Catherine O’Hara y el papel que resalta el talento que Hollywood se negó a reconocer
Su trabajo en 'Argylle' nos recuerda a los papeles con los que nos conquistó entre los '80 y '90
Entre la década de los '80 y '90, Catherine O’Hara se consolidó como una de las voces más prometedoras de la comedia. Desde que directores como Tim Burton o Mike Nichols la trajeran al cine con títulos como Beetlejuice: El superfantasma o El difícil arte de amar, se erigió como una secundaria robaescenas capaz de hacernos llorar de la risa y quitar protagonismo a intérpretes de la talla de Michael Keaton, Alec Baldwin, Winona Ryder, Meryl Streep o Jack Nicholson.
Secuencias como el mítico baile de Banana Boat Song en el clásico de Burton, donde su personaje danzaba poseído al ritmo de este tema jamaicano, posiblemente sean de los momentos cómicos más desternillantes que nos dejó el cine por aquellos años, demostrando que su carisma en el género estaba al alcance de pocos intérpretes. Además, por si quedó alguna duda, otros clásicos como Mi pobre angelito, donde interpretó a la preocupada (y bien despistada) madre del personaje de Macaulay Culkin, llegaron para disiparlas.
¿Quién no tiene clavado en su memoria su icónico grito de “¡Kevin!”? ¿Quién no disfrutó de esos instantes de O’Hara exprimiendo al máximo el punto cómico de la desesperación familiar de los personajes? Sin duda, una actriz que nos dejó su huella allá por donde pasó, aunque Hollywood no supo aprovechar su talento como hubiera merecido, ya que desde mediados de los '90 hasta la actualidad su presencia en grandes producciones de estudio se fue diluyendo hasta casi su desaparición.
En gran medida ha tenido que conformarse con comedias menores. Entre su filmografía destaca algún título importante como el musical Músicos grandiosos o la adaptación de Una serie de eventos desafortunados con Jim Carrey, pero por lo general nos encontramos cintas muy fallidas como La quiere matar con Drew Barrymore, Sobreviviendo a la Navidad con Ben Affleck y James Gadolfini, Game 6 con Michael Keaton y Robert Downey Jr. o Ámame o muérete con Ashton Kutcher.
Además, después de que Tim Burton volviera a confiar en ella para poner voz a Sally en El extraño mundo de Jack, se enfocó en gran medida en el mundo del doblaje, habiendo trabajado en el spin-off de Anastasia sobre el murciélago Bartok, Chicken Little, Vecinos invasores, la secuela de Hermano Oso, Frankenweenie o más recientemente Elementos.
Afortunadamente, su talento volvió a ponerla entre focos gracias a la serie Schitt's Creek, donde interpretó a una estrella de telenovelas que se veía obligada a dejar atrás su vida de lujos. Premios como los Golden Globes, los Emmy o los Critic Choice Awards se rindieron ante O’Hara y no dudaron en reconocer su capacidad cómica, sin embargo, el cine siguió sin darle una nueva gran oportunidad para volver a lucirse como antaño.
Hasta ahora...
'Argylle', su nuevo trampolín
Catherine O’Hara es uno de los fichajes de Argylle, la última película de Matthew Vaughn, el responsable de Kingsman y X-Men: Primera generación trae una nueva historia de espionaje con un reparto estelar conformado por Bryce Dallas Howard, Sam Rockwell, Henry Cavill, Bryan Cranston, Samuel L. Jackson, John Cena, Ariana DeBose o Dua Lipa, una historia sobre cómo las novelas de espías de una escritora, a la que da vida la protagonista de Jurassic World o El Bosque, empiezan a ocurrir en la realidad y ponen su vida patas arriba.
Como ya ocurrió con Kingsman, Argylle se adentra en los relatos de espías desde una vertiente cómica y retorcida, llevando la acción hasta los extremos más inimaginables mientras teje un explosivo homenaje al género. En esta propuesta, la actriz de 69 años interpreta a la madre obsesa y extrema del personaje de Dallas Howard, un rol no exento de secretos y giros que nos recuerda todo aquello por lo que la actriz nos conquistó de semejante manera en los inicios de su trayectoria.
Básicamente, vuelve a convertirse en la robaescenas de la función, un mérito realmente destacable en una película con un reparto de tan alto nivel. Es aparecer en pantalla y automáticamente ganarte con los mismos tics que recordamos de Mi pobre angelito o Beetlejuice, en las que precisamente también hizo de madre excéntrica. Sus interacciones con Bryce Dallas Howard son desternillantes a más no poder, aprovecha al máximo la vileza que va adquiriendo su personaje y consigue que al terminar la proyección salgas del cine destacando su trabajo como de lo mejor de Argylle.
Y no era tarea fácil, porque Argylle es una película que apunta tan alto con la acción, con escenas tan pasadas de rosca y conceptos de realización tan geniales que podía haber sido casi imposible sobresalir por encima de su experiencia cinematográfica, especialmente interpretando a un personaje secundario. Además, valorando esta sobresaliente calidad del film, no es raro pensar que va a suponer un trampolín para que O’Hara vuelva a estar en boca de todos y Hollywood siga apostando por ella en grandes proyectos cinematográficos.
Por lo pronto, a finales de 2024 volverá a deleitarnos junto a Winona Ryder y Michael Keaton en la secuela de Beetlejuice, que no me cabe ninguna duda de que, al igual que Argylle, volverá a resaltar su talento trayendo de vuelta uno de sus personajes icónicos. Así que, por mucho que los estudios de Hollywood hayan estado tantos años dejando de lado las virtudes de Catherine O’Hara, parece que su chispa sigue intacta y seguirá prendiendo fuerte en los próximos años.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine 54.
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