"Yo puedo oler las cucarachas": cuando el olfato hipersensible es una señal de algo más
Mi nariz es de largo alcance. No porque sea físicamente muy larga o grande, sino porque huele todo. Todos los olores puedo detallarlos al punto de poder percibir cosas maravillosas, como qué tipo de pastel están horneando dos pisos debajo del mío, o cosas terribles como las cucarachas. Sí. Yo puedo olerlas, sobre lo cual influye poderosamente la fobia que le tengo a estos insectos.
Sin embargo, aunque a veces creo que puede ser algo muy molesto percibir demasiado los olores, incluso, los que no quiero, es algo que parece común en mi familia. Muchos contamos con este raro “talento” y a nadie le preocupa demasiado porque no afecta nuestra calidad de vida. Si te ocurre, puede tratarse de una sensibilidad aumentada del olfato, lo cual puede ser común e incluso temporal, pero si es una sensación agobiante, que puede interrumpir tu cotidianidad, puede tratarse de hiperosmia.
Un artículo de la Revista de la Facultad de Medicina en México señala que alrededor de una cuarta parte de la población de adultos de más de 40 años de edad presenta algún trastorno del olfato.
De estos, los más comunes son, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la hiposmia, que es una reducción en la capacidad para detectar olores; la anosmia, que consiste en la incapacidad para detectar olores; la parosmia, que es un cambio en la percepción normal de los olores; y uno poco frecuente es la hiperosmia, que se trata de una sensibilidad abrumadora a los olores, según se detalla en WebMD.
La hiperosmia, que sí puede afectar la calidad de vida de las personas, puede ocurrir permanentemente o puede ser temporal, e incluso puede ser intermitente, es decir que puede aparecer y desaparecer, lo cual podría relacionarse con una enfermedad subyacente.
Por qué ocurre
No son pocas las causas que ocasionan esta condición en la cual se agudiza el olfato. La más frecuente es el embarazo, lo cual puede considerarse una sensibilidad aumentada temporal del olfato. Esto coincide muchas veces con las famosas náuseas del embarazo y nos puede hacer rechazar algunos alimentos, e incluso a algunas personas. Sin embargo, es común que la hipersensibilidad olfativa desaparezca al cabo de los primeros meses de embarazo.
El mismo portal WebMD, señala como posibles causas las migrañas, que sensibilizan los sentidos; y algunas condiciones neurológicas, especificando que la parte de nuestro cerebro que almacena recuerdos puede causarnos una falsa sensación de olores fuertes, lo cual se considera una alucinación olfativa y puede ser una señal de que podemos sufrir una convulsión.
Asimismo, las enfermedades autoinmunes también pueden verse asociadas a los cambios en el sistema olfativo (sentido del olfato), así como también factores hereditarios y ambientales pueden influir en la forma en que percibimos los olores.
Por otra parte, las causas de los trastornos del olfato más comunes, son el envejecimiento, la sinusitis y otras infecciones, alteraciones de las vías respiratorias superiores, el hábito del tabaquismo, crecimientos blandos los senos y recubrimientos nasales; afecciones bucales; la exposición a productos químicos; el tratamiento de radiación contra el cáncer, enfermedades del sistema nervioso como el Parkinson o el Alzheimer, y aquí también figuran las alteraciones hormonales.
Lo más importante es que si somos muy sensibles a los olores, revisemos los momentos en que nos ocurre; por ejemplo, algunos cambios hormonales, como el embarazo o la menopausia pueden impulsar esta sensibilidad, pero la gran diferencia con un trastorno es que no nos molesta al punto de cambiar nuestra vida, y eventualmente desaparece. Si sientes que hueles todo, demasiado, al punto de convertirse en una sensación abrumadora, lo mejor es consultar al médico quien brindará diagnóstico y tratamiento apropiados para solucionar este problema.