El niño de Willy Wonka que abandonó Hollywood sin renunciar a su sueño

El que ha tenido la carrera más dispar e interesante entre todos los niños del clásico de 1971 fue Paris Themmen

'Willy Wonka y la fábrica de chocolate' de 1971 vuelve al recuerdo cinéfilo a raíz del estreno de la precuela con Timothée Chalamet. (Foto de Silver Screen Collection/Getty Images)
'Willy Wonka y la fábrica de chocolate' de 1971 vuelve al recuerdo cinéfilo a raíz del estreno de la precuela con Timothée Chalamet. (Foto de Silver Screen Collection/Getty Images)

Willy Wonka y la fábrica de chocolate, el clásico familiar de los '70 protagonizado por Gene Wilder nos presentó a un prometedor elenco de niños. Como ocurre con cualquier estrella de las películas de nuestra infancia, fue difícil que sus rostros y su divertida y diabólica visita a la fábrica de dulces del chocolatero se fueran de nuestra memoria, sin embargo, su estrellato fue efímero.

Algunos de ellos, como Denise Nickerson o Julie Dawn Cole, quienes interpretaron a la obsesa de los chicles Violet Beauregarde o a la consentida Veruca Salt, pudieron seguir actuando con papeles menores, pero, por ejemplo, Peter Ostrum, el niño que dio vida a Charlie Bucket, rechazó contratos para actuar en otras películas para convertirse en veterinario.

No obstante, de entre todos los jóvenes que participaron en este clásico del cine familiar basado en la obra de Roald Dahl, tal vez el que ha tenido la carrera más dispar e interesante ha sido Paris Themmen, el pequeño que se puso en la piel del imparable Mike Teavee y que, contra todo pronóstico, acabó transitando terrenos profesionales que nunca hubiéramos imaginado mientras no dejaba de cumplir su sueño en Hollywood.

Nacido en una familia de músicos con la que le resultó sencillo abrirse hueco en el mundo artístico, Themmen,comenzó en la interpretación con tan solo seis años trabajando en decenas de comerciales para televisión y radio. A partir de los años '70, pudo acceder a los escenarios de Broadway y no tardó en ser fichado para debutar en la gran pantalla con el clásico de Gene Wilder.

El éxito de la película lo motivó a seguir actuando, se dejó caer en más obras de teatro y fue habitual verle en espacios televisivos como The Ed Sullivan Show, sin embargo, como bien contaba en su página web, cuando cumplió 14 años se dio cuenta de que simplemente quería ser un niño. Que quería centrarse en sus estudios y vivir las experiencias de cualquier persona de su edad, aunque con el foco puesto en regresar a este mundo de fama y éxito más adelante.

Estudió una Licenciatura en Teatro en la Universidad de Nueva York pero, tras graduarse, se percató de que después de una infancia trabajando sin parar aún era demasiado pronto para volver a la rutina. Por esta razón, se dedicó a viajar por el mundo, visitó más de 36 países y despertó en él una necesidad vital de centrar su vida profesional en este ámbito. Así, fundó una empresa llamada Access International con la que ofrecía servicios de viajes para mochileros que querían viajar a Europa. No obstante, la tentación de volver a Hollywood volvió a removerse en él.

A la vez que gestionaba su negocio, trabajó para otras empresas en puestos de venta o en la gestión de propiedades inmobiliarias, aunque admite que lo odiaba. En su portal web también destaca que intentó otros emprendimientos, pero el mundo del cine no tardó en llamar de nuevo a su puerta. Pudo regresar al lugar donde conoció la fama gracias a pequeños trabajos de producción cinematográfica, que, aunque no señala para qué películas o empresas lo hizo, afirma que pasó muchas horas “divertidas e increíbles” durante varios años.

Más adelante, trabajó para Disney en la división de Walt Disney Imagineering, la que se encarga del diseño y la construcción de los parques temáticos de la compañía. Desde luego, funciones muy diferentes a las que probablemente habría imaginado para su vuelta a Hollywood, pero el estar dentro de este mundo le facilitó volver a la interpretación. Fue en pequeños papeles puntuales en series como Star Trek: Voyager o películas para televisión como Screenplay, pero le ayudó a matar el gusanillo de regresar al sueño de su infancia.

En la última década ha seguido inmerso en sus trabajos empresariales, pero cuenta que ha podido dirigir sesiones de casting, aparecer ocasionalmente en comerciales y actuar en obras de teatro. Además, cuenta que sigue guardando gran cariño a Willy Wonka y la fábrica de chocolate, lo que le ha motivado a asistir a convenciones de cine, encontrarse con fans y firmar autógrafos. En última instancia, reconoce que “hay vida después del arte” y que ha vivido una vida “plena y eminentemente satisfactoria”. Una sensación entendible para alguien que pudo alcanzar la fama en su infancia, disfrutar de los placeres de la vida lejos de Hollywood y desarrollar proyectos propios sin renunciar a su sueño de seguir trabajando en la interpretación.

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