Yahoo Estilo Lindsay Lohan proclama con ‘Un deseo irlandés’ lo que estábamos esperando tras su destierro de Hollywood
La actriz desempolva la faceta que la hizo triunfar hace décadas justo cuando inicia su resurrección artística
Lindsay Lohan parece dispuesta a recuperar su lugar en Hollywood. Después del destierro sufrido hace más de una década por culpa de los escándalos y los fracasos cinematográficos, busca reencontrarse con el éxito que disfrutó en su juventud. Y su nueva película demuestra que está en el camino correcto para conseguirlo.
La actriz de Chicas pesadas inició su resurrección de la mano de Netflix con Navidad de golpe en 2022, una comedia ligera, ñoña y previsible que logró alcanzar el éxito como una de las películas navideñas más vistas de aquella temporada festiva. Pero esto era solo el principio. Porque a sus 37 años, casada y siendo madre de una niña, Lindsay Lohan encamina su resurrección en Tinseltown devolviendo lo que el público lleva una larga temporada esperando de su parte.
Lo hace con Un deseo irlandés, una comedia romántica más previsible todavía donde los enredos y la fantasía trazan una historia para entrenerse sin grandes pretensiones. Dirigida por Janeen Damian (la misma directora de Navidad de golpe), Lohan interpreta a Maddie Kelly, una editora locamente enamorada de un autor irlandés, Paul Kennedy (Alexander Vlahos), para quien prácticamente escribe como fantasma. Sin embargo, cuando está preparándose para finalmente confesar sus sentimientos, una de sus amigas tiene un flechazo con el hombre de sus sueños.
Saltamos en el tiempo y menos de un año después, Maddie es una de las damas de honor de la boda en Irlanda donde, cegada por los celos, pide a Santa Brígida que le conceda el deseo de ser ella quien se case con Paul. Básicamente lo mismo que hubiera pedido el personaje de Julia Roberts en La boda de mi mejor amigo si hubiera tenido la oportunidad. Como se pueden imaginar (y muestra el tráiler), el deseo se hace realidad, aunque no todo es exactamente como Maddie soñaba.
Lo que estábamos esperando de Lohan
Para empezar no voy a venderles que Un deseo irlandés es una película altamente recomendable. No creo que pase a la historia como una de las mejores comedias románticas del año, ni que vayamos a recordarla con el paso del tiempo. Es cursi, previsible y por momentos un tanto ridícula. Pero tiene su encanto.
Al igual que la gran mayoría de comedias románticas de Netflix, su guion es ligero y la profundidad narrativa brilla por su ausencia. Un detalle que no debería sorprender a nadie después de la infinidad de rom-coms desarrolladas por la plataforma y cuando tenemos en cuenta que la directora y su marido, el productor Michael Damian, son la realeza de las telenovelas. La pareja ha estado involucrada en telenovelas, películas de Hallmark y comedias románticas de Netflix durante décadas. En otras palabras, las tramas absurdas, emociones exageradas y la fantasía romántica es parte del ADN de sus historias.
No obstante, si algo brilla en Un deseo irlandés es precisamente Lindsay Lohan. Y no porque nos entregue una actuación de Oscar o por la química que comparte con Ed Sleepers, sino porque encandila al espectador nostálgico al desempolvar de nuevo su habilidad para la comedia física y los enredos. El mismo talento que la llevó a la cima de Hollywood cuando era adolescente, reportando millones a las arcas de la industria.
Si bien hizo lo mismo en Navidad de golpe jugando al ridículo con un personaje superficial y una trama diseñada para la complacencia navideña, en esta ocasión lleva su encanto cinematográfico más lejos todavía, aportando nuevas dosis de frescura y naturalidad a esa faceta artística de su pasado donde no se prestaba a convertirse en el prototipo de la heroína romántica de Hollywood, sino que añadía su habilidad para los enredos, darse golpes por los suelos y trazar momentos ridículos para sacarnos una sonrisa. Así como hizo en Juego de gemelas, Un viernes de locos o Chicas pesadas.
Y eso es justamente lo que muchos estábamos esperando. No solo porque el legado de sus clásicos nos produce la inevitable debilidad de querer verla recuperando su lugar como estrella de cine, sino porque es justamente lo que necesitábamos ver justo ahora que tiene la secuela de Un viernes de locos confirmada con Jamie Lee Curtis. Básicamente que no ha perdido un ápice de su gracia. Que su frescura para trazar momentos cómicos y hacer el ridículo por amor al arte sigue intacto, lo que nos lleva a tenerle más confianza todavía a esa secuela tan esperada 21 años más tarde.
La secuela de Un viernes de locos marcará su primera película de estudio en más de diez años, después de haber sido una estrella juvenil solicitada que estrenaba producciones de la mano de Universal, 20th Century Fox y, por supuesto, Disney. El mismo estudio que produciría esta secuela y con el que vivió éxitos como Juego de gemelas y Herbie a toda marcha. Por lo tanto, Un deseo irlandés sirve como carta de presentación para las nuevas generaciones pero, sobre todo, un recordatorio universal del talento de Lindsay Lohan para entretener, brillando con su habilidad innata para provocar gracia incluso cuando se trata de historias vacías de contenido. Lo que nos contagia más ganas todavía para la secuela que está preparando en este retorno triunfal a las altas ligas de Hollywood.
Como pasaba con Navidad de golpe, esta nueva producción tampoco pasará a la historia ni se convertirá en clásico del género, pero ayuda a trazar el nuevo camino que se ha propuesto Lindsay Lohan en esta segunda vida profesional en Hollywood.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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