La película olvidada de Pixar que dejó huella en la ciencia por un descubrimiento en Perú

Recorte del póster de 'Bichos, una aventura en miniatura' (Foto: Disney/Pixar)
Recorte del póster de 'Bichos, una aventura en miniatura' (Foto: Disney/Pixar)

De entre las obras maestras de Pixar, tal vez Bichos sea la más olvidada de todas. Estrenada entre la primera y segunda parte de Toy Story, esta cinta dirigida por John Lasseter, antiguo presidente del estudio; y Andrew Staton, responsable de Buscando a Nemo; maravilló con su adulta y refrescante historia sobre la lucha obrera, su carismático plantel de personajes insectos y sus claras influencias de clásicos del cine como Los siete samuráis de Akira Kurosawa.

Tal vez, que Disney no le prestara la misma atención que a otras franquicias hizo que su recuerdo se fuera diluyendo, sin embargo, fue uno de los títulos que ayudó a consolidar a Pixar en sus inicios, a convertirla en la marca de animación más ambiciosa de Hollywood. De hecho, teniendo en cuenta su estreno original en 1998, superó con creces la taquilla de la primera Toy Story, recaudando un total global de 363,2 millones de dólares frente a los 244,6 que la aventura de Woody y Buzz recaudó en 1995.

Pero más allá de sus logros en calidad y económicos, también fue una película que marcó historia en la representación científica del mundo insecto. Lo curioso es que no fue nada intencionado, puesto que, por una casualidad inesperada, uno de los personajes de Bichos: Una aventura en miniatura marcó un precedente por el que un término científico acabó acuñado para la historia de la entomología.

Y todo tiene que ver con un descubrimiento ocurrido en Perú a mediados de los 2000.

Para conocerlo, debemos tener en mente al personaje de Dim, aquel enorme escarabajo rinoceronte de la película de Pixar que llevaba un gran cuerno en el rostro. Aunque muchos de los insectos del film se basaron en criaturas reales, este en concreto fue una licencia artística del estudio. Su parecido era similar a otros escarabajos de su especie, pero, posiblemente para conseguir un diseño atractivo y amigable para el público familiar, en lo que respecta a las facciones de su cuerno se optó por jugar libremente.

Sin embargo, lo que no sabían los animadores de Pixar es que un escarabajo como Dim realmente existía en el mundo real.

En una investigación publicada en 2007, Brett C. Ratcliffe, un científico de la Universidad de Nebraska, detallaba que mientras trabajaba en Perú dio con una especie prácticamente idéntica al personaje de Bichos, un escarabajo al que denominó como Megaceras briansaltini. Según su descripción, se trata de un insecto realmente raro de encontrar, que solo vive en regiones de América del Sur y apenas unos pocos se extienden a lo largo de América Central. De entre los rasgos que describe, destaca la forma de su cuerno, con un aspecto que no había visto nunca, muy parecido a Dim.

En la publicación, se muestra el tremendo parecido entre la criatura de la película y la real, donde la única diferencia se percibe en las facciones más horizontales que muestra el Megaceras briansaltini en su rostro. Pero en lo que respecta al cuerno, el investigador no evita sentirse sorprendido de que una producción cinematográfica fuera capaz de emular un diseño aún no descubierto. Por ello, acuñó una definición para hablar de elementos de la naturaleza nunca vistos que antes fueron representados sin referencia previa, denominándolo como “Efecto Dim” en honor a la creación de Pixar.

En concreto, habla de “la naturaleza imitando al arte”, un caso que considera excepcional y que ve necesario reflejarlo para la posteridad y a la vez honrar a la película de 1998 por una curiosidad tan poco habitual. “No conozco ningún cuerno en la cabeza de un escarabajo que haya tenido la forma del que se ve en Megaceras briansaltini, por lo que su parecido con un personaje de película parece un caso de la naturaleza imitando el arte. . . o lo que podría denominarse ‘Efecto Dim’”, escribía Brett C. Ratcliffe en su ensayo científico.

“Son numerosos los ejemplos de arte que imitan la naturaleza (pintura, escultura, etc.), pero ese no puede ser el caso aquí, porque nunca ha habido un escarabajo rinoceronte conocido en la naturaleza sobre el cual los creadores de Dim podrían haber utilizado de modelo para el cuerno de su cabeza. Entonces, según mi experiencia, Dim fue el primer "escarabajo rinoceronte" en exhibir tal cuerno, y el descubrimiento de Megaceras briansaltini, un verdadero escarabajo rinoceronte, vino después”, justificaba sobre su descubrimiento y la implementación del término.

Al final, por pequeña que sea la curiosidad, gracias a este descubrimiento en plena Latinoamérica Bichos, una aventura en miniatura acabó grabando su nombre en la historia de la entomología. Y desde luego, nos da una razón más reivindicar este clásico olvidado de Pixar que, como bien comenzaba defendiendo, merece más amor y ser rescatado del olvido.

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