La versión oscura de 'Spider-Man' que nunca vimos por un lío de Hollywood
Antes de que universos como el de Marvel marcaran la hoja de ruta de Hollywood, el cine de superhéroes pisaba fuerte con películas como Superman de Christopher Reeve, Batman de Michael Keaton o Spider-Man de Tobey Maguire, que desde finales de los 70 fueron despertaron pasiones desatadas por el género hasta conducir a la época dorada que vive en nuestros días. Aunque no fue un camino fácil, y en el intento de los estudios de sumarse a la moda hubo intensas batallas por derechos de personajes y proyectos que cayeron en saco roto, como una versión oscura y realista de Spider-Man de la mano de uno de los directores más prolíferos de la industria.
Y es que antes de que Sony se hiciera con los derechos del trepamuros y estrenara la trilogía de Sam Raimi, James Cameron, el responsable de Avatar y Titanic, escribió un guion con un enfoque más cercano a películas como Aliens o Terminator que a la fantasía de los cómics. Fue un proyecto que desarrolló entre finales de los 80 y principios de los 90 con la bendición y ayuda de Stan Lee, el padre de Marvel. Se escribió un guion y estuvo rondando por varios estudios, pero un lío en los derechos de Spider-Man condujo a que no viera la luz y a que el proyecto quedara sepultado para siempre en el fondo de un baúl.
Pocos detalles trascendieron sobre su contenido, pero en 2021, con la publicación del libro Tech Noir: The Art of James Cameron, el director se abrió a desvelar muchos datos jugosos sobre el enfoque de la película, su argumento o los cambios que quiso dar al personaje. De hecho, en la publicación mostró piezas del arte conceptual con el hombre araña escalando edificios en la oscuridad de la noche, dejando entrever ese lado sombrío y realista con el que pudiéramos haber visto al personaje por primera vez. Pero no solo eso, porque en entrevistas con portales como ScreenCrush se paró a analizar el proyecto y lo calificó como “la mejor película que nunca hice”.
Concept art for James Cameron’s #SpiderMan which was never made
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“Creo que hubiera sido muy diferente”, explicaba Cameron al medio, matizando que los cambios contaron con “la bendición de Stan Lee” y que no hizo ni un solo movimiento sin pedirle permiso. “Lo primero que tienes que tener en mente es que no es Spider-Man. Se hace llamar Spider-Man, pero no es Spider-Man. Él es Spider- Kid. Él es Spider-High-School-Kid. Es un poco geek y nadie se fija en él y es socialmente impopular y todo eso", continuaba sobre las ideas que barajó para el trepamuros, que calificaba como “una gran metáfora” de “esa reserva de potencial que tiene la gente y que no reconoce en sí misma” o de “la pubertad y todos los cambios en tu cuerpo”, entre los que destacaba la ansiedad y expectativas sobre la sociedad.
"Quería hacer algo que tuviera una especie de realidad cruda", señaló sobre el toque oscuro y adulto de su película. “Los superhéroes en general siempre me parecieron un poco fantasiosos, y quería hacer algo que hubiera estado más en la línea de Terminator y Aliens, que compras la realidad de inmediato. Así que estás en un mundo real, no estás en una ciudad mítica como Gotham o en un sitio como el Daily Planet en Superman, donde siempre se sintió muy metafórico y como un cuento de hadas.”
En ese sentido, Cameron entró a detallar el argumento que barajó sobre los orígenes de Spider-Man y su forma de lidiar con sus superpoderes, donde el anclaje a una Nueva York realista y el apoyo en experiencias humanas se convirtieron en los puntos clave. “Estamos en Nueva York. Nieva. Un chico es mordido por una araña. Se convierte en este niño con poderes y tiene esta fantasía de ser Spider-Man. Hace este traje y es terrible, y luego tiene que mejorar el traje, y su gran problema es el maldito traje. Ese tipo de cosas. Quería fundamentarlo en la realidad y fundamentarlo en la experiencia humana universal. Creo que hubiera sido una película divertida de hacer”.
Sin embargo, todo cayó en saco roto. Pese a su colaboración con Stan Lee, Cameron no tenía acceso a los derechos de Spider-Man, que en los 80, cuando se despertó la fiebre por los superhéroes en Hollywood gracias a Superman y Batman, fueron vendidos por Marvel a un estudio sin apenas recursos económicos llamado Cannon Films. Su idea, como bien demuestra un pequeño teaser que lanzaron en la época, era llevar a Spider-Man a la gran pantalla en una modesta producción al alcance de sus medios, por lo que no podían permitirse pagar la ambición a la que aspiraba James Cameron. Además, quebraron antes de ver materializada producción alguna.
Por esta razón, el director acudió a la ayuda de Carolco Pictures, estudio que le produjo Terminator 2 y que en aquellos años despuntó con clásicos de acción como Rambo o Desafío total. La idea de Cameron pasaba por convencerles de comprar los derechos de Spider-Man a Cannon Films, pero el estudio despareció de Hollywood a mediados de los años 90 tras afrontar fracasos en taquilla como La isla de las cabezas cortadas.
Su plan B fue llamar a la puerta de 20th Century Fox, con quien ya trabajó en Aliens y Mentiras verdaderas. Pero, con el interés por el cine de superhéroes disparado, Sony entró en la ecuación y la operación se complicó. Según cuenta, con la desaparición de Cannon Films los derechos de Spider-Man cayeron en un vacío legal del que Sony había tomado ventaja, haciendo que Fox no pensara en entrar al fango.
“Traté de que Fox los comprara, pero aparentemente los derechos estaban un poco nublados. Sony tenía un apego muy cuestionable por ellos y Fox no quería pelear. El expresidente de Fox Peter Chernin simplemente no lo aceptaría. No quería entrar en una pelea legal por eso. Y yo estaba como '¿Estás bromeando? ¡Esto podría valer, no sé, mil millones de dólares!", contaba. Y no le faltaba razón, porque solo hay que ver los fuertes datos en taquilla que obtuvo la trilogía de Sam Raimi con Tobby Maguire y la influencia que sigue teniendo Spider-Man en el cine hoy en día.
Obviamente, Sony tenía otros planes con el personaje que chocaban con la visión realista y oscura de James Cameron, por lo que no se planteó llamarle y recuperar su proyecto. Eso sí, hubo detalles que mantuvieron, como que los tiradores de telaraña de Spider-Man fueran una habilidad biológica y no utensilios externos, que fue una idea que el director discutió con Stan Lee y que incluso acabó en los cómics años más tarde. No obstante, nada más sobrevivió, aunque Cameron lo considera positivo para su carrera. “Después de Titanic, tomé la decisión de simplemente seguir adelante, hacer mis propias cosas y no trabajar en la propiedad intelectual de otros. Así que creo que Spider-Man fue probablemente la patada en el trasero que necesitaba para ir a hacer mis proyectos”, concluía.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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