Spider-Man: sin camino a casa: lo mejor y lo peor del nuevo film de Marvel
Muchas expectativas, decenas de especulaciones y numerosas teorías, todo alrededor de una sola película que es el gran evento cinematográfico del 2021. Spider-Man: No Way Home es el punto cúlmine en la carrera del arácnido interpretado por Tom Holland, y por ese motivo, es momento de hacer un balance de lo mejor y lo peor de este esperado largometraje que ya se puede ver en salas.
Lo mejor
Spider-Man, corazón del universo posAvengers
El final de Avengers: Endgame puso en el universo Marvel un punto y aparte, eso no es ninguna novedad. A los pocos meses de esa película, se estrenó Spider-Man: lejos de casa, una historia que suponía el primer vistazo a los héroes luego de la muerte de Iron Man (Robert Downey Jr.) y el retiro del Capitán América (Chris Evans). Entre sus muchos objetivos, ese film tenía la intención subterránea de instalar a Spidey (Tom Holland) como el heredero natural (tanto en términos narrativos como de taquilla) de Tony Stark, principal imán de ese cosmos. Peter Parker y Tom Holland aceptaron en ese momento la titánica tarea de convertirse en el nuevo corazón de Marvel, y luego de ver Sin camino a casa, se puede considerar aprobada esa materia. En este film, Holland entrega una actuación enorme, capaz de combinar la inocencia, el amor por la aventura y la intrínseca tragedia del Spider-Man fundacional de los 70.
Por otra parte, este largometraje muestra de forma muy aceitada el universo afectivo del protagonista. Si bien Ned (Jacob Batalon) y MJ (Zendaya) siempre tuvieron gran importancia en la vida de Peter, aquí ganan un lugar definitivo. Y lo más interesante, es que no solo se convierten en figuras dueñas de sus propios objetivos, sino que también sirven para que el protagonista se defina a través de ellos y del vínculo que los une. Su novia y su amigo son esenciales en la lucha del héroe, son el motor que impulsa a Peter a intentar construir un mundo mejor. Y el director Jon Watts acierta en proponer a Peter no solo como el núcleo del universo Marvel, sino también como el corazón de un relato que tiene que ver con sus amigos.
Así como los Eternos sembraron un camino hacia el cosmos, Spidey echa redes en un plano urbano, que puede ser el más fantástico de los lugares, cuna de grandes aliados y peligrosas amenazas. Villanos que provienen de otras dimensiones o compañeros que surgen a través de la magia, la Nueva York de Spider-Man es el epicentro del mundo Marvel posAvengers. Y en ese sentido, el film profundiza en la riqueza del héroe, y sus infinitas posibilidades como motor de la aventura.
La grandeza del Duende Verde (y de Willem Dafoe)
Sin camino a casa enfrenta al Spider-Man del universo Avengers, contra varios rivales provenientes de las sagas de Tobey Maguire y Andrew Garfield. Si bien todos están bien reflejados (más allá del tiempo que pasen en pantalla), uno de los mayores hallazgos de la película es sin lugar a dudas el Duende Verde de Willem Dafoe. Asegurar que Dafoe es un actor gigante, desde luego que no es descubrir nada, pero su forma de componer a un villano dueño de una maldad pura, lo traslada al panteón del género junto a otro gran referente, el Joker de Heath Ledger.
Como se ve en la primera Spider-Man, Norman Osborn es un hombre atrapado en su laberinto mental que luego de un accidente de laboratorio se permite darle rienda suelta a su lado más oscuro. Se trata de un villano muy atractivo, porque a fin de cuentas, no sabemos si él era un buen hombre que se dejó seducir por la crueldad, o si esa maldad siempre habitó en su interior, y el accidente fue una excusa para liberarla. En esta película, Dafoe logra una interpretación enorme como el Duende Verde: solo le hace falta un segundo para switchear entre las dos caras de Osborn: la de sonrisa amable o la de carcajada sádica. Dafoe se confirma como uno de los más grandes enemigos de Marvel, a través de un Duende que busca presionar a Spidey a cometer el peor de los errores (porque como se sabe, la victoria del villano consiste en corromper al héroe).
El Endgame de Spidey
En una historia en la que Peter Parker se define a través de sus vínculos (con su tía, con su novia, con su amigo), la aparición de otros dos Spider-Man tiene muchísimo sentido. El guion sabe darle un por qué a las aplaudidísimas apariciones de Tobey Maguire y Andrew Garfield. En las escenas que comparten los tres, los viejos Peter cuentan qué sucedió con ellos, y cómo siguieron sus respectivas vidas. Incluso la trama de Sin camino a casa hasta les da la posibilidad a ambos de curar viejas cicatrices, de redimir heridas del pasado, y compartir con el Parker de Holland un conocimiento que nació desde el dolor. Y así como en Endgame resultaba imposible no aplaudir la aparición de Pantera Negra ante la esperanzada mirada del Capitán América, aquí alcanza con ver el reencuentro entre Peter y Octavius (Alfred Molina), o cómo el otro Peter rescata a MJ curando el dolor de la pérdida de Gwen, o el abrazo en el que se funden los tres para comprender por qué este largometraje quedará grabado en el imaginario de varias generaciones. Y por esto es que estamos ante bastante más que un film de emotivas apariciones, sino una aventura que cierra (¿para siempre?) la saga de un héroe que, luego de mucho dolor, finalmente aprende en qué consiste esa “gran responsabilidad” que marca la vida de todos los Spider-Man.
Lo peor
Una lógica que se desarma
Cuando cinco amenazas provenientes de otros universos llegan a la realidad de Spider-Man, no duda en luchar contra ellas. Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) decide devolverlos a su lugar de origen, sabiendo que eso significa que cumplirán con su destino asignado, en la mayoría de los casos, la muerte. Spider-Man se opone, y eso deriva en una lucha entre ambos justicieros. Strange es un pragmático, y solo le importa su misión, mientras que para Parker, mandar a cinco hombres a morir es una decisión que va en contra de sus principios (inculcados por la tía May de Marisa Tomei). Pero a medida que el conflicto avanza, la trama se empantana, las explicaciones resultan confusas y la lógica sobre por qué aparecieron esos invitados interdimensionales se contradice irremediablemente. Strange asegura que quienes llegaron de otras realidades tienen en común el saber que Peter Parker es Spider-Man. Si eso es así, ¿entonces dónde están Mary Jane y Gwen Stacy? ¿Y por qué aparece esa “criatura” en la escena poscréditos? Y cuando todos sean devueltos a sus respectivos universos, ¿en qué punto de sus cronologías aparecerán? Está claro que estos interrogantes tienen que ver con cuestiones de producción u omisiones argumentales que de otro modo, no podrían impulsar la trama.
Doctor Strange: tan bueno que no alcanza
Es imposible no fascinarse con Strange, el héroe místico de Marvel. En su necesidad por borrar el recuerdo de la gente sobre su verdadera identidad, Parker recurre al mago como última opción, pero el conjuro se complica, y eso da pie al germen del peligro. A lo largo de la película, es claro a Strange lo usan o tiran según la necesidad. Inicialmente él es de una importancia clave, hasta que el film necesita avanzar y propone una curiosa victoria de Spider-Man sobre el mago (eso sí, en el marco de una secuencia visualmente extraordinaria). De ese modo, Strange aparece y desaparece a modo de recurso caprichoso, reduciendo a uno de los personajes más ricos del universo Marvel actual a un procedimiento para resolver los conflictos solo cuando el guion lo requiere.