Por qué nos obsesionan los memes de Ben Affleck pareciendo miserable

LOS ANGELES, CALIFORNIA - FEBRUARY 05: (L-R) Jennifer Lopez and Ben Affleck attend the 65th GRAMMY Awards at Crypto.com Arena on February 05, 2023 in Los Angeles, California. (Photo by Kevin Mazur/Getty Images for The Recording Academy)
LOS ÁNGELES, CALIFORNIA - 05 DE FEBRERO: (L-R) Jennifer López y Ben Affleck asisten a la 65ª entrega de los premios GRAMMY en Crypto.com Arena el 05 de febrero de 2023 en Los Ángeles, California. (Foto de Kevin Mazur/Getty Images para The Recording Academy)

Miserable, triste, aburrido, deprimido… son los sinónimos que definen la nueva imagen pública de Ben Affleck. No el del director ganador de un Óscar, el actor que interpretó a Batman o el productor consagrado de Hollywood. Y el revuelo montado en base a sus caras de aburrimiento durante momentos puntuales de los premios Grammy lo deja clarísimo. Porque en la era de la viralidad, los memes y la información instantánea, su faceta profesional no hace gracia. No entretiene a las masas de las redes sociales. Y, sobre todo, no definen la verdadera razón que explica la obsesión generalizada por divertirse compartiendo, comentando o burlándose de las caras tristes del marido de Jennifer Lopez.

No lo vamos a negar. Es cierto. Las caras que se viralizaron a través de Twitter, TikTok e Instagram en los últimos días eran de pena. Incluso nos representan cuando nos vemos obligados a asistir al cumpleaños de la suegra cuando preferiríamos quedarnos en casa viendo una serie. Parecía aburrido, obligado, con la mente en cualquier otro lado. El fenómeno explotó con comentarios de todo tipo y una repercusión global unidimensional.

Mientras los tweets se multiplicaban y los medios recopilaban el fenómeno con tabloides como Page Six analizando el lenguaje corporal del actor y su esposa, comenzaba la campaña de damage control. Por ejemplo, Jennifer Lopez salió en su defensa con una indirecta a través de un vídeo donde se muestran felices durante el evento, diciendo que lo “pasó genial” junto a su amor. Y medios de comunicación como Entertainment Weekly o Cinemablend publicaron reportajes de insiders que asistieron a la gala, dando a entender que todo era un bulo sacado de contexto.

Y es probable que sea cierto. Porque, la verdad es que no fueron las únicas caras que tuvo Ben Affleck en la noche de la música. Para nada. Hubo muchas más. Lo que pasa es que no eran caras que provocaran burla. Porque cuando observamos los vídeos de la noche y las fotos de agencias de noticias que cubrieron el evento, encontramos sonrisas, arrumacos junto a JLo, charlas riendo con Dwayne Johnson y Adrien Brody. Pero la cizaña social ya se había instalado. Porque a Ben Affleck lo persigue una realidad que probablemente le cueste afrontar: hace tiempo que su cara triste equivale a fenómeno viral.

LOS ANGELES, CALIFORNIA - FEBRUARY 05: Ben Affleck and Adrien Brody seen during the 65th GRAMMY Awards at Crypto.com Arena on February 05, 2023 in Los Angeles, California. (Photo by John Shearer/Getty Images for The Recording Academy)
LOS ÁNGELES, CALIFORNIA - 05 DE FEBRERO: Ben Affleck y Adrien Brody vistos durante los 65.os Premios GRAMMY en Crypto.com Arena el 05 de febrero de 2023 en los Ángeles, California. (Foto de John Shearer/Getty Images para The Recording Academy)

Todo empezó en 2016 cuando una entrevista de Yahoo! Movies durante el estreno de Batman v Superman se hizo viral en YouTube. Un usuario había editado un momento de aparente decepción en la cara de Ben Affleck después de que el periodista le contara que las primeras críticas no eran positivas. Y mientras Henry Cavill hablaba, el Batman de Zack Snyder miraba hacia abajo apesadumbrado tras el esfuerzo e ilusión que había puesto en el personaje, mientras sonaba una canción tan triste como ‘The sound of silence’ de Simon & Garfunkel.

El vídeo circuló por todo el mundo y desde entonces, cada vez que Ben Affleck parece pensativo, cansado, serio o miserable, se convierte en el reflejo viral de la tristeza personificada. Desde fotos tomadas por paparazis a vídeos, el asunto fue creciendo cada vez más, explotando tras la boda con Jennifer Lopez. No hay más que recordar los vídeos que surgieron durante la luna de miel de la pareja, con un Affleck que aparentaba estar incómodo en diferentes salidas en público, aparentemente llorando o simplemente disgustado ante el seguimiento constante de los paparazis.

En las últimas semanas el interés fue creciendo a raíz de un vídeo filtrado en redes sociales durante el estreno de la nueva película de Jennifer Lopez, Bodas de plomo. La pareja aparecía aparentemente incómoda, con Jennifer cuestionando y Affleck asegurándole que no había probado ni una gota de alcohol. Y ese vídeo nos sirve de base para adentrarnos en los motivos detrás de esta obsesión por el meme ya conocido como el ‘sad’ Ben Affleck.

Puede haber un poco de diversión pasajera sin mala intención, de curiosidad por ver los vídeos con las caras tan expresivamente apesadumbradas del actor. Puede haber un poco de mala fe, de celos ante los privilegios de un ser famoso, exitoso y millonario pero, en realidad, creo que existe un motivo de fondo que nos habla de vulnerabilidad y una redención pública que todavía no le ha llegado. O que Ben Affleck no ha provocado.

Reírse del prójimo nunca es agradable. Y en este caso es posible que nos olvidemos que eso mismo estamos haciendo cuando compartimos las burlas en torno a las caras tristes de Ben Affleck. Al final, no sabemos qué pasará por su cabeza, si realmente se encuentra emocionalmente afectado o si simplemente es su actitud natural en este punto de su vida. Nos olvidamos de que ser famoso no significa que tenga que convertirse en el payaso de turno del público. Sin embargo, en este caso puede existir una relación más profunda entre el fenómeno y su figura pública.

Por un lado, Ben Affleck se bajó a la tierra como un ser humano más cuando expuso su vulnerabilidad al mundo al hablar de sus problemas con el alcohol, sus intentos de superación y rehabilitación. Pero también cavó su propia tumba cuando un representante suyo desmintió que hubiera mantenido una relación extramarital con la niñera de sus hijos (según People), cuando las fotos viajando juntos, noticias y rumores que circularon en 2015 y 2016 lo daban por hecho y cuando su exesposa, Jennifer Garner, lo confirmó en otra entrevista.

Creo que todos podemos estar de acuerdo en algo tan factible como que Jennifer Garner es una actriz adorada por el público. La estrella de Si yo tuviera 30, es una madraza de las redes sociales, siempre compartiendo alegría en casa, entrenando o con amigas en Instagram.

Pero, también, se ganó el aplauso del mundo cuando los paparazis captaron momentos en que iba a buscar a Affleck tras el divorcio para llevar a cabo una intervención y llevarlo ella misma hasta rehabilitación. En 2016, ella misma contó a Vanity Fair que llevaban meses separados cuando descubrió que le había sido infiel con la niñera y que si bien no formó parte de la decisión de divorciarse, definió el mal juicio de su ex al exponerla a una situación difícil con sus hijos. “¿Mal juicio? Si. No es bueno para tus hijos que [la niñera] desaparezca de sus vidas. Tuve que tener conversaciones [con los niños] sobre el significado de un escándalo” explicó. Pero se siguió ganando la empatía del mundo al pedir en la misma entrevista que nadie odiara a Ben Affleck. “Nadie necesita odiarlo por mí. Yo no lo odio. […] No se preocupen, mis ojos estaban bien abiertos durante el matrimonio. Me cuido mucho a mí misma”.

Sin embargo, cinco años más tarde, Ben Affleck metía la pata indirectamente culpándola de su alcoholismo, generando una polémica que tuvo que comerse solito. Durante su paso por el programa de Howard Stern aseguró haberse sentido “atrapado” en el matrimonio y que esa cárcel emocional derivó en que buscara consuelo en el alcohol. Dijo que si todavía estuviera con Jennifer Garner, “probablemente todavía seguiría bebiendo”.

Eso fue parte de por qué comencé a beber alcohol, estaba atrapado. Pensaba ‘no puedo irme por los niños pero no soy feliz. ¿Qué hago? Lo que hice fue beber una botella de whisky en el sofá, lo que terminó no siendo la solución” explicó. Es decir, en lugar de reflexionar sobre su responsabilidad y en cómo gestionó la relación y su propia elección hacia el alcohol, parecía evadirla con una culpabilidad indirecta sobre Jennifer y la relación. Evidentemente, la polémica no tardó en crecer y Affleck apareció más tarde en otra entrevista explicando sus palabras, asegurando que no culpaba a Garner pero reiterando la táctica de la culpabilidad externa diciendo que los medios habíamos sacado sus palabras de contexto.

Todo esto no ayudó a que redimiera su imagen pública. Más bien fue todo lo contrario. Jennifer Garner se ganó la simpatía global siendo la esposa divorciada que tuvo que lidiar con una infidelidad -y nada menos que con la niñera de sus hijos- y evitar que el escándalo salpicara a los niños. Fue quien intervino y lo llevó a rehabilitación. Y quien no salió en ningún momento a los medios a generar polémica en contra de su ex. En cambio, él se metió en polémicas innecesarias por no saber explicarse o hacerlo de forma equivocada.

Y desde que volvió con Jennifer Lopez la grieta hacia la redención podría haberse hecho más profunda. Después de todo se trata de una de las relaciones que más interés mediático generan. Ya lo hacían en 2002/2004 cuando estuvieron a punto de casarse, y ahora más todavía con una reconciliación que avala el amor de las segundas oportunidades. Y Jennifer Lopez es una artista con una relación estrecha y cercana con su público. Mucho más que Jennifer Garner. El mundo en general se alegra con sus victorias, éxitos y superaciones y, en cierta medida, tal vez exista una animadversión hacia Ben Affleck ante el miedo de que sus demonios afecten la relación. Es más, no creo que los fans de la cantante le perdonen una mínima metedura de pata.

En resumen, esta obsesión por analizar la cara ‘miserable’ de Ben Affleck cuando, quizás, simplemente sea consecuencia de la seriedad más simple y humana, podría tener su raíz en una redención pública que todavía no ha logrado. En una ausencia de respeto hacia su figura mediática que nada tiene que ver con el respeto hacia su legado profesional. Es como si hubiera un interés desmedido por conectar sus caras con su pasado el alcoholismo, la miseria de la adicción y el desastre emocional que vivió en consecuencia. Como si se buscara la quinta pata al gato en cada gesto, mirada o aparición pública, buscando indicios de algo que tal vez ya no exista a raíz del cariño que se le tienen a las mujeres en su vida. Lo que podría explicar que se intente analizar cada interacción que tiene con Jennifer Lopez en público. Pero solo cuando tiene una de esas caras 'serias', parecen estar incómodos o discutiendo. Porque existen decenas de fotos y vídeos de ambos felices y comiendo perdices, pero esas no se analizan, ni nadie les lee los labios ni descifran qué está pasando.

Al final, Ben Affleck ha tenido relaciones amorosas con mujeres que cuentan con el cariño del público y digamos que no transitó por un camino de flores libre de escándalos para alcanzar la redención pública. No es que lo necesite. Tal vez no le interese, solo él lo sabrá. Pero si algún día quiere poner freno a esta moda de burlarse de sus caras serias, quizás necesite evaluar el trasfondo del fenómeno y su relación con el público en general. Al final, todos merecen segundas oportunidades.

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