Yahoo Estilo Uma Thurman celebra el aniversario de ‘Pulp Fiction’ tras la pesadilla que vivió por ser una musa
Uma Thurman, John Travolta y Samuel L. Jackson se reunieron para celebrar el 30 aniversario de ‘Pulp Fiction’, pero sin Quentin Tarantino
Pulp Fiction cumple 30 años y como suele ser la costumbre de sus protagonistas cada vez que se celebra un aniversario importante del filme, volvieron a reunirse y desfilar por una alfombra roja en conmemoración a esta producción que significó tanto en sus carreras a mediados de los ’90. Uma Thurman, John Travolta, Samuel L. Jackson y Harvey Keitel dieron rienda suelta a la amistad que formaron desde entonces posando para fotógrafos y curiosos en una proyección organizada por el TMC Classic Film Festival de Los Ángeles en honor al clásico de culto estrenado en mayo de 1994.
Aunque hubo dos ausencias importantes. Por un lado, el director Quentin Tarantino que no asistió al evento a pesar de celebrar cada aniversario de la película en otras ocasiones -quizás para evitar que le pregunten por su última película tras darse a conocer que habría abandonado sus planes iniciales- y, por supuesto, Bruce Willis. El actor, que padece demencia frontotemporal, estuvo representado por su hija Tullulah y su esposa Emma Heming Willis, mientras Travolta lo homenajeaba celebrando la amistad que forjaron desde que trabajaron juntos en Mira quién habla en 1989 (Willis prestó su voz al bebé).
"Entonces éramos [amigos]. Habíamos estado de vacaciones juntos, Kelly [Preston] y yo con Bruce y Demi [Moore]. No era algo nuevo. Estábamos cómodos el uno con el otro", dijo a Entertainment Tonight. "Fue muy fácil estar juntos y relajarnos, ¿sabes?”, recordó sobre la colaboración en Pulp Fiction. “Hubo un aprecio realmente genuino. Nos sentimos afortunados de estar en una película muy especial”.
Y es que esta película de Quentin Tarantino de humor negro, giros inesperados y violencia gráfica fue clave en el ascenso profesional de todos los implicados. Le sirvió a Jackson como plataforma para finalmente abrirse camino en Hollywood cuando ya tenía 46 años, ayudó a que el mundo comenzara a ver la estrella de Grease como un actor serio y a Uma Thurman la convirtió en estrella de la noche a la mañana y en una musa tan exitosa como sufrida.
La película arrasó en taquilla, conquistó a público y crítica por igual, mientras la Academia se rendía a sus pies con siete nominaciones a los Oscar. Finalmente solo consiguió una estatuilla, la de Mejor Guion, pero su legado quedó sellado de todos modos.
Sin embargo, de todos los implicados, la historia de Uma Thurman a partir del éxito de Pulp Fiction merece ser contada. Porque mientras no pierde oportunidad para celebrar su legado y su imagen danzando con el cabello negro azabache junto a John Travolta o buscando venganza con una catana en un traje amarillo ya sean sinónimo de su filmografía, la verdad es que le tocó vivir su propia pesadilla.
El nacimiento de una estrella
Lo suyo con Tarantino es una historia plagada de mucho cariño pero también traición y perdón. Una relación de 30 años en donde fue la musa a merced del artista, disfrutando de los aplausos del mundo, coronándose como icono pero también sufriendo accidentes, escupitajos y estrangulaciones para la cámara. Una musa que, según Tarantino, “está a la altura de Greta Garbo y Marlene Dietrich en el territorio de las diosas” del séptimo arte (Time).
Recuerdo descubrir a Uma como una jovencísima Cécile de Volanges en la adaptación de Relaciones peligrosas (1988) dirigida por Stephen Frears, aunque siendo recién su tercera producción, no logró cautivarme tanto como lo hizo Michelle Pfeiffer en aquella película. Y es que si bien se mantuvo en activo durante los años siguientes (y casada con Gary Oldman entre 1990 y 1992, aunque ya nadie lo recuerda), su carrera comenzó el día que conoció a Quentin Tarantino en el Festival de Sundance. Fue en aquel encuentro que Tarantino supo que había encontrado a su Mia Wallace para Pulp Fiction.
Era la primera película que Miramax financiaba al completo -el estudio independiente de Harvey y Bob Weinstein que acababa de ser adquirido por Disney- y fue todo un éxito. No solo fue aplaudida de manera unánime por la crítica, sino que cosechó $213 millones sobre un presupuesto de $8 millones y supuso la única nominación al Oscar que ha conseguido Uma Thurman hasta ahora (al igual que Samuel L. Jackson). Pero para ella, el papel de Mia fue mucho más que eso.
Este papel de esposa de un mafioso de Los Angeles es uno de los personajes femeninos icónicos de los ‘90 y sus bailes con John Travolta con peluca negra de por medio ya son historia del cine. Después de esta producción se acomodó plácidamente en el firmamento de las estrellas, mientras disfrutaba de su vida personal junto a Ethan Hawke, con quien estuvo casada desde 1998 a 2005, y su primera hija nacida en 1998 (la también actriz Maya Hawke).
La siguiente década la vivió entre éxitos y fracasos -cómo olvidar su fracasada versión de Hiedra Venenosa de Batman y Robin (1997)- hasta que Tarantino la catapultó de nuevo. Fue en 2003 cuando el cineasta dijo a Time que estaba a la altura de otras diosas como Greta Garbo mientras rodaban las dos entregas de Kill Bill. La asesina Beatrix Kiddo con sed de venganza es, sin dudas, su papel más icónico, siendo un personaje que ella misma ayudó a crear tras concebir la idea juntos en el set de Pulp Fiction. Solo habían imaginado una novia cubierta de sangre y durante los siguientes 10 años, la imagen comenzó a cobrar forma.
El rodaje fue el más demandante de su carrera, durando nueve meses y entrenando durante tres en artes marciales, esgrima y japonés. Ambas entregas se convirtieron en un clásico de culto por excelencia, coronándola como referente entre las heroínas del cine de acción moderno.
La otra cara de haber sido una musa
Pero no todo ha sido de color de rosas entre ella y Tarantino. Detrás del éxito, de los posados cómplices, de los halagos mutuos y a pesar de los eternos rumores de haber sido más que amigos, por entonces Uma vivía la otra cara de la moneda que a veces persigue a las musas. Y es que esa imagen a merced de la imaginación del creador a veces puede convertirse en objeto. Y mientras nosotros aplaudíamos a Kill Bill Vol. 1 y 2, ella cargaba una mochila marcada por los acosos sexuales, tácticas extremas y un accidente en México.
Conocimos la historia en 2018 cuando ella misma hizo pública su experiencia en una entrevista para The New York Times. Era su confesión: había sido sexualmente acosada por Harvey Weinstein, productor de las películas que hizo con Tarantino, y puesta en peligro por el propio cineasta en quien había depositado toda su confianza.
A pesar de sus reticencias iniciales en sumarse al movimiento #MeToo, finalmente confesó que había sido acosada por Weinstein en el Hotel Savoy de Londres en 1994. El año de Pulp Fiction. Confesó que “la empujó”, que “intentó forzarla y exponerse” e “hizo todo tipo de cosas desagradables” y al día siguiente le enviaba rosas amarillas forzándola a aparecerse de nuevo en el hotel, esta vez junto a una amiga, donde lo amenazó con destruir su carrera si le hacía lo mismo a otra mujer. Pero el ex productor de Hollywood continuó sus tácticas de depredador actualmente convicto por abuso sexual, haciendo que Uma asegurara sentirse culpable por esas mujeres que cayeron en su trampa dado que debido al éxito cosechado con las películas que él produjo con Tarantino y ella como protagonista, ella misma se veía como una de las razones por la que muchas de ellas entraron a solas a su habitación.
A su vez, dijo que el director de Kill Bill intervino para que el personaje de Budd (Michael Madsen) la escupiera en la cara y que la adolescente Gogo Yubari (Chiaki Kuriyama) la estrangulara con una cadena. Tarantino se defendió en una entrevista para Deadline diciendo que tenía que hacerlo porque "no confiaba en el actor Michael Madsen" al no saber hacia dónde iba a dirigir la saliva, mientras añadía que la estrangulación había sido idea de Uma. En aquel momento, figuras como Jessica Chastain arremetieron contra el director en redes sociales, diciendo por ejemplo: "Sigo imaginando a Tarantino escupiendo en la cara de Uma y estrangulándola con una cadena por KILL BILL. ¿Cuántas imágenes de mujeres en los medios celebramos que muestran abusos? ¿Cuándo se normalizó esto como 'entretenimiento'?"
En el mismo artículo, Uma también expresaba su descontento con Tarantino explicando el incidente que la dejó con dolor crónico en el cuello y las rodillas: un accidente que sufrió en el set de Kill Bill en México por la supuesta negligencia de Tarantino que definió como “la deshumanización hasta el punto de la muerte”. Y todo acompañado por el vídeo del momento.
Tarantino aprovechó para reconocer su parte de responsabilidad a Deadline admitiendo que, como había explicado la actriz, la obligaron a conducir a alta velocidad para que se viera su cabello al viento a lo largo de una carretera que no había sido comprobada en uno de los últimos días de rodaje. En teoría iba conducir hacia el lado contrario por un camino en línea recta que el propio Tarantino había testado que era seguro, pero un cambio en la luz hizo que giraran la toma a último momento.
El accidente hizo que ella perdiera la confianza que había depositado ciegamente en él y hasta su marido por entonces, Ethan Hawke, se enfrentó al director por lo que había hecho. “Es el mayor arrepentimiento de mi vida”, dijo Tarantino en su momento, quien era consciente que Uma pensaba hacer una confesión por escrito y, para ayudarla a cerrar página 15 años después, él mismo le entregó el footage del accidente que Harvey Weinstein le había negado ver. Incluso estaba convencida que Weinstein hizo desaparecer el vehículo, mientras Tarantino afirmaba no saber nada porque él no se involucraba en cuestiones de seguros.
Esa pérdida de confianza afectó la relación entre los dos durante "dos o tres años", pero ahora ya es agua pasada. La actriz reveló en una publicación de Instagram acompañada por el vídeo que Tarantino "estaba profundamente arrepentido y sigue arrepentido por este lamentable suceso" y, a continuación, se mostró dispuesta a volver a ponerse en sus manos.
“Si escribe un papel magnífico y estamos los dos en el momento adecuado, sería increíble”, dijo Uma cuando Entertainment Weekly le preguntó si volvería a trabajar con él tras el incidente en México en 2018. Y ella dio un rotundo ‘sí’ porque aunque hayan tenido sus diferencias, lo conoce, lleva 25 años colaborando creativamente a su lado. “¿Tuvimos tragedias? Seguro. Pero no puedes reducir el legado con ese tipo de historias”.
“Mi capacidad para perdonar existe y las cosas pasan. El accidente estuvo mal, pero intenté explicar que fue el ambiente alrededor lo que me hirió más”, añadió.
Lo único que se interpone entre los dos es el supuesto plan de retirada de Tarantino, quien ha repetido varias veces que piensa dejar la dirección cinematográfica cuando llegue a su décimo largometraje. En principio tenía previsto dirigir a Brad Pitt en una producción inspirada en su adolescencia sobre un crítico de cine titulada The movie critic, pero recientemente se supo que ha descartado el proyecto y que, en teoría, piensa empezar de nuevo con otra idea. Esta decisión podría abrir el camino a una nueva colaboración entre ambos. Quien sabe, quizás con la esperada tercera parte de Kill Bill que, según dijo el director en un podcast a mediados de 2019, los dos habrían hablado sobre la idea de recuperar a la Novia.
En resumen: sí, Uma hizo más películas. Muchas. En varias ha brillado como en Nymphomaniac (2013) o La casa de Jack (2018), por nombrar algunas; pero otras han sido lamentables, como Mi superexnovia (2006) o Marido por sorpresa (2008). Pero ninguna jamás logró igualarse al poder de icono que ostentan Mia y la Novia. Y a tres décadas de Pulp Fiction, Uma puede celebrar que pase lo que pase, ese rol de icono femenino del cine moderno, jamás dejará de tenerlo.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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