‘El juego del calamar: El desafío’ esconde un factor que podría jugarle en contra
El tráiler de lo nuevo de Netflix recuerda más a un reality que a un concurso de supervivencia
Hace dos años que El juego del calamar nos tomó completamente por sorpresa, coronándose como un fenómeno sin precedentes en la historia moderna del streaming. Prueba de ello es que no solo generó conversación a lo largo y ancho del planeta, sino que todavía se mantiene como la serie más vista del catálogo de Netflix con un total de 2,205,200,000 horas visionadas. Ni Merlina pudo superarla, ni la cuarta temporada de Stranger Things ni el fenómeno de Dahmer - Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer. Ahí se mantiene, en la cima y sin competencia ninguna como fenómeno de masas por excelencia.
Por ese motivo, no me sorprendió que la plataforma se apresurara a dar luz verde a una segunda temporada a pesar de que su creador pasó casi 12 años desarrollando la primera, o que pusieran en marcha un concurso-reality inspirado en los famosos juegos infantiles coreanos que bañaban de estrategia, violencia y drama cada capítulo de la serie. No obstante, tras ver el tráiler del concurso que la plataforma estrena el 22 de noviembre, tengo mis dudas.
Y es que existe un detalle en el avance oficial de El juego del calamar: El desafío que choca de manera inmediata. Incluso que podría jugarle en contra.
Cuando vemos el tráiler detectamos enseguida que, en principio, los creadores del formato se ciñeron de manera fiel a la superficialidad de la idea. Como la imitación de la estética visual recurriendo al diseño de escenarios similares y la misma cantidad de concursantes –456– vestidos con el famoso overol verde, así como los guardias de seguridad en color rojo, los símbolos, las literas y el premio de $4.56 millones para el ganador. Además, también nos permiten entrever que se trata de un concurso que, como habían anunciado, irá eliminando concursantes a través de los mismos juegos que vimos en la narrativa de ocho episodios (exceptuando el desenlace mortal de la historia de ciencia ficción, evidentemente). Como ‘Luz roja, luz verde’ con la famosa muñeca gigante, ‘Tira y afloja’ o ‘el juego de la galleta’.
Pero algo no me cuaja. Y la razón podría estar en el mismo formato reality.
A juzgar por las imágenes compartidas por Netflix, habrían optado por un reparto variopinto y diverso a través de concursantes de edades, género y etnicidades diferentes. Una primera diferencia clara con la serie original que representaba a la cultura surcoreana, no solo a través de su reparto de actores, sino también con la inclusión de los juegos infantiles más populares del país. No obstante, no creo que este detalle vaya a afectar a la idea. Después de todo, se trata de un concurso que exprime un éxito que cruzó todas las fronteras.
Sin embargo, existe un añadido occidental que se nota a la legua y que, personalmente, me choca bastante. Les hablo de la superficialidad que contagia el género reality. Son tantos los concursos de telerrealidad que inundaron la televisión desde el bombazo de Gran Hermano a comienzos de los 2000s, y tantos los famosos, influencers y personajes populares que surgieron a partir de sus ediciones que, a estas alturas, la desconfianza resulta inevitable. Sobre todo cuando hablamos de realities actuales que se mezclan fácilmente con la rapidez informativa de las redes sociales, haciendo que el afán de protagonismo, la búsqueda de fama en Instagram y el conocimiento de los formatos, haya derivado en la aparente pérdida de identidad de sus ideas.
Como pasa con The Circle o El amor es ciego. Realities que, después de siete y cinco ediciones respectivamente, contagian la sensación de que estamos ante concursantes que saben a lo que van, o que parecen tener estrategias, restando autenticidad en el camino. Sin ir más lejos, en la quinta temporada de El amor es ciego –el reality de Netflix donde se forman parejas sin conocerse en persona para terminar en el altar– solo dos parejas completaron el concurso (y una sola se dio el ‘sí, quiero’) cuando, normalmente, solían haber cuatro o cinco. Como si estar en el programa ya los colocora en el mapa de las redes sociales, sin necesidad de comprometerse con la idea hasta el final.
Y, en cierto sentido, eso también me lo transmite el tráiler de El juego del calamar: El desafío. Reacciones exageradas, frases occidentales de asombro (cuando los juegos los conoce cualquiera que haya visto la serie), frases estratégicas que parecen repetir la misma manipulación que vimos en la narrativa de la serie o confesiones ante la cámara que exponen protagonismo. Similares o idénticas a las que vemos en Big brother, La casa de los famosos, The Circle, El amor es ciego, La venganza de los ex, y tantos otros más.
A su vez, creo que es importante recordar que el impacto de El juego del calamar no fue meramente superficial. Su narrativa generó conversación al indagar en una metáfora sobre la subyugación de los pobres bajo el dominio de los más ricos, provocando el debate y análisis social mientras conectaba con la audiencia a través de un lenguaje secreto escondido entre la simbología, las sorpresas y mensajes secundarios dentro de la historia. Es decir, la creación de Hwang Dong-hyuk no solo se convirtió en un fenómeno de masas porque estuviéramos aburridos en casa, buscando distracción en plena cuarentena por la pandemia. No, la serie surcoreana arrasó por derecho propio, impactando con el grafismo de la violencia en sus juegos pero, sobre todo, por el impacto añadido de los arcos dramáticos de todos sus protagonistas, entrelazados con la desesperación personal, la codicia, la urgencia de la supervivencia, la diferencia entre clases sociales y el profundo análisis del valor de la vida humana por encima de todas las cosas.
Por eso, al ver el tráiler de El juego del calamar: El desafío, me pregunto si estamos ante un formato que deja a un lado la reflexión de la serie para vendernos un concurso de obstáculos más. De esos que vimos tantas veces en la historia de la televisión –desde Resbalón a El gran juego de la oca, etc.– mezclado con el formato reality donde el afán de protagonismo es el que crea el espectáculo a través de la codicia, la discordia, peleas y búsqueda de atención superficial. Y si es así, no me extrañaría que no enganchara a las masas como hizo la serie.
Después de todo, ver un concurso donde se repiten los mismos juegos pero sin una narrativa que nos conecte con la batalla por la supervivencia, con sus personajes e historias, sino que pasemos de juego en juego viendo cómo se manipulan los unos a los otros, es algo que ya vimos muchas veces.
En principio, podemos imaginar que El juego del calamar: El desafío podría quedarse en la superficie siendo un concurso televisivo, sin embargo, los destellos evidentes del formato reality que deja entrever el tráiler, podrían sugerir otro formato donde el afán de protagonismo y puro espectáculo para llamar la atención podrían pasarle factura. Lo descubriremos el 22 de noviembre.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR | EN VIDEO
Victoria Beckham prepara su propio documental tras la docuserie de su marido David en Netflix
'El juego del calamar' sí tendrá el elemento más esperado en su segunda temporada
'La ley de la selva', el reality de Netflix que pondrá precio a la codicia humana