Por algunos hechos relevantes, no todos de orden musical, la temporada clásica 2023 va a ser recordada por mucho tiempo. De esos hechos se distinguen, en el podio alto de la categoría artística, las actuaciones memorables de tres solistas que son leyendas: András Schiff, quien brindó un recital exquisito en el Teatro Colón, evocado no solo por su inspiración y maestría sino también por la originalidad de su programa y el modo de presentar las obras, pero, sobre todo, por el ingrediente distintivo de su arte que es la elegancia de su toque pianístico y la pureza de su sonido casi irreal. La cristalina belleza de su discurso fue de lo más perfecto del año.

Otra gloria indudable: Martha Argerich y su serie de conciertos que, como punto culminante del calendario musical, ratificó que su presencia es siempre una garantía de experiencias irrepetibles. El recital a dos pianos con Nelson Goerner marcó una noche para el recuerdo. En el terreno de la lírica, el protagonismo de Anna Netrebko revalidó el título de la gran soprano rusa como “la primadonna mundial”, también ante el espectador argentino que se rindió a sus atributos de diva en el pico más elevado de la temporada operística, Il Trovatore de Verdi, aunque la versión de concierto elegida privó a la obra de algo de su grandiosidad y elocuencia.

Otras de las figuras sobresalientes fueron las dos luminarias de las cuerdas con sus respectivos Stradivarius y el apasionante acervo histórico de cada uno: el célebre violinista ruso Maxim Vengerov junto a la Filarmónica de Buenos Aires, interpretando el concierto de Sibelius, y el violonchelista británico Steve Isserlis, el concierto de Schumann con la Sinfónica de Lucerna para el Mozarteum Argentino. En los dos casos, y más allá de sus magníficas interpretaciones, brillaron en las performances de ambos músicos las sendas reliquias del siglo XVIII: el violín Kreutzer de 1727 y el chelo Marquis de Corberon de 1726.

Una revelación de la temporada fue la voz extraordinaria de la soprano coreana Hera Hyesang Park, quien llegó a Buenos Aires para interpretar el personaje de Pamina en La flauta mágica de Mozart (una producción deslumbrante alquilada a la Komische Oper de Berlín), pero como parte del segundo elenco —cuando hubiera merecido ser del primero—, con lo cual la sorpresa de su calidad y perfección fue aún más positiva. Luego, en una gala fuera de programa, Park pudo revelar su potencial de estrella exhibiendo esplendor y carisma. En otro título operístico, también la soprano del segundo elenco brilló como la más inspirada de las intérpretes: es el caso de la talentosa santafecina, radicada en España, Daniela Tabernig en el rol de Madama Butterfly para la lograda puesta de Livia Sabag, con una voz exuberante, plena de emoción y dramatismo.

Claroscuros de la temporada

Entre los hechos para celebrar del año que concluye está el cuarto de siglo de actividad ininterrumpida de Juventus Lyrica, entidad privada que, bajo la dirección de Ana D’Anna y María Jaunarena, talentosas madre e hija, lleva un cuarto de siglo formando artistas y público joven. Otro hito positivo fue la reapertura, tras seis años de cierre, del Teatro Argentino de La Plata, si bien con una temporada muy breve, al menos con el estreno de una Aída estupenda.

Por el contrario, es de esperar que se revise el camino por el cual el Teatro Colón ha ido desdibujando el mentado perfil productor de “los talleres propios”, una capacidad de la que se ha vanagloriado a lo largo de su historia. Una escasa porción de la programación lírica correspondió en 2023 a puestas de la casa mientras que el resto fueron producciones alquiladas (que no se deben confundir con “coproducciones”) o de concierto, convirtiéndose cada vez más en un ente que gestiona alquileres, aún en el plano artístico que es el que, en definitiva, expresa la indeclinable vocación creativa de las instituciones que se saben líderes mundiales del género.

Finalmente, dos disonancias que dejaron un amargo cierre para la temporada: el vergonzoso escrache de algunos músicos y coreutas del Colón al hoy presidente Milei –quien volvió al teatro para la gala de su asunción– y, con relación al mismo hecho, el caso del cantante Christian Peregrino, desvinculado escandalosamente por la dirección del Teatro Argentino de La Plata tras la presión del sindicato ATE por manifestaciones del cantante que repudió en sus redes sociales el escrache al político. Ambos sucesos cobraron una repercusión pública que excede el ámbito clásico y dieron una muestra de intolerancia que será recordada por mucho tiempo.

Los mejores conciertos y óperas del año, para los críticos de LA NACION*

1. András Schiff, piano (Teatro Colón)

2. Martha Argerich y Nelson Goerner, a dos pianos (Festival Argerich)

3. Il Trovatore, de Verdi, con dirección musical de Giacomo Sagripanti y régie de Marina Mora (Teatro Colón)

4. Orquesta Sinfónica de Lucerna, con Steven Isserlis (cello), para el Mozarteum Argentino

5. Martha Argerich y Charles Dutoit, cierre del Festival Argerich (Teatro Colón)

6. La Filarmónica de Buenos Aires, con Maxim Vengerov (violín), en el Teatro Colón

7. Nelson Goerner, conciertos para piano y orquesta de Rachmaninov

8. La flauta mágica, de Mozart, con dirección musical de Marcelo Ayub y régie de Barrie Kosky y Suzanne Andrade (Teatro Colón)

9. Pecados capitales (Cappella Mediterránea)

10. La carrera del libertino, de Igor Stravinsky

* Según los votos de Pablo Kohan, Pablo Gianera y Cecilia Scalisi