Netflix sentencia el destino de la otra película épica de Russell Crowe tras ‘Gladiador’

El actor australiano Russell Crowe posa antes de la proyección de su nueva película
El actor australiano Russell Crowe posa antes de la proyección de su nueva película "Noah" el 1 de abril de 2014 en París. La nueva película del director estadounidense Darren Aronofsky se estrenará en Francia el 9 de abril. AFP PHOTO / FRANCOIS GUILLOT (Crédito de la foto: FRANCOIS GUILLOT/AFP a través de Getty Images)

Estos días Russell Crowe se encuentra exorcizando demonios con su primera película de terror, El exorcista del Papa, mientras genera titulares y reacciones simpáticas diciendo cosas que despiertan el cariño del público. Como que siente celos de los actores que vayan a protagonizar Gladiador 2, cuando han pasado más de dos décadas desde que viviera “una gran experiencia” con Ridley Scott. Sin embargo,en los últimos días, el actor ganador del Oscar se coló en nuestras vidas por otra vía. Porque la otra película épica que rodó después de Gladiador parece haber encontrado su destino de la mano de Netflix.

Les hablo de Noé, el drama bíblico dirigido por Darren Aronofsky (El cisne negro, La ballena) que funcionaba como una adaptación libre del libro del Génesis. La película estrenada en 2014 lleva varios años disponible en la plataforma streaming, pero de repente resucitó de entre los muertos cinematográficos apareciendo entre las más vistas de la última semana. Tal vez seas de los millones de usuarios que le dieron una oportunidad, o te llamó la atención verla en el Top10 de las películas más populares del servicio, pero no debería extrañarnos mucho porque este fenómeno tiene explicación y una reflexión de lo más interesante.

Según los datos compartidos por Netflix, Noé ha sido la cuarta película más vista entre el 3 y 9 de abril con 13.5 millones de horas visionadas. Además, se encuentra en el Top 10 en 48 países, incluyendo México (#3), Argentina (#7), Colombia (#2), Brasil (#4), España (#8), Reino Unido (#7), etc. Nada mal para un largometraje de 2014 que si bien tuvo una taquilla más que decente, terminó acorralado entre críticas religiosas y reacciones tibias que no le dejaron desarrollar todo su potencial como nuevo clásico péplum. Algo que parece haber cambiado con este éxito repentino en Netflix.

Noé, número 4 en el Top 10 de lo más visto de Netflix entre el 3 y 9 de abril de 2023 (cortesía de Netflix)
Noé, número 4 en el Top 10 de lo más visto de Netflix entre el 3 y 9 de abril de 2023 (cortesía de Netflix)

Porque Noé lleva tiempo en la plataforma. Desconozco cuántos años o si Netflix la eliminó en alguna ocasión para reponerla de nuevo, pero sí podemos encontrar información que confirma que lleva en el servicio, al menos, desde 2020 (aparece en varios artículos de recomendaciones para ver en Netflix durante Semana Santa de los últimos años). Además, según los datos de la compañía, es la segunda ocasión que Noé se cuela en el Top10. La primera vez fue entre el 6 y 12 de septiembre de 2021 y con 7.7 millones de horas visionadas. Y desde entonces no volvió a aparecer. Ni rastro de ella. Hasta que llega una fecha cristiana como Semana Santa. Un detalle que sentencia el camino que le deparaba el destino como propuesta obligada en estas fechas. Y contra todo pronóstico.

Porque cuando se estrenó en 2014 dudo que alguien la hubiera colocado entre las opciones católicas para ver en fechas especiales del calendario cristiano. Es cierto que no le fue mal en la taquilla, recaudando $352 millones a nivel mundial, a partir de un presupuesto estimado en $130 millones (The-Numbers). Sin embargo, para tratarse del retorno de Russell Crowe al universo del cine péplum catorce años después de Gladiador, podría haberle ido mejor. Y un factor importante podría haber sido lo mucho que dividió a la opinión en general.

La película cargó con las críticas desde antes del estreno, sobre todo desde sectores religiosos que rechazaban la ausencia de fidelidad exacta al libro del Génesis y la historia del arca de Noé. Digamos que Darren Aronofsky se tomó suficientes licencias creativas como para remover los corazones más fieles, aunque su película está repleta de mensajes tan religiosos como humanos, sobre el medio ambiente, el pecado, la responsabilidad con el planeta y el amor a la familia que son altamente relevantes en la actualidad.

Los estudios Paramount esperaban repetir el éxito de La pasión de Cristo, el drama dirigido por Mel Gibson que arrasó en el box office global con $611 millones, provocando desmayos y conversación por todo lo ancho y largo del planeta. Pero no lo consiguieron. Las primeras proyecciones de prueba con audiencia cristiana resultaron en reacciones negativas (The Guardian), así como las pruebas con otra media docena de montajes. Estaban “desesperados” por atraer al público religioso en EE.UU. pero finalmente se dieron por vencidos y estrenaron la película tal y como Darren Aronofsky la había planificado. Con mensaje medioambientalista, una teoría de la evolución de Darwin bizarra y un Noé vegetariano convertido en héroe de batalla cuando hace falta.

Russell Crowe atacó al criticismo inicial, diciendo en Good Morning America (vía The Guardian) que eran "suposiciones de lo que podría ser o qué tan malo podría ser o qué tan incorrecto podría ser a sus ojos, lo que, francamente, creo que está al borde de la estupidez absoluta". La prohibieron en gran parte de Oriente Medio y África por contravenir medidas islámicas en la representación de sus profetas. Recibió críticas por la ausencia de diversidad racial y los especialistas se dividieron en sus opiniones. A la hora del estreno en 2014 había críticos que la aplaudían a pesar de sus fallos, como The Washington Post que la definió como “el acto del triunfo de Noé”, comparándola con Corazón valiente, Gladiador, Star Wars y otros clásicos. Time dijo que el director “saca a relucir la ambición salvaje y el arte emocionante en una de las historias más conocidas, más dramáticas y menos plausibles del Antiguo Testamento”. Pero otros dijeron que la era la versión bíblica de Waterworld (The Wrap), el desastre legendario de Kevin Costner o “la película más loca en años” (New Yorker).

En aquel momento, nadie hubiera dicho que iba a terminar encontrando su lugar como propuesta de entretenimiento en fechas religiosas. Como ha sucedido nueve años más tarde. Porque las reacciones continuaron. Y es que si bien Noé obtuvo buenos resultados de taquilla, sobre todo fuera de EE. UU., las reacciones del publico señalan que, tras verla, el entusiasmo no era el mismo.

Por ejemplo, el público encuestado por Cinemascore le dio un rating de una ‘C’, en la escala de A+ al F (USA today). No será una nota bajísima pero tampoco era muy entusiasta. Los ejecutivos de Paramount Pictures defendieron la película diciendo que un 63% le dio un rating entre ‘A’ y ‘B’, pero que un 14% dio entre una ‘D’ y una ‘F’, explicando el promedio. Sin embargo, con el paso del tiempo, las reacciones no mejoraron. Por ejemplo, si bien en RottenTomatoes mantiene un aprobado del 75% por parte de la crítica, la audiencia tan solo le ha dado un 41%. En Imdb tiene una puntuación del 5.8/10 y en Metacritic, 5.4.

Sin embargo, Noé parece haber encontrado su destino años más tarde y de la mano de Netflix. Porque que la película haya reaparecido como la apuesta religiosa más vista de la plataforma en Semana Santa, nos deriva a una reflexión interesante. Y es que en la marea de propuestas que podemos encontrar en el servicio, la adaptación libre del cuento del arca con Russell Crowe al mando, habría sido la más elegida en una fecha cristiana anual. Quizás se trate de un fenómeno puntual gracias a que el actor está de moda a raíz del estreno de El exorcista del Papa, o que Netflix haya movido sus algoritmos para promocionarla. Pero el público siempre es indepediente de elegir lo que quiere ver. Y por eso me inclino a pensar que este renacer en una fecha religiosa se debe más bien a la buena relación que Crowe mantiene con su público, y a una propuesta que encaja con el entretenimiento habitual de estas fechas.

Noé es una película que no se puede tomar de manera literal, ni verse esperando una adaptación bíblica fiel. Desde ese punto de partida, podemos disfrutar de una apuesta épica que propone algo diferente, con un mensaje humano y medioambiental, que sigue vigente ahora y siempre. Reconozco que, de esa manera, disfruté viéndola en su momento y ahora de nuevo.

Tampoco creo que mereciera tantas reacciones opuestas. Es una obra artística, una apuesta de entretenimiento y no un documental religioso. Y la verdad es que existen clásicos de fechas religiosas que tampoco son fieles a los textos bíblicos. No podemos decir que La vida de Brian o Espartaco lo sean. Tampoco Noé y, viendo su éxito reciente en Netflix en plena Semana Santa, me atrevería a decir que habría encontrado su destino como propuesta de entretenimiento en fechas religiosas después de su tibio arranque nueve años atrás. Algo que hacía falta. Porque mucho que adore Ben-Hur (1959) y tenga debilidad por el cine péplum, era hora de sumar otra historia al repertorio.

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