¿Vives desconectada de tus emociones? Estos son los síntomas

Hay personas a las que describimos como frías, quizá con falta de empatía en sus relaciones con los demás, pero que también parecen no sentir cuando algo les sucede a ellas. En psicología, se habla de estos individuos como 'desconectados emocionalmente'. No es algo que hagan a propósito. Diversas experiencias, posiblemente, traumáticas, han propiciado este comportamiento, que nada tiene que ver con la alexitimia o ausencia de sentimientos o la psicopatía.

"La desconexión emocional está relacionada con la dificultad para identificar y experimentar diversas emociones. Puede llegar a englobar muchas dificultades emocionales, como por ejemplo, represión, negación, bloqueo, enganche o desconocimiento de nuestras propias emociones. Funciona como un mecanismo de defensa que provoca dificultades para conectarse emocionalmente con uno mismo y por ende, con los demás. Esta desconexión nos hace funcionar en “piloto automático” sin darnos cuenta de lo que sentimos, separando la parte racional de la emocional", nos explica la psicóloga Miriam Sanjuán Méndez, de GrupoLaberinto.

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Síntomas de la desconexión emocional

Hay algunas señales que pueden alertarnos de que sufrimos o alguien de nuestro alrededor padece esta desconexión emocional. La psicóloga nos detalla algunos de ellos:

  • Comportamiento de desapego y falta de empatía hacia los demás y hacia uno mismo.

  • Sentirse emocionalmente adormecidas y/o confusas.

  • Tendencia a mostrar una gran racionalidad ante situaciones con carga emocional, infravalorando las emociones, tanto las suyas como las de los demás.

  • Presentar dificultades para establecer relaciones profundas con los demás.

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¿Cuáles son las causas?

En la mayoría de los casos tiene que ver con la evasión de experiencias negativas o traumáticas. "Esta evasión esconde un temor por volver a pasar por una experiencia de sufrimiento, decidiendo cortar esa posibilidad, impidiéndose sentir", sostiene la especialista en psicología.

"Normalmente, no ha existido en la vida de estas personas una figura de referencia que les haya ofrecido un apego seguro, que les haya validado las emociones y haya estado presente para sostenerlas y regularlas", continúa Miriam Sanjuán. Por ejemplo: si nuestros padres están desconectados de sus emociones, o no han sabido cómo atender las nuestras en la infancia, eso podría propiciar nuestra propia desconexión emocional.

Por otro lado, la psicóloga nos habla de los traumas como otra posible causa de esta desconexión. Y es que, recibir un trato desconsiderado de forma repetida o la indiferencia diaria puede propiciar que se desarrolle este problema. No es necesario tener una única vivencia traumática, el constante 'ninguneo' o la hostilidad, por ejemplo ya es suficientemente duro para alguien como para que acabe desconectándose de sus emociones. "Realmente, no se trata tanto de que las personas no quieran sentir las emociones, sino que no quieren sufrir. Aunque paradójicamente, tratando de no sentir, acaban experimentando un gran sentimiento de soledad oculto", lamenta la Sanjuán.

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Cómo tratar la desconexión emocional

El problema de esta proceso psicológico es que no siempre se identifica claramente. Es más, las personas que lo sufren pueden no darse cuenta de que están desconectadas de sus emociones ni saber por qué les pasa. De ahí que no siempre pueden recibir la ayuda necesaria.

"Existe una dificultad para identificar y nombrar lo que están sintiendo", afirma la experta. Como decía, en la base de esta sintomatología suele estar el no haber tenido una figura de apego que les haya permitido explorar su mundo emocional, aceptarlo incondicionalmente, conectando las vivencias y co-regulando las emociones que estas provocan. Esto, a su vez, ha provocado que no sean capaces de vincularse con los demás de una manera segura. De ahí que una de las formas de trabajar esta desconexión sea desde la reparación del apego.

En cuanto a las personas del entorno, "es fundamental acompañarles, que puedan sentir que hay un otro que está presente. Practicar la escucha empática y activa sin juicios. Tratando de ayudarles poniendo nombre a lo que pueden estar sintiendo. Aunque sobre todo, lo más importante es animarles a que puedan pedir ayuda profesional para que les ayuden a gestionar lo que no se están permitiendo sentir quizás de manera inconsciente", concluye Miriam Sanjuán de GrupoLaberinto.

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