La serie más adictiva del momento la tiene Netflix y se ve de un tirón

Fotograma de 'La dama de los muertos' (Crédito: Netflix)
Fotograma de 'La dama de los muertos' (Crédito: Netflix)

Encontrar una serie adictiva no es tan fácil como parece. Podemos sumergirnos en muchas historias cuando la marea del streaming nos inunda cada semana, pero eso no significa que todas ellas nos atrapen con la misma intensidad. Desde el ritmo al desarrollo argumental, los giros de guion, las aristas del personaje protagonista, la música, la fotografía… todo influye a la hora de hacer que nuestra mente, retina y corazón se entreguen de lleno para darle al botón de ’Próximo episodio’ con impaciencia ansiosa sin darle tiempo al algoritmo de la plataforma a que arranque el siguiente capítulo automáticamente. Y hay una nueva serie de Netflix que lo consigue desde todos los ángulos.

No les hablo de aparentes éxitos pasajeros como Caleidoscopio o The Glory, sino de un thriller que no te deja pestañear en sus 4 horas y 20 minutos de duración: La dama de los muertos. Basada en la primera parte de una trilogía literaria escrita por Bernhard Aichner, el título de este ‘krimi’ austriaco hace referencia a su protagonista, una mujer tan fría por fuera como los cadáveres que manipula en su funeraria y su pueblo sumido en la nieve. Sin embargo, si el corazón de Brunhilde Blum (Anna Maria Mühe) se mantiene cálido por dentro es gracias al romance que mantiene con su marido, un policía local y padre de sus dos hijos. Pero su calidez interna no tarda en transformarse en hielo cuando un conductor se da a la fuga después de atropellar y matar a su gran amor.

Desde ese momento Blum quiere venganza. Quiere encontrar al conductor del vehículo que mató a su marido, pero en su búsqueda descubre que las piezas del rompecabezas no encajan. Que su esposo estaba involucrado en algún tipo de situación turbia que podría estar relacionada con su muerte. Y así, poco a poco, Blum se convierte en la sed de venganza personificada, desenmarañando una trama oscura, misógina y abusiva, tomando el papel de verdugo secreto en su pequeño pueblo en las montañas de Austria. Su venganza no tiene límites, ni tampoco su falta de escrúpulos.

La dama de los muertos es un diamante en bruto. Una serie que genera adicción seriéfila desde varios frentes. Primero, a través de la historia. El querer descubrir quienes son los responsables y los motivos detrás de la muerte del policía es la primera etapa de nuestro enganche. Pero no es más que la primera capa superficial. Porque, en realidad, si esta serie nos mantiene pegados al televisor durante sus seis episodios, es por otros factores, algunos más sutiles que otros. El primero es el personaje de Blum. Anna Maria Mühe es la frialdad y la rabia en carne y hueso. La actriz logra una interpretación que permite entrever el odio y dolor que carga a flor de piel, pero también las cicatrices de una vida difícil que la convirtieron en el tempano de hielo que viste como disfraz de superviviente. Y es esa frialdad la que hace creíble su pasión vengativa, llegando a límites insospechados con tal de saldar sus cuentas.

Luego está el paisaje. Un personaje más dentro de esta historia. Rodada en diferentes rincones de Austria, la mayor parte de las secuencias tienen lugar en Tirol, una zona conocida por sus estaciones de esquí. Las rutas inhóspitas en plena montaña que Blum transita desafiando la gravedad en su motocicleta quitan la respiración, y la frialdad de la nieve que la rodea sirve como metáfora a todo lo que queda enterrado debajo. En este caso, el lado más oscuro de un pueblo remoto en medio de la nada. La belleza de un lugar donde se esconde lo depravado y sucio.

Fotograma de 'La dama de los muertos' (Crédito: Netflix)
Fotograma de 'La dama de los muertos' (Crédito: Netflix)

A través de seis episodios de unos 45 minutos de duración, La dama de los muertos nos sumerge en un viaje vengativo en donde la gran revelación es la travesía dramática, acción y sorpresas que guarda Blum a través de toda la trama. Porque esta producción nos hace vivir impactos inesperados y un nivel de acción que jamás hubieras imaginado cuando empiezas el primer episodio. Su magia radica precisamente en la tensión que cuece a fuego lento en torno a todos los misterios, no solo el que explica la muerte del policía sino también el pasado de Blum. Y una de las cartas que juega con maestría es conseguir que la sensación de peligro siempre esté a la vuelta de la esquina. Y no solo para la protagonista en su búsqueda detectivesca, sino también siendo ella un arma de doble filo para cualquiera que se cruce en su camino.

Hay quienes comparan la serie con Kill Bill, Dexter y La chica del dragón tatuado, sin embargo, más allá de las evidentes comparaciones por temáticas similares como son la venganza, la manipulación de cadáveres o la frialdad simbólica de la nieve, La dama de los muertos logra ser algo auténtico que destaca por su propio peso. Aquí nada es lo que parece, siendo una serie que pela sus capas narrativas poco a poco, logrando que nuestra atención no decaiga sino que vaya in crescendo, consiguiendo que en más de una ocasión nos quedemos boquiabiertos.

La dama de los muertos deja abierta la puerta a una segunda temporada, aunque personalmente no creo que le haga falta, funciona a la perfección tal y como está diseñada, siendo una propuesta que traspasa la tensión de su historia como pocas series recientes han conseguido. La dama de los muertos no te da un respiro a lo largo de sus seis episodios, siendo una recomendación ideal para todos aquellos que busquen sumergirse en un misterio adictivo, de esos que no puedes pausar hasta llegar al final.

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