La resurrección máxima de Robert Downey Jr. con el Oscar bajo el brazo

"Quisiera agradecer a mi terrible infancia y a los Oscar, en ese orden", dijo al levantar el premio

Robert Downey Jr. consigue el primer Oscar de su carrera por 'Oppenheimer' tras una carrera de altibajos y subidas extremas. (Foto de Patrick T. Fallon /AFP via Getty Images)
Robert Downey Jr. consigue el primer Oscar de su carrera por 'Oppenheimer' tras una carrera de altibajos y subidas extremas. (Foto de Patrick T. Fallon /AFP via Getty Images)

Triunfante. Así subió Robert Downey Jr. a recibir el primer Oscar de su carrera por Oppenheimer, con los brazos en alto y mientras la industria del cine lo aplaudía al unísono. "Quisiera agradecer a mi terrible infancia y a los Oscar, en ese orden", comenzó proclamando con la preciada estatuilla a Mejor actor de reparto en la mano. Un galardón que, en su caso, representa mucho más que un mero reconocimiento profesional.

"Me gustaría agradecer a mi veterinario, quiero decir, esposa, Susan Downey", continuó (una broma que, por cierto, nadie entendió ni causó gracia al tratarse posiblemente de un chiste interno de la pareja. Me encontró, una mascota rescatada que gruñía, y me amó hasta volverme a la vida. Por eso estoy aquí, gracias".

"Necesitaba este trabajo más que él a mí. Chris lo sabía...", dijo haciendo referencia al director de la película, Christopher Nolan, para entonces señalar a sus coprotagonistas Emily Blunt, Cillian Murphy y Matt Damon. "Estoy aquí como un mejor hombre gracias a eso".

Y es que Nolan le sirvió en bandeja un personaje que lo devolvía a la profundidad narrativa de sus proyectos de antaño. Interpretó a Lewis Strauss, el antagonista del físico que dio vida Cillian Murphy, un personaje conflictivo y polémico que le permitía desempolvar su talento desde un rol secundario, sirviendo de complemento imprescindible en una historia donde no era la gran estrella. No era el gran protagonista ni hacía falta que sacara a relucir su tendencia al estruendo grandilocuente en pantalla. Y el resultado fue su mejor trabajo como actor en los últimos años. Y no solo lo digo yo o los premios Oscar. Él también lo reconoció diciendo que Oppenheimer "es la mejor película en la que he estado".

Downey Jr. hizo gala de su humor habitual agraciendo a su publicista y estilista, como una broma interna dentro de las estrellas de Hollywood que en esta ceremonia en particular se burlaron en diferentes ocasiones de la costumbre de no señalar a los publicistas en sus agradecimientos. Pero también agradeció a alguien muy importante en su carrera: su abogado. "Mi abogado desde hace 40 años pasó la mitad de ese tiempo intentando asegurarme y sacándome de la cárcel, gracias hermano", dijo para entonces dedicarle el premio a sus hijos.

El curioso agradecimiento a su abogado representa justamente el trasfondo más importante que esconde su victoria en los Oscar.

El tercer renacimiento con Oscar bajo el brazo

Con una fortuna estimada en $300 millones (Celebrity Net Worth), gracias principalmente a las inmensas ganancias que obtuvo por la saga de Marvel, Robert Downey Jr. pudo darse el lujo de esperar y elegir. Esperar a que llegara el proyecto que finalmente volviera a encumbrar su talento a lo más alto y borrara a Iron Man como único sinónimo de su éxito.

La estrella de Marvel se reinventó y triunfó de la mano de Christopher Nolan, bajándose de las nubes de grandiosidad hollywoodense que construyó con Marvel a través de un personaje secundario y, a cambio, inicia una tercera vida profesional con un Oscar bajo el brazo. El primero de su carrera. Un premio que habría sido inimaginable durante 15 años cuando las drogas, los escándalos con la justicia y la corona de rebelde sin causa hicieron que Hollywood lo desterrara de las altas ligas de su industria.

Robert Downey Jr. inicia su tercer renacimiento profesional con el Oscar a Mejor actor de reparto. (Foto de Arturo Holmes/Getty Images)
Robert Downey Jr. inicia su tercer renacimiento profesional con el Oscar a Mejor actor de reparto. (Foto de Arturo Holmes/Getty Images)

Una historia de superación: cuando Robert tocó fondo

La adicción a las drogas de Robert Downey Jr. comenzó cuando apenas era un niño de 8 años y por culpa de su padre, como lo contó el actor en Sr., el documental de Netflix dedicado a su progenitor. Un hombre que lo inició en el mundo del cine pero también de las sustancias, con una adicción que lo llevó al límite personal y profesional durante muchos años. Su adicción parecía insaciable y los arrestos por posesión o conducta errática rellenaron tantos titulares a finales de los '90 que si un día hubiéramos despertado con la noticia de una tragedia no hubiera extrañado a nadie. Por eso su historia de superación solo puede describirse con un adjetivo: monumental.

El cine formaba parte de su ADN desde el día que nació porque su padre, Robert Downey Sr. era director y productor, mientras su madre, Elsie Ann, participaba como actriz en muchas de sus películas. Es por eso que su debut como actor ocurrió cuando tenía 5 años en una de las comedias surrealistas de su padre, Pound (1970). Pero así como sus inicios delante de la cámara fueron a su lado, también lo fue su adicción a las drogas. Al llegar a la adolescencia, Robert Downey Jr. ya experimentaba con alcohol y narcóticos. Durante un juicio de 1999 y tras varios intentos fracasados de rehabilitación confesó al juez que era adicto desde los 8 años por culpa de un padre que le suministraba drogas. “Cuando mi padre y yo consumíamos drogas juntos, era como si él estuviera intentando expresar su amor hacia mí en la única forma cómo sabía hacerlo”, dijo como publicó la revista People.

Robert Downey Jr. en sus primeros años transitando por Hollywood con su novia de entonces, Sarah Jessica Parker. (Foto de Barry King/Sygma/Sygma via Getty Images)
Robert Downey Jr. en sus primeros años transitando por Hollywood con su novia de entonces, Sarah Jessica Parker. (Foto de Barry King/Sygma/Sygma via Getty Images)

En 1987, a sus 22 años, ya había entrado por primera vez en rehabilitación. Entre ese año y 1996 pasó por tres centros diferentes. Hasta Sean Penn lo obligó en una ocasión, entrando en su casa por la fuerza y llevándolo a un centro. “Me dijo: tienes dos reputaciones”, recordó Downey en una ocasión en declaraciones recogidas por Esquire. “Creo que sabes cuáles son, y creo que te vendría bien eliminar una. Si no lo haces, eliminará por sí sola a la otra”.

Los problemas comenzaron a disparar las alarmas en Hollywood mientras era aclamado como uno de los mejores actores de su generación, miembro del Brat Pack (el grupo de jóvenes actores que con frecuencia compartieron pantalla en los '80) y actor nominado al Oscar por su memorable interpretación en Chaplin -para la que aprendió a tocar el violín y estudió con un coreógrafo los movimientos del artista-. Sin embargo, su nombre pasó de ser venerado como una estrella con un futuro brillante a rellenar titulares por ser arrestado en varias ocasiones con cargos que incluían posesión de cocaína, heroína, marihuana y una pistola .357 Magnum.

Robert Downey Jr. cosechó su primera nominación al Oscar por 'Chaplin' en 1993. (Foto de Carolco Pictures/Getty Images)
Robert Downey Jr. cosechó su primera nominación al Oscar por 'Chaplin' en 1993. (Foto de Carolco Pictures/Getty Images)

De esta manera, mientras pasaba por los cines con películas como Asesinos por naturaleza, Ricardo III o Restauración, en 1996 su vida se desmoronaba a través de la separación de su primera esposa y la pérdida de su casa en Malibú. Escapó de rehabilitación en dos ocasiones y hasta un vecino lo encontró durmiendo en la cama de su hijo de 11 años tras entrar a su vivienda bajo los efectos. Terminó siendo arrestado de nuevo, pasando seis meses en prisión por no aparecer a una de las pruebas antidrogas que debía someterse por orden judicial en 1997. Dos años después volvió a cometer la misma falta y fue sentenciado a 36 meses de cárcel, aunque terminó cumpliendo un año en una prisión dedicada a la rehabilitación de adicciones -ya que el juez creyó que sería más beneficioso que enviarlo a la cárcel-. Él mismo llegó a describir su adicción “como si tuviera una pistola en la boca y me gustara el sabor del aceite del arma” (Esquire Middle East).

Al cumplir su sentencia, volvió a demostrar su talento como actor al impactar a la audiencia con un come back inolvidable interpretando al interés romántico de Ally McBeal. Y lo más curioso, y triste de la situación, es que él mismo ha confesado que mientras el mundo elogiaba su trabajo, él vivía el momento más bajo de su vida por culpa de las adicciones. “A esas alturas, me importaba una mierda si actuaba de nuevo”, dijo a The Guardian, contando que en sus comienzos profesionales “solía consumir drogas después del trabajo o en fines de semana”.

Y los problemas seguían. En Acción de Gracias del año 2000 incumplió su libertad condicional cuando la policía encontró cocaína y Valium en su apartamento de Palm Springs tras las quejas de unos vecinos, y a pesar de que el incidente no fue a mayores a nivel judicial, poco más tarde volvió a caer en la misma tendencia divagando sin zapatos por las calles de Culver City en Los Angeles. Y así, los ejecutivos de Ally McBeal rescribieron los guiones para eliminar el personaje de la historia romántica a pesar de que era un éxito entre la audiencia.

Y finalmente fue después de tantas polémicas y esta nueva recaída profesional que tomó la decisión de cambiar su vida de una vez por todas.

El inicio del cambio: la dura tarea de convencer a Hollywood

Gracias a terapia, meditación, programas de 12 pasos, yoga, wing chun y sobre todo, el apoyo incondicional de su segunda esposa Susan Levin -con quien tiene dos hijos- Robert Downey Jr. ahora es un hombre nuevo. Decidió trabajar en su rehabilitación tras su último problema legal en 2001, dándose cuenta de que si seguía por el mismo camino solo terminaría pasando más tiempo en prisión o en rehabilitación forzada. Asegura que lleva sobrio desde 2003, aunque alcanzar el éxito que disfruta ahora no fue fácil.

Había manchado tanto su reputación que las aseguradoras no querían hacerse cargo de cubrir las películas que contaran con él. Fue lo que le pasó a Woody Allen, quien quería que él y Winona Ryder protagonizaran Melinda y Melinda, e incluso Mel Gibson pagó el seguro necesario para que su amigo pudiera regresar a la actuación en 2003 con El detective cantante (2003). Hasta el productor Joel Silver estipuló una cláusula en el contrato del actor en Gothika (2003) que aseguraba que retendría el 40% de su salario hasta que la producción terminara, asegurándose así contra el comportamiento adictivo del actor y sus consecuencias.

Iron Man lo convirtió en uno de los actores mejor pagados de la historia pero el reconocimiento académico y de su industria seguía siendo una deuda pendiente. (Foto de Han Myung-Gu/WireImage)
Iron Man lo convirtió en uno de los actores mejor pagados de la historia pero el reconocimiento académico y de su industria seguía siendo una deuda pendiente. (Foto de Han Myung-Gu/WireImage)

Robert siguió trabajando, demostrando que había cambiado, llegando a uno de los momentos que marcarían su vida para siempre. El actor y director Jon Favreau estaba convencido que sería el Iron Man perfecto para su película (la primera del personaje), le hizo una prueba de cámara y la usó para convencer a Marvel de su valía al compararlo con la idea de que sería lo que Johnny Depp era para Piratas del Caribe. Y qué razón tenía. La primera película estrenada en 2008 fue un éxito internacional, abriendo las puertas al futuro Universo Cinematográfico de Marvel. Fue declarado el actor mejor pagado de la industria en 2013 y 2015, y sus películas han recaudado más de $15 mil millones en todo el mundo.

El gran significado del Oscar

Lo vivido con Marvel fue algo monumental. No solo llenó sus cuentas bancarias con tantos millones que puede tranquilamente jubilarse ahora, sino que consiguió alcanzar la cima como estrella codicidada por Hollywood y adorada por el público tras sus años de pesadilla personal.

Sin embargo, aunque el papel de Tony Stark lo revalorizó como estrella comercial (como demostró el éxito de las dos películas de Sherlock Holmes que llegaron a continuación), no había vuelto a conseguir la misma esfera académica que tuvo con Chaplin, cuando la prensa e industria lo aclamaban como una de las grandes promesas de su generación.

Sus años de adicción y problemas legales le robaron oportunidades y tiempo para lucir ese talento que siempre llevó dentro. Y cuando finalmente vivió el dulce sabor del éxito tras su recuperación, Iron Man terminó tomando el protagonismo absoluto de su carrera y, en los últimos 10 años, cada intento cinematográfico que probaba fuera de Marvel termina pasando desapercibido o siendo un fracaso. El thriller El juez y el remake de Dolittle lo dejaron claro. Iron Man se había convertido en un espejismo. En el único sinónimo de éxito de su carrera.

Robert Downey Jr. luce toda su gracia con su preciada estatuilla dorada . (Foto de Arturo Holmes/Getty Images)
Robert Downey Jr. luce toda su gracia con su preciada estatuilla dorada . (Foto de Arturo Holmes/Getty Images)

Y entonces llegó Christopher Nolan con una película que le abre una nueva vida profesional gracias al Oscar. En este caso, su tercera resurrección artística.

Robert Downey Jr. trabajó en su recuperación, enterró los escándalos a base de trabajo e insistencia profesional, alcanzando finalmente la estatuilla que se le resistió en 1993 por Chaplin y en 2009 con Una guerra de película. Una victoria que refleja la aceptación definitiva de su talento a nivel académico y premia el esfuerzo en su batalla más personal.

Un premio que lo desliga de la sombra de Marvel para abrirse camino como un actor dispuesto a desafiarse en todos los sentidos. Al que no le importa bajarse el sueldo (como hizo para ajustarse al presupuesto de Oppenheimer) o aceptar un papel secundario, si eso supone renovarse dejando huella con puro talento.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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