En autocaravana por Las Rocosas, el road trip más impresionante del mundo está en Canadá
Las Montañas Rocosas conforman uno de los lugares más impresionantes del mundo: un sistema de cordilleras trazado por extensas lenguas glaciares, lagos fantásticos y picos majestuosos. Queda claro que aquí la naturaleza se empleó a fondo en esta barrera que se extiende paralela a la costa oeste de Norteamérica. Recorrer la vertiente de Canadá, declarada Patrimonio de la Humanidad, es emprender un trayecto de más de dos mil kilómetros que serpentea por los estados de Alberta y Columbia Británica a lo largo de cuatro parques nacionales: Banff, Jasper, Yoho y Kootenay. Un banquete visual por un territorio que ha sido considerado la columna vertebral de la Tierra.
¿POR DÓNDE COMENZAMOS?
Para emprender esta aventura nada mejor que hacerlo a bordo de una autocaravana (además es ideal para viajar en familia). Desplazarse con la casa a cuestas no solo evita ataduras y horarios para comer o descansar, también nos permite dormir lejos de los núcleos urbanos ydespertar en paisajes intactos. Y, además, el país está especialmente bien preparado para recorrerlo en este medio, con campings donde recargar el agua y la electricidad, así como puntos limpios en los que vaciar las aguas residuales.
Para llegar a las Montañas Rocosas desde España hay que volar, siempre con escala, a la ciudad de Vancouver. Desde aquí se recomienda tomar un vuelo interno a Calgary, puerta de entrada a los parques de Banff y Jasper. Una vez allí, Canadream (canadream.com) tiene vehículos de distintos tamaños, todos equipados con cocina completa, baño y cama para al menos cuatro personas. Por todas las Montañas Rocosas existen campings donde pernoctar y recargar el agua y la electricidad, así como puntos limpios donde vaciar las aguas residuales. Para localizarlos puedes usar la app WikiCamps CA o reservar a través de la web oficial de Parques Nacionales (reservation.pc.gc.ca).
¿CUÁNTO TIEMPO SERÁ NECESARIO?
Para explorar los puntos más fuertes de la vertiente canadiense de las Rocosas, que se reparten entre Banff y Jasper, tenemos que reservarnos un mínimo de 15 días. Banff tiene fácil acceso desde la ciudad de Calgary, que es la puerta de entrada al tercer parque nacional más antiguo del mundo. Es un ejemplo de conservación al que, más que a contemplar su pureza, se viene a realizar múltiples deportes: esquiar, escalar, caminar por los bosques, hacer rafting o kayak por los ríos y dar paseos en bicicleta de montaña.
POR LA CARRETERA MÁS BONITA DEL MUNDO
La Icefields Parkway, catalogada como una de las carreteras más bonitas del mundo, invita a parar en cada vista majestuosa: Jonhston Canyon, donde se puede hacer un mini trekking a las atronadoras cascadas Upper y Lower Falls; Castle Mountain, con sus picos con la forma de un castillo; Morant’s Curve, en el valle del Bow, que debe su nombre al fotógrafo que capturó, justo en este punto, una imagen arrebatadora con el tren trazando una curva paralela al río y los picos nevados como telón de fondo.
Para detenernos también, lagos como Louise, Moraine y Peyto, que exhiben un azul imposible y, eso sí, llevar los ojos bien abiertos al atravesar el llamado campo de hielo Columbia, que es un vestigio de la época glacial que contiene unos 30 glaciares. Incluso se puede explorar uno de ellos a pie, el Athabasca, cuando el clima es bueno o en un híbrido de autobús y camión que cava un camino en el hielo.
Explorar este escenario supone también toparse con su fauna. Y aunque, ante todo, es cuestión de suerte, el mejor lugar para ello es la Maligne Road, la carretera que separa el lago Maligne del pueblo de Jasper. Conduciendo por ella veremos wapitíes (ciervos canadienses), muflones, alces y, con más probabilidad de la que uno se imagina, osos negros que pasean en busca de apetitosas bayas, impasibles a la presencia humana.
El Parque Nacional de Jasper recibe a los viajeros con el mirador The Glacier Skywalk, una pasarela de cristal a 280 metros de altura con vistas espectaculares. Después, todo será abordar a pie o en bicicleta sus más de mil kilómetros de senderos, como cualquiera de los que parten de lagos tan brillantes como Annete, Medicine o Pyramid. También el que lleva a Miette Hot Springs, unas aguas termales rodeadas de montes nevados. O el que conduce a las cataratas Athabasca, allídonde las aguas se precipitan con tal fuerza que han cavado un sinuoso cañón.