La nueva película de Russell Crowe se ha propuesto una misión religiosa

El Padre Gabriele Amorth (Russell Crowe) en 'El exorcista del Papa (Foto: Jonathan Hession/Screen Gems/Sony Pictures)
El Padre Gabriele Amorth (Russell Crowe) en 'El exorcista del Papa (Foto: Jonathan Hession/Screen Gems/Sony Pictures)

Llega la Semana Santa y las carteleras se llenan de películas religiosas que buscan sacar partido a estas fechas. No solo hablamos de títulos dramáticos que exploran la fe cristiana desde personajes bíblicos o ideales más actuales, como este año es el caso de His Only Son o Jesus Revolution; también de géneros como el terror que mediante historias de exorcismos, cruzadas o demonios se adentran en el lado más tenebroso del cristianismo. Así, llega a los cines una película como El exorcista del Papa, una propuesta protagonizada por Russell Crowe donde la estrella de Gladiador o Una mente brillante se pone el hábito para enfrentarse a los seres del inframundo. Sin embargo, más allá del mero entretenimiento, está película llega con una auténtica misión religiosa.

Para empezar, El exorcista del Papa no parte de un relato de ficción. Su historia está basada en la figura real de Gabriele Amorth, sacerdote italiano que ejerció de exorcista en la diócesis de Roma, publicó varios trabajos de divulgación sobre su labor y fundó la Asociación Internacional de Exorcistas. La película, obviamente, se aleja de ser una biografía veraz y usa su figura para crear una trama ficticia con contexto religioso, demonios horripilantes, localizaciones misteriosas, aventuras, algún punto de comedia y, sobre todo, mucho terror. Pero, aunque poco tenga que ver con el Gabriele Amorth real, su anclaje en la realidad le sirve para dar credibilidad a muchas de las reflexiones sobre el catolicismo que pretende hacernos llegar.

Su trama gira sobre una posesión que Amorth, a quien interpreta el mismísimo Russell Crowe, debe resolver en una abadía en España, donde viaja a enfrentarse a un demonio fuera de habitual. El exorcista se dará de bruces con el rechazo de las altas esferas de la Iglesia, que reúsan destinar recursos y sacerdotes a practicar exorcismos. No obstante, su investigación le hará descubrir que el lugar esconde una turbulenta historia que al Vaticano le conviene mantener oculta, puesto que está relacionada con los grandes errores del cristianismo.

Desde esta propuesta, El exorcista del Papa fija su atención en resaltar los tropiezos históricos de la Iglesia Católica, partiendo de los crímenes de la Santa Inquisición hasta alcanzar debates como los abusos o la falta de diversidad. No lo hace desde una perspectiva dura, sino más bien desde una crítica constructiva desde la que quiere reconocer errores y resaltar que las cosas van a cambiar de cara al futuro. Lo vemos en el mismo personaje de Russell Crowe, que trata de paliar sus demonios por no haber ayudado a una víctima en el pasado, pero sobre todo en cómo las autoridades de la Iglesia miran hacia otro lado negando el mal.

Es decir, que hablamos de una película que apuesta por exorcizar los propios demonios del catolicismo y por intentar de recuperar la confianza perdida. En resumidas cuentas, viene a resaltar que el mal aflora en el mundo y que la Iglesia también es vulnerable, problema que no se va a solucionar sellando y ocultando esa maldad, sino más bien reconociéndola y enfrentándose directamente a ella.

El Padre Esquibel (Daniel Zovatto) y el Padre Gabriele Amorth (Russell Crowe) en 'El exorcista del Papa (Foto: Jonathan Hession/Screen Gems/Sony Pictures)
El Padre Esquibel (Daniel Zovatto) y el Padre Gabriele Amorth (Russell Crowe) en 'El exorcista del Papa (Foto: Jonathan Hession/Screen Gems/Sony Pictures)

Y como digo, lo hace desde una posición muy benevolente, clarificando que la intención de reforma de la iglesia ya está en marcha. Por supuesto, más allá de esta parte crítica y seria se encuentra el entretenimiento y el terror, y en esto tampoco decepciona. Su mezcla de aventuras y misterio junto con la tensión y sobresaltos del género se traduce en un cóctel muy eficaz que, por mucho que no sintamos predilección por los sermones religiosos, nos hará disfrutar en gran medida. Además, Crowe construye a Gabriele Amorth con un sentido del humor muy bien medido que funciona como contrapunto excelente a la fuerte tensión que se palpa en escena.

De hecho, el actor parece disfrutar con este papel como pocas veces le hemos visto en pantalla.

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