Qué es el colecho y cómo hacerlo de forma segura

Pareja duerme con su bebé
(Adobe Stock)

El colecho, a pesar de que es una opción muy personal en las familias, sigue siendo un tema debatido. ¿Es adecuado para el bebé? ¿Hasta cuándo se ha de hacer, si es que se hace? ¿Puede conllevar algún peligro? Y la controversia viene no solo de la diferencia generacional (generalmente, los abuelos suelen ser los más reacios), sino también de entidades como la Asociación Americana de Pediatría.

Este importante organismo recomienda no compartir cama con el bebé. Pero ¿qué dice la OMS (Organización Mundial de la Salud) al respecto? ¿Y la Asociación Española de Pediatría? Se lo hemos preguntado a Laura Pazos, psicóloga infantil, especialista en sueño y apego y directora de Sleepykids. Nos responde, una a una, a todas nuestras dudas.

Los bebés están diseñados para colechar y tener a su cuidador cerca por cuestiones básicas de supervivencia

¿Qué es hacer colecho?

Cuando hablamos de colecho, hablamos de dormir junto a nuestro bebé, ya sea en la misma superficie (mismo colchón, generalmente el de los padres) o en superficies diferentes: nosotros en un colchón y el bebé en un colchón diferente pero pegado o cerca del nuestro. También podemos hablar de dos tipos de colecho: colecho intencionado o temprano, que  es aquel que se realiza de forma voluntaria y que se decide por cuestiones de crianza, generalmente antes del nacimiento del bebé; o colecho reactivo, aquel que surge como reacción a los problemas de sueño del bebé.

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Esta diferenciación es importante, ya que cuando hablamos de colecho temprano se clasifica como factor protector del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) si hay lactancia materna exclusiva, pero cuando hablamos de colecho reactivo, se convierte en un factor de riesgo.

¿Cuál es el objetivo del colecho?

Seguramente esta pregunta tenga diferentes respuestas según el uso que hacen las familias de esta práctica, pero a nivel general podemos decir que las familias que lo practican buscan dos objetivos: mejorar su descanso y fomentar el vínculo con el bebé.

Y es que los bebés están diseñados para colechar y tener a su cuidador cerca por cuestiones básicas de supervivencia. De este modo, pueden regular su temperatura, asegurarse su alimento, tener cuidado y protección, mejorar su estabilidad cardiorespiratoria y su oxigenación. También lloran menos, que es un gasto energético a tener en cuenta.  En resumen, les aporta tranquilidad y seguridad y ellos pueden invertir su tiempo en desarrollarse, que es lo que tienen que hacer en esta etapa.

¿Qué beneficios tiene el colecho?

Lo natural como especie es colechar, y por esta razón tienen innumerables beneficios, y no solo para el bebé, sino también para la madre y/o el padre que colechan.

El bebé que colecha:

  • Regula su temperatura, asegura su alimento, cuidado y protección, llora menos, y tiene una mejora estabilidad cardiorespiratoria y oxigenación

  • Aporta tranquilidad y seguridad al tener al cuidador cerca

  • Tiene despertares más frecuentes pero de menor duración y más fáciles de gestionar no afectando al tiempo total de sueño. Los despertares frecuentes se relacionan con menor riesgo de sufrir SMSL

  • Sincroniza sus bioritmos (respiración, corazón, sueño...) con los de su madre

  • La forma en la que duerme se asemeja más a la de un adulto, facilitando la autorregulación mutua.

  • Aumenta la cantidad de sueño REM que se relaciona con el desarrollo neurológico y el procesamiento de la memoria emocional. Esto a su vez se relaciona con el establecimiento del apego

  • Favorece la lactancia materna

  • Reduce el riesgo de padecer SMSL siempre que su lactancia sea materna exclusiva.

La madre que colecha:

  • Le aporta tranquilidad y seguridad al tener al bebé cerca. Puede darse lo contrario si tiene miedo de hacer daño al bebé.

  • Aumenta su cantidad de sueño REM.

  • Protege al bebé del SMSL por la postura natural que adopta al dormir (no dan la espalda al bebé)

  • Mejorar su descanso al no tener que levantarse a alimentar a su bebé cuando dan lactancia materna exclusiva (que suele ser en casi todos los casos).

  • Informan de mejor calidad de sueño cuando el colecho es intencionado y de lo contrario si es reactivo.

  • Responden de forma más rápida y eficaz a las necesidades del bebé que se relaciona con un establecimiento de apego sano.

  • Disfrutan de lactancias más largas reduciendo el riesgo de padecer cáncer de mama.

  • Disminuye la testosterona en hombres que favorece las aptitudes de crianza

Madre duerme junto a su bebé
(Adobe Stock)

¿Qué pasa si no hago colecho?

Pues déjame decirte que no pasa nada. Hemos hablado de que colechar es lo natural y de que favorece muchos procesos, pero también es verdad que vas a poder descansar y tener una relación de apego sana con tus hijos sin necesidad de colechar si no es lo que te apetece.

La decisión de dormir con los hijos debe ser una opción para los padres, no una imposición. Tal decisión va ligada a la cultura, a los deseos de cada familia sobre su relación con los hijos y al estilo de crianza que les haga sentir bien como conjunto. No podemos perder de vista como hemos comentado antes, que el colecho reactivo no es recomendable, ya que puede tener riesgos.

-Contras del colecho:

  • Hay que informarse para hacerlo de forma segura.

  • No se puede practicar en todas las situaciones

  • Sensación de agobio por parte de padre o madre

  • Más despertares, de menor duración

  • Incomodidad de la pareja

  • Falta de intimidad

  • Padre desterrado del cuarto

  • Madre/padre anclado al bebé (si me muevo se despierta)

¿Qué dice la OMS sobre el colecho?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los bebés deben dormir en la misma habitación que sus padres hasta al menos los seis meses de vida y que se podrá hacer colecho siempre que se desee y se practique con seguridad.

¿Como podemos hacerlo de forma segura? Tras las últimas revisiones de la propia OMS, de UNICEF o la Asociación Española de Pediatría, las indicaciones son las siguientes:

  • El bebé debe tener más de 3 meses. Antes de los 3m si se practica asociado a lactancia materna exclusiva no hay estudios suficientes que lo desaconsejan.

  • Nunca practicar el colecho con bebés prematuros o de bajo peso

  • Dormir boca arriba en una superficie firme y libre de objetos, sábanas y mantas. No valen colchones demasiado blandos, camas de agua o el sofá y no deben existir ranuras en las que el bebé se pueda quedar atrapado o encajado. La ropa de cama debe estar bien ajustada y no debe haber ningún objeto que pueda tapar la cara del bebe. Es buena idea usar barreras para evitar caídas inesperadas.

  • La lactancia materna exclusiva actúa como factor protector del SMSL

  • Vacunación. Hay un 50% menos de riesgo en niños que tienen las cartillas de vacunación al día.

  • La habitación debe ser fresca y confortable con una temperatura entre 19 y 21 grados.

  • No sobreabrigar al bebé

  • Airear la habitación a diario.

  • Chupete sin sujetachupetes.

  • Evitar exposición de los padres al tabaco, alcohol y/o drogas tanto durante el embarazo como después del nacimiento.

  • No usar monitores de control de respiración ni otros artefactos destinados a la prevención del SMSL porque causan una falsa sensación de seguridad.

  • No se debe compartir cama con otros hermanos o mascotas.

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¿Cuánto tiempo se recomienda hacer colecho?

Como hemos mencionado, el colecho es una práctica natural para nuestra especie y no hay un tiempo límite tras el cual su uso pueda volverse negativo, así que la respuesta es fácil: hasta que la familia lo desee.

Las razones más habituales para finalizar la etapa suelen ser dos: la incomodidad a la hora de dormir, tanto por parte de los padres como por la de los niños. Esto suele suceder sobre los 2 años de edad, etapa en la que los peques se mueven mucho en la cama y ocupan más espacio, pudiendo hacer que el descanso se complique para todos; y la necesidad del niño de tener un espacio más independiente para él, que suele darse sobre los 4-6 años de edad.

¿El colecho provoca dependencia?

Más bien todo lo contrario. Como hemos hablado previamente, el colecho aporta seguridad, y la seguridad aportará independencia cuando el niño esté preparado para ello. Si bien es cierto, tendremos que tener en cuenta que si nuestro peque está acostumbrado a dormir con nuestra presencia, es posible que necesite acostumbrarse a dormir sin ella en ese nuevo espacio de sueño de una forma gradual. Yo recomiendo acompañarlo durante unos días en ese nuevo espacio de sueño hasta que esté listo para dormir sin nuestra presencia.

¿El colecho hace que el bebé se despierte más?

Los estudios nos dicen que puede haber más despertares cuando se colecha pero también que la calidad total de sueño tanto en las mamás como en los bebés es mejor. También nos dicen que el tiempo que pasan despiertos, tanto los que colechan como los que no, es el mismo porque aunque puede haber más despertares en los primeros, los despertares en bebés que no colechan suelen ser de mayor duración.

También es importante analizar bien el ambiente de sueño para determinar si esos despertares pueden deberse a algún factor externo, como ruidos propios del cuarto (camión de la basura, cisterna del vecino), ronquidos de algún miembro de la pareja, movimientos en la cama..., en cuyo caso se podría valorar hacer cambios para mejorar el descanso sin renunciar al colecho.

La decisión de dormir con los hijos debe ser una opción para los padres, no una imposición

¿Cuál es la diferencia entre colecho y compartir cama?

En españa no hay palabras diferentes para distinguir las diferentes formas de colechar, pero en inglés sí que las encontramos. Se le llama cosleeping al colecho tal y como lo conocemos, que consiste en que el bebé o niño duerme con su cuidador en el mismo espacio, pero a su vez este colecho puede ser de dos formas: bedsharing, cuando comparten la misma superficie para dormir, o roomsahring, cuando duermen en dciferentes superficies pero comparten la misma habitación.

¿Cuándo empiezan los bebés a dormir solos?

Los bebés pueden empezar a dormir solos desde el principio siempre que esto se haga de forma gradual, respetando sus necesidades y sus ritmos convirtiendo los nuevos espacios de sueño en extensiones de esos espacios seguros que ya conocen: el cuerpo de sus figuras de apego.

Si no se hace ningún cambio externo, los niños suelen querer compartir cama con sus padres hasta los 4-6 años, momento en el que suelen pedir más independencia en general, y la hora de dormir no será una excepción. Les gustará tener su cuarto como a ellos les gusta, como parte de la expresión de su personalidad y de un ser independiente y diferente de mamá y papá.