado alguna vez en la vida. Les hablo de la apatía que produce sentirse insatisfecho por una obligación que no nos llena. Como estudiar una materia que no entendemos en la escuela, o aceptar un trabajo que no nos complementa. Sin embargo, en el caso del actor de Misión rescate la cosa sería más complicada.
Porque Matt Damon llegó a caer en depresión durante el rodaje de una de sus películas al descubrir que nada estaba saliendo como había imaginado. “Sin nombrar ninguna película en particular… a veces te encuentras en una película que sabes que quizás no será lo que esperabas, y todavía la estás haciendo”, dijo en el podcast Jake’s Takes durante la promoción de Oppenheimer. “Recuerdo que estaba en mitad de la producción y todavía te quedan meses y llevaste a tu familia a otro lugar, ya sabes, los incomodaste, y recuerdo a mi esposa levantándome porque caí en una depresión por preguntarme ‘¿qué he hecho?’”
"Simplemente dijo: 'Estamos aquí ahora'", continuó Damon al referirse a la argentina Luciana Barroso con quien contrajo matrimonio en 2005. “Me enorgullezco, en gran parte debido a ella, de ser un actor profesional y lo que significa ser un actor profesional, yendo y haciendo tu jornada de 15 horas dándolo absolutamente todo, incluso cuando sabes que va a ser un esfuerzo fallido. Y si puedes hacer eso con la mejor actitud posible, entonces eres un profesional, y ella realmente me ayudó con eso”.
‘¿De qué película hablaba?’, se estarán preguntando muchos. Matt Damon no lo especifica pero no hace falta ser un erudito para llegar a una posible conclusión. Si tenemos en cuenta que menciona a su familia (sus hijas nacieron entre 2006 y 2010), que habla de haberse mudado y de un rodaje extenso, entonces resulta evidente que se trata de una superproducción. Y el título que más se ajusta a la descripción y su mal recuerdo podría ser La gran muralla (2016), la cinta épica dirigida por Yimou Zhang que rodó en China y Nueva Zelanda con un presupuesto de $150 millones. En esta historia, Damon interpretaba a un mercenario que se unía al imperio chino para luchar contra una amenaza monstruosa.
La película recibió críticas negativas al tratarse de una producción que ni impactaba ni entretenía, y llegó a los cines teñida de polémica porque se rumoreaba que promovía la narrativa del salvador blanco. En su defensa debo decir que no lo hacía, pero el debate fue lo suficientemente polémico como para oscurecer su estreno más todavía. Y el resultado fue un batacazo que, según The Hollywood Reporter, derivó en pérdidas millonarias.
Además, Matt Damon nos dejó pistas evidentes cuando habló de este desastre en el podcast WTF en 2021. “Así es exactamente cómo suceden los desastres”, dijo sobre el rodaje. “No era coherente. No funciona como película”.
Matt Damon's THE GREAT WALL facing losses of over $75M after a disappointing performance at the Box Office.#BoxOffice pic.twitter.com/MRgI2tatCD
— Popcornography (@PopCorn_Media) March 3, 2017
“Llegué a considerar que la definición de un actor profesional […] pensando, 'OK, tengo cuatro meses más. Es el asedio al amanecer en Hamburger Hill. Definitivamente voy a morir aquí, pero lo haré’. Eso es lo más horrible que puedes sentir creativamente, creo. Espero no volver a tener esa sensación nunca más”, sentenció alto y claro.
Como decía al principio, todos habremos vivido alguna vez la experiencia de sentir la carga, presión y decepción de vernos obligados a cumplir con una tarea, estudio o contrato laboral que no nos satisface. Ya sea por necesidad económica, para acumular experiencia o porque simplemente forma parte de nuestro aprendizaje vital. No obstante, hacerlo a sabiendas que el resultado no será satisfactorio, que tienes que seguir de todas formas hasta el final, en un proyecto donde hay miles de personas implicadas y millones de dólares en juego, es algo completamente diferente.
Curiosamente, tal vez sin darse cuenta, Matt Damon nos permite entrever una realidad que habla del martirio personal que puede esconderse tras la fachada glamurosa de los estrenos de Hollywood. Y es que, a veces, las cosas no salen como los actores habrían deseado, encontrándose metidos de lleno en producciones que resultan ser diferentes a lo que habían imaginado cuando firmaron el contrato. Y en este caso hablamos de una implicación que requiere de largas jornadas laborales, de cambios personales que afectan a toda la familia, de pasar meses desarrollando un proyecto que necesita de entrega artística, credibilidad interpretativa y compromiso máximo. Y que luego tienen que vender posando para las cámaras en alfombras rojas y promocionando a través de cientos de entrevistas por todo el mundo con una sonrisa.
Matt Damon cayó en depresión pero al menos tuvo el apoyo de su esposa como figura esencial para que lograra completar el proyecto y saliera adelante. Sin embargo, otros actores no pueden decir lo mismo. Por ejemplo, algo similar le pasó a Brad Pitt durante el rodaje de Entrevista con el vampiro, aunque su manera de salir del pozo fue distinta.
El actor se sintió “miserable” por culpa de los rodajes nocturnos y la oscuridad que le rodeaba en Londres, además de la incomodidad que sentía con los lentes de contacto, el maquillaje y la interpretación de un personaje que estaba toda la película apesadumbrado.
Después de pasar seis meses rodando de esta manera, tocó fondo y preguntó si podía romper el contrato. Es decir, tirar la toalla y dejar el proyecto tirado. Pero cuando el productor David Geffen le dijo que le costaría $40 millones, enseguida sacó fuerzas y terminó el proyecto.
Al final, Matt Damon nos recuerda que no es oro todo lo que reluce en Hollywood y que existe otra cara detrás de los focos donde la perfección brilla por su ausencia. Una que nos habla de martirio personal al tratarse de proyectos que requieren de implicación máxima, donde un actor no puede terminar su jornada, irse a casa y pensar en otra cosa. Sino que está entrenando, ensayando y teniendo que forzar su creatividad durante 15 horas al día, a favor de un proyecto que está siendo un desastre. Que sabe que no está funcionando. Pero ya están metidos en el ajo, con presupuestos millonarios en juego.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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