Shia LaBeouf y la vez que Disney desechó uno de sus proyectos más oscuros dándole un giro

Desde los '80 hasta los 2000, Disney produjo mucho cine adulto intentando abrirse a nuevos espectadores. La estrategia no empezó con buen pie y se adentraron en una crisis económica y de identidad a causa de cintas tan dispares como El abismo negro, Trono Regreso a Oz, sin embargo, los contenidos más maduros se encauzaron en la compañía gracias a éxitos como Armageddon, Pretty Woman, La roca, Señales, Piratas del Caribe o La búsqueda, los que solían lanzar con su marca alternativa Touchstone Pictures.

En este contexto, surgió la idea de trasladar a la pantalla la novela juvenil Holes, aquella cinta que protagonizó un joven Shia LaBeouf en 2003 que también contó con estrellas como Sigourney Weaver. Su propuesta giraba en torno a las aventuras de un chico en un campamento de verano, al que ha sido enviado a trabajar a causa de un delito que no ha cometido y donde se está gestando la búsqueda de un legendario tesoro. Si recordamos, la película que llegó a los cines no se distanciaba mucho de las habituales producciones familiares de Disney, sin embargo, la idea inicial era mucho más oscura.

En un principio, la compañía, motivada por sus éxitos adultos, contrató al director Richard Kelly para que se hiciera cargo del guion. El cineasta acababa de saltar a la fama gracias a su trabajo en Donnie Darko, la película de Jake Gyllenhaal sobre paradojas temporales que en 2001 se convirtió en un fenómeno del cine independiente y en un clásico instantáneo. Era obvio que Hollywood quería aprovechar su tirón, por lo que Disney no dudó en aprovechar su talento y le pidió reinterpretar la historia de Holes para llevarla a un terreno más retorcido y oscuro.

El guion original, que años después fue publicado en internet por el director, rompió por completo con la ambientación juvenil de la novela, escrita por el experto en literatura infantil Louis Sachar. En esta versión, Holes se ambientaba en un Texas postapocalíptico, en un Estados Unidos devastado por una guerra nuclear.

No asistíamos a un campamento juvenil, sino a una prisión militar para menores donde habitaban huérfanos y delincuentes. Tampoco se buscaba ningún tesoro, ya que la cinta giraba en torno al horror bélico y los protagonistas excavaban buscando los detonadores nucleares que iniciaron la primera explosión. Además, el personaje de Shia LaBeauf no se veía involucrado en la prisión por un falso delito, sino por sacrificar a su hermana después de que su cuerpo sufriera las consecuencias de la radiación nuclear.

Es decir, estábamos ante una producción que poco o nada tenía que ver con el material original, estando más centrada en los dramas humanos, en la crudeza de la guerra y en su ambientación futurista que en las reflexiones sobre la juventud que nos dejó la película que llegó a los cines. Básicamente, una especie de Mad Max con enfoque dramático y siniestro sobre los horrores a los que el mundo puede verse abocado.

Un giro hacia lo convencional

Por mucho que Disney quisiera hacer una película adulta y contar con un director como Richard Kelly, el proyectó no acabó por convencerles. Al fin y al cabo, se alejaba en exceso de la historia original y el coste de crear una ambientación postapocalíptica hinchaba el presupuesto muy por encima de lo que tenían en mente. Por esta razón, y por mucho que esta reinterpretación oscura de El misterio de los excavadores apuntara alto, decidieron prescindir de este guion y darle un nuevo giro. Sin embargo, el cambio pasó por dejar todo riesgo a un lado y tirar hacia el camino fácil.

La casa del ratón optó por hacer una adaptación 100% fiel a la novela y contrató a su mismo autor para que reescribiera el libreto. El resultado, fue una película bastante convencional que con el tiempo ha acabado prácticamente olvidada, aunque sus beneficios bastaron a Disney para darse por satisfecha. En su día tuvo críticas favorables y en taquilla, debido a su bajo presupuesto de solo $20 millones, logró ser rentable tras recaudar $71,4 millones. No obstante, es inevitable pensar en que su huella podría haber sido mucho mayor si el enfoque cruel y bélico de un director de moda como Richard Kelly hubiera hecho acto de presencia.

Afortunadamente, el cineasta pudo plasmar alguna de las ideas del libreto original de El misterio de los excavadores en Southland Tales, su cinta de 2007 con Dwayne Johnson, Sarah Michelle Gellar, Miranda Richardson o Justin Timbarlake donde también se adentró en las consecuencias de los conflictos bélicos en un Estados Unidos distópico. Aunque eso sí, lo hizo desde un tono ligero y divertido que no convenció y que se saldó con un estrepitoso fracaso, lo que sumado a que hizo otros trabajos fallidos trabajos como The Box con Cameron Diaz limitó su carrera y le hizo desaparecer de Hollywood. Quién sabe cómo habrían cambiado las tornas si Disney no hubiera cambiado a última hora de parecer.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine 54.

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