El triste motivo por el que los familiares de Brian Wilson, fundador de los Beach Boys, pidieron una tutela judicial para el músico

Brian Wilson, el genio creativo de los Beach Boys, enfrenta hace décadas problemas de salud mental que le impiden vivir solo
Brian Wilson, el genio creativo de los Beach Boys, enfrenta hace décadas problemas de salud mental que le impiden vivir solo - Créditos: @Mark Seliger

Los familiares de Brian Wilson, fundador de la mítica banda Beach Boys, pidieron la tutela legal del músico tras la muerte de su esposa, Melinda Ledbetter. Según expresan en la presentación que realizaron ante la justicia, Wilson, de 81 años, sufre de un “trastorno neurocognitivo importante”.

Brian Wilson (arriba, al centro), junto a su compañeros de The Beach Boys
Brian Wilson (arriba, al centro), junto a su compañeros de The Beach Boys

“Tras el fallecimiento de la amada esposa de Brian, Melinda, después de una cuidadosa consideración y consulta entre Brian, sus siete hijos, Gloria Ramos y los médicos que lo atienden (y consistentes con los procesos familiares puestos en marcha por Brian y Melinda), confirmamos que los representantes de la familia Wilson, LeeAnn Hard y Jean Sievers, servirán como los protectores de la persona de Brian”, escribió la familia en la cuenta oficial del músico.

En el mismo escrito informan: “Esta decisión fue tomada para asegurar que no habrá cambios extremos en el hogar. Brian y los niños que viven en casa serán atendidos y permanecerán allí, donde son cuidados por Gloria Ramos y el maravilloso equipo de la casa, que han estado en el lugar durante muchos años, ayudando a cuidar de la familia. Brian podrá disfrutar de su familia y amigos y seguir trabajando en proyectos actuales, así como participar en cualquier actividad que elija”.

Brian Wilson, líder y genio creativo de The Beach Boys
Brian Wilson, líder y genio creativo de The Beach Boys

Según reveló Page Six, tras la publicación, en los documentos judiciales se informa que el “trastorno neurocognitivo” al que se hace referencia es una especie de demencia. El equipo de Wilson explicó en el expediente judicial que Ledbetter había atendido las “necesidades de la vida diaria” de su esposo y era la encargada de su atención médica antes de su muerte, el 30 de enero pasado, a la edad de 77 años.

Luego de la muerte de la mujer, con la que el músico se casó en 1995, la familia recurrió a Hard y Sievers para que se convirtieran en los tutores legales de Wilson, debido a la “relación estrecha” que mantienen con él “desde hace muchos años”. Allí se establece, además, que Wilson “es incapaz de satisfacer adecuadamente sus necesidades personales de salud física, de alimentación, vestimenta o vivienda”, y por eso se les confía a los nombrados su cuidado para que le brinden “la mejor atención posible mientras permanece en su hogar”.

Wilson y sus compañeros de banda, en 2012
Wilson y sus compañeros de banda, en 2012

Uno de los principales inconvenientes que enfrenta Wilson en su vida cotidiana es que tampoco “tiene la capacidad” de dar consentimiento a la “administración de medicamentos”, que le han sido recetados para “retrasar la progresión de la enfermedad”, según afirman los documentos. Si bien hay una audiencia judicial programada para el 26 de abril, su equipo judicial adelantó que el artista no estará presente porque “se distrae fácilmente” y a veces se convierte en una presencia “involuntariamente perturbadora”.

Wilson enfrenta problemas de salud mental desde hace varias décadas, y si la Justicia convalida el pedido de sus familiares, esta no será la primera vez que esté sujeto a una tutela: en 1991, su círculo íntimo buscó la ayuda de un tribunal después de que el controvertido psicólogo Eugene Landy ejerciera lo que ellos consideraban “una influencia indebida” sobre el músico, incluida la redacción de un nuevo testamento en el que el cantante lo convertía en el principal beneficiario de su multimillonario patrimonio. En ese momento, lograron su cometido: los jueces establecieron una orden de restricción que le prohibía al psicólogo volver a ponerse en contacto con su expaciente.