Un truco barato de ‘Titanic’ la hizo colosal sin que nadie se diera cuenta
James Cameron revela un secreto del rodaje de 'Titanic' que estuvo delante de nuestras narices desde hace 26 años
Hace más de un cuarto de siglo que Titanic escribió uno de los capítulos más importantes del cine moderno. El romance, la grandiosidad visual y la leyenda en torno al hundimiento del transatlántico fueron los ingredientes infalibles que lo coronaron como uno de los grandes clásicos cinematográficos. Desde diciembre de 1997 se vivió un fenómeno inigualable. Una ‘Titanic-mania’ que llenó las salas de cine, enamoró a Hollywood arrasando en los Óscar y resucitó la obsesión por el barco y su trágico destino. Es tanta la información que circula sobre esta película desde hace 26 años que podríamos pensar que lo sabemos todo sobre ella. Pero estaríamos equivocados.
Porque resulta que James Cameron todavía se guarda detalles sobre aquella producción que consumió varios años de su vida. Y uno de ellos estuvo todo este tiempo delante de nuestras narices sin que nadie se diera cuenta desde 1997. Se trata de un truco barato que improvisó en el mismo rodaje y que no solo ayudó a ajustar el presupuesto, sino que sirvió para hacer que las imágenes del barco transmitieran la sensación de enormidad colosal que convirtió al Titanic en leyenda.
El cineasta de 69 años se tomó un descanso de la tercera película de Avatar para preparar el relanzamiento de Titanic en 4K Ultra HD. Una apuesta tecnológica que pretende hacer con todas sus películas -El abismo, Mentiras verdaderas, Aliens, Avatar y Avatar: El camino del agua-adaptándolas y remasterizándolas para mantenerlas visualmente actuales. Y en una entrevista concedida a Los Angeles Times recordó un detalle importante del rodaje.
TITANIC Y EL TRUCO QUE NADIE DESCUBRIÓ
Titanic llegó a las salas de cine coronada como la película más cara de la historia a partir de un presupuesto de 200 millones de dólares. Una cifra que tuvo preocupados a los ejecutivos de 20th Century Fox ante el riesgo descomunal que suponía aquella inversión en aquel entonces. “Nunca entramos en pánico”, recuerda Cameron al medio citado. “El estudio entró en pánico. Es nuestro trabajo no dejar que cunda el pánico”.
Viendo las necesidades presupuestales, James Cameron decidió ser práctico y optó por recurrir a métodos visuales e ilusiones ópticas que ayudaran a crear la historia que quería contar sin necesidad de inflar más el presupuesto. Como, por ejemplo, contratar a actores que no superaran cierta estatura para que contagiaran la ilusión óptica de estar en un barco colosal.
“Solo elegimos extras bajitos para que nuestro set pareciera más grande. A cualquiera que midiera más de 1.70 metros, no lo seleccionamos. Fue como si obtuviéramos un millón de dólares extra gracias al casting”, explicó casi tres décadas después de iniciar el rodaje en 1995, cuando hizo las primeras inmersiones hasta los restos del barco en el Océano Atlántico que aparecen en la película.
Lo llamativo de este tipo de detalles es que Titanic es una película que muchos espectadores creemos conocer de memoria. Una producción que despertó la curiosidad global en torno al rodaje a través de documentales, entrevistas, coleccionables y reportajes dedicados a las teorías sobre la dichosa puerta que intentaron descifrar si había espacio para salvar a Jack (Leonardo DiCaprio) o no. Es decir, es tanta la información que circula en torno a ella y tantas las veces que la vimos, que cuesta imaginarse que existan detalles tan evidentes y que ni siquiera nos hubiéramos dado cuenta.
Sin embargo, si volvemos a ver secuencias de la película notaremos que efectivamente no encontramos extras más altos que los protagonistas. Leonardo DiCaprio y Billy Zane miden 1.83 y 1.84 metros respectivamente, siendo de los más altos que aparecen en el metraje. Todos los demás que complementan el decorado habrían estado por debajo, ayudando efectivamente a esa ilusión óptica que nos permitió ver al Titanic de James Cameron con los aires de grandeza y enormidad colosal que hicieron al barco legendario
De esta manera, Cameron pudo ahorrar en costes de producción y mantener intacta la idea que tenía en mente. Porque, según cuenta en la misma entrevista, si la decisión creativa hubiera estado en manos de los estudios (la película fue una coproducción entre Fox y Paramount) “habrían eliminado el hundimiento del barco por completo” para abaratar costes.
En aquel entonces, que una película costara $200 millones era inaudito (no como en 2023 donde Hollywood se lanzó de lleno a los mega presupuestos), pero en el caso de Titanic fue necesario ya que construyeron un set a escala real con un barco de 2.032 metros de largo, además de cuidar minuciosamente todos los detalles estéticos que representaban al barco a través de réplicas que emulaban cada habitación, el reloj, el comedor, las escaleras, la proa, etc. El esfuerzo fue tan grande que Cameron confiesa que llegó a pensar que jamás iban a lograr recuperar el dinero invertido.
Pero se equivocaba. Titanic estuvo nada menos que 10 meses en cartelera (algo impensable en la actualidad), y terminó su recorrido inicial en 1998 con un total de $1,843,201,268 recaudados en todo el mundo. Una cifra que la coronó como la cinta más taquillera de la historia durante 12 años (hasta que James Cameron se superó a sí mismo con Avatar). Titanic volvió a los cines varias veces con reestrenos que la llevaron a un total final, ajustado por la inflación, de $2,257,844,554.
En la actualidad es la cuarta película más taquillera de la historia (por detrás de Avatar, Avengers: Endgame y Avatar: el camino del agua), siendo la única película del siglo pasado que aparece en la lista hasta el puesto 44, donde encontramos a Jurassic Park.
Un logro increíble. Con trucos y todo.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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