Continuista y con su propio sello: así será el reinado de Carlos III
Carlos III ya es el nuevo monarca de Reino Unido tras el fallecimiento el pasado jueves de Isabel II a los 96 años. La soberana, la más longeva de su país y la segunda con el reinado más largo de la historia, ha sido un referente en su país, una figura admirada, respetada dentro y fuera de Gran Bretaña, y el espejo en el que se han mirado otras Casas Reales. La decana de las Reinas abanderó una forma de reinar única, muy personal, siempre en constante evolución y reinvención, sorteando todas las crisis posibles. Ahora, siete décadas después, llega el turno de Carlos de Inglaterra. El que ha sido el eterno heredero asume la Corona con 73 años, cuando la mayoría de las personas de su generación llevan años retiradas. Se abre una nueva era en la que el nuevo monarca ya ha dicho que irá por la senda continuista, pero improndrá su sello personal.
Un reinado continuista
Los últimos meses han servido para ver qué tipo de monarca va a ser Carlos III. Dado el delicado estado de salud de Isabel II, el heredero ha estado presidiendo y sustituyendo a su madre en actos de la máxima importanca institucional, como la apertura del Parlamento. Es consciente de que hay que adaptarse a los tiempos, sin embargo, no hará una revolución en la Corona y por eso ha mostrado ya su apoyo a la Igesia Anglicana de la que pasa a ser su gobernador supremo tras unos tiempos en los que las realciones con la jerarquía eclesiástica no fueron nada fluidas tras su divorcio de la princesa Diana y su boda civil con Camilla. "Nuestros valores se han mantenido y deben permanecer constantes", dijo en su primer discurso como Rey.
Una monarquía reducida
De sobra es conocido el interés de Carlos de Inglaterra por tener una monarquía reducida. Al igual que han hecho muchas Casas Reales, definiendo claramente entre los miembros que integran la Familia Real, con deberes institucionales, de los que forman la familia del monarca. Así, es bastante probable que el balcón del Palacio de Buckingham, antaño abarrotado de príncipes, princesas, duques y condes, se vea sensiblemente reducido. Pretende reducir a los Windsor con labores monárquicas para quitar costes y hacer viable la monarquía. Es un hombre profundamente concienciado con el ahorro y el reciclaje, algo que aplica a todos los aspectos de su vida.
El príncipe Guillermo: hijo, heredero y su mejor consejero
Las recientes crisis en la Familia Real han servido para ver cómo el príncipe Guillermo se ha convertido en el mejor consejero y asesor de su padre. Los dos reman en la misma dirección y muestran una actitud firme tal y como quedó patenteen la marcha de los duques de Sussex y en el 'destierro' del príncipe Andrés tras verse slapicado por el escándalo de su supuesta implicación en el Caso Epstein. Además de con el nuevo príncipe de Gales y, por supuesto, con su esposa, la reina consorte Camilla, Carlos III tiene en sus otros dos hermanos unos activos muy importantes. Tras la partida del príncipe Harry, Eduardo de Inglaterra, conde de Wessex, ha tenido un gran protagonismo. Lo mismo ha ocurrido con la princesa Ana, un pilar fundamental para Isabel II con una agenda de lo más intensa, siempre dispuesta a prestar servicio a la Corona.
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Rentabilizar las residencias reales
A diferencia de su madre, que fue una Reina jovencísima con cuatro hijos pequeños, el rey Carlos no necesita unos grandes aposentos en Palacio. Su hijo mayor, el príncipe Guillermo, vive desde hace años con su familia y su hijo menor, desvinculado de la primera línea de la monarquía tiene su residencia en Estados Unidos. A su lado, en el día a día, solo estará Camilla, reina consorte, así que sus necesidades de alojamiento pueden reducirse a unas pequeñas dependencias dentro de Buckingham. Hasta ahora, y a pesar de ser el primero en la línea de sucesión, siempre ha apostado por vivir en casas señoriales, como Clarence House, en lugar de suntuosos castillos. Esto estaría en sintonía con su política de ahorro de costes y de llevar una vida sencilla. Además, existe la posibilidad de que quiera abrir al turismo más estancias de las residencias reales para rentabilizarlas y hacerlas más sostenibles económicamente así como ceder a su hijo o a su nieto, el príncipe George, propiedades tan emblemáticas como su casa de Highgrove o Sandringham. Está casi decidido que el Castillo de Windsor, última morada de su madre, se mantendrá como lugar de vacaciones y fin de semana para toda la familia.
¿Será tan neutral políticamente como su madre?
En setenta años, Isabel II siempre se ha mantenido neutral en los asuntos políticos y de Estado de su país. Nunca dio su opinión sobre ningún tema en público y nunca se supo lo que realmente pensaba. Una neutralidad necesaria para garantizar la estabilidad y supervivencia de la institución monárquica independientemente del color político del Gobierno. El rey Carlos, sin embargo, sí se ha posicionado claramente y con determinación en algunos asuntos. Especialmente implicado y comprometido se ha mostrado en su batalla contra el cambio climático, en la necesidad de preservar la vida rural, de reciclar y reducir las emisiones a la atmósfera y la importancia de cultivar el espíritu con la lectura, el teatro, la pintura y cualquier tipo de arte. Esto no significa que vaya a entrar en profundidad en temas medioambientales y sabe que ahora ya no es príncipe de Gales con lo que tendrá que ser más cauto en sus opiniones. Sin embargo, es previsible que exprese a la primera ministra sus ideas de una manera más firme y enérgica que su progenitora.
Ola de republicanismo en naciones de la Commonwealth
Isabel II heredó un imperio y su hijo se enfrenta a la conversión de algunas de las naciones que tenían a la Reina como jefa del Estado en repúblicas. Él mismo acudió en noviembre de 2021 a la proclamación de Barbados como República, un camino que puede que sigan otros países del Caribe, que exigen a Reino Unido una reparación por el pasado colonialista. Durante su reinado, el rey Carlos tendrá que vivir de forma callada el debate sobre la forma de Estado de territorios como Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Granada, Jamaica y San Cristóbal, con lo que perderá influencia.
Su propio sello a la Corona
Aunque Carlos III ha dicho que su reinado será continuista y que lo suyo es servir y no reinar tiene un largo y arduo camino para alcanzar la popularidad de su madre. El momento político en el que se ha producido el relevo monárquico es de lo más agitado, con una primera ministra recién nombrada, con la inflación por las nubes y la crisis energética azuzando el bolsillo de los británicos. Aunque en su histórico primer discurso como monarca ensalzó la tradición, también habló de la importancia de la modernidad y de la necesidad de saber transformarse y abrazar el progreso.
Preparando su legado
Dada su avanzada edad, el rey Carlos también debe preparar su legado como monarca. Algunas de sus decisiones afectarán directamente a su nieto, el príncipe George, algo que no le ocurrió a su madre que fue coronada cuando era tan solo una veinteañera y que sustentó su reinado en su figura como eje central de la institución.
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