Brendan Fraser pone el broche de oro a su ascenso en Hollywood con su mensaje más inspirador

LOS ÁNGELES, CALIFORNIA - 26 DE FEBRERO: Brendan Fraser, ganador del premio al actor masculino en un papel principal por

Brendan Fraser no deja de emocionarnos con sus reacciones y discursos cada vez que gana un premio, irradiando la misma alegría, voz entrecortada y emoción como si cada galardón fuera el primero. Y en la ceremonia de los premios del Sindicato de Actores (SAG) lo hizo de nuevo, despertando los mismos aplausos virales al ganar el reconocimiento a Mejor Actor, derrochando humildad a través de un mensaje inspirador.

Y es que si bien el viaje personal y profesional que vive con La Ballena terminará el 12 de marzo cuando sepamos si finalmente consigue el Óscar o no, pase lo que pase, ha superado todas sus expectativas. Porque este actor que conoció la mieles del éxito con La Momia, también conoce la oscuridad del precipicio más profundo que conlleva la depresión y el olvido. Pero ahí está. En la cima de nuevo sirviendo como ejemplo de superación, dejando el ego a un lado para aprovechar cada momento y repartir consejos a diestro y siniestro para cualquiera que, como él, haya tocado fondo.

Atesoraré esto [el premio] pero nunca más que el tesoro que solía guardar en mi billetera: mi tarjeta como miembro del sindicato que conseguí en 1991” explicaba al comienzo de su discurso haciendo referencia a la importancia que tiene para los actores en general el poder acceder al sindicato dado que, en Hollywood, formar parte de él es sinónimo de profesionalidad. De actor en activo en busca de empleo. “Somos actores, todos queremos pertenecer a una tribu y en ese momento encontré donde pertenecía. Si le dijeran a ese tipo que iba a estar aquí parado ahora mismo, no les hubiera creído”.

“Nunca hubiera creído que podían ofrecerme en mi vida este personaje de Charlie en La Ballena. Es alguien que está sobre una balsa de arrepentimientos pero también en un mar de esperanza” continuaba para entonces hacer una metáfora de la depresión y las circunstancias que lo llevaron a elegir el olvido, pasando varios años alejado de los focos.

Yo he estado en ese mar y surfeado esa ola últimamente. Ha sido poderoso y bueno, pero también tuve esa misma ola golpearme hasta el fondo del océano y arrastrarme por lo más profundo, terminando en una playa extraña en un mundo diferente, preguntándome ¿dónde estoy ahora?” explicaba.

Por eso solo quiero decirle a todos los actores que pasaron, o estén pasando por eso, que sepan que sé cómo se siente. Pero créanme si aguantan y ponen un pie delante del otro llegarán a donde tienen que llegar. Tengan coraje” concluía emocionado mientras agradecía el apoyo de todos sus seres queridos.

LOS ÁNGELES, CALIFORNIA - 26 DE FEBRERO: Brendan Fraser acepta la Mejor Actuación de un Actor Masculino en un Papel Protagónico por

Con estas palabras, su emoción y las reacciones de aceptación global que podemos encontrar en redes sociales, Brendan Fraser nos recuerda que si es el gran favorito del público en la temporada de premios no es únicamente por su actuación, sino por todo lo que su renacer representa. Porque además de ser una figura que engloba la nostalgia de una era y el cine de aventuras de los 90s, también es un hombre que se ganó el cariño de la audiencia al que vimos desaparecer de repente. Y por algo tan universal, humano y representativo como son los golpes de la vida.

En su caso fue un cumulo de situaciones, como las diferentes cirugías a las que tuvo que someterse a raíz de las lesiones físicas vividas a través de las secuencias de acción. Como explicó recientemente a The Telegraph, había algo de “autodesprecio” en su deseo de hacer él mismo las escenas de riesgo. “Creo que en cierto nivel sentí que me lo merecía y quería ser el que diera el primer golpe”. Entró y salió de hospitales durante años y terminó con un reemplazo parcial de rodilla, una laminectomía y una cirugía de cuerdas vocales. A esto se sumó el divorcio y la muerte de su madre. Sin embargo, el supuesto acoso sexual que asegura haber sufrido por parte de un expresidente de la organización que gestiona los Globos de Oro, Philip Berk, “lo llevó a elegir el olvido”, como dijo a GQ en 2018. Una cosa llevó a la otra y cayó en una depresión que lo hizo optar por el lado de las sombras dejando a un lado el estrellato mientras la industria también lo iba dejando a un lado.

No obstante, La Ballena lo devolvió a la primera línea desde que emocionó al mundo entero con la reacción que tuvo en la primera proyección del Festival de Venecia, desplegando toda su humildad y falta de costumbre a los aplausos unánimes. La sala retumbaba en su honor y él les pedía que se sentaran.

Desde entonces el amor por su regreso no deja de circular por redes sociales. Un fenómeno que tiene su origen en el cariño global hacia el actor pero, sobre todo, en el apoyo universal hacia el resurgir de un ser humano desde un pozo tan profundo como es la depresión. Algo que él mismo alimenta con cada discurso humilde, con cada declaración honesta, desnudando su experiencia de vida como bandera.

Y así como Charlie en La Ballena representa las consecuencias de los prejuicios, la discriminación y la gordofobia a través de un personaje obeso e intelectual con un mensaje que sacude la empatía del espectador con uno de los retratos más humanos jamás vistos en el cine, Brendan Fraser representa la voluntad de salir adelante, del esfuerzo personal por reconstruir el camino poniendo “un pie delante del otro”, como dijo en el discurso, cosechando los frutos ahora.

Si alguien conoce el frío rincón del olvido y el proceso personal de salir delante de un abismo emocional como la depresión y la baja autoestima, ese es Brendan Fraser. Pero ahí está, tiempo después, sirviendo de ejemplo para que todos aquellos que se sientan en ese lugar -actores o no- aprendan de su resiliencia y superación vital. Gane el Óscar o no, su victoria está más que sellada.

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