El vestido de novia rosa de Audrey Hepburn que rompió todos los esquemas hace 56 años
Audrey Hepburn, un icono de estilo cuyo legado trasciende décadas, también marcó tendencia en el día de su boda con Andrea Dotti, el 18 de enero de 1969. La ceremonia, realizada en la pintoresca ciudad de Morges, Suiza, fue discreta en comparación con las pomposas celebraciones de Hollywood, y el vestido de la novia pasó a la historia precisamente por esta razón: era tan sencillo y sofisticado que antes no se había visto nada similar.
Corto, de lana y rosa: así fue su vestido de novia
La elección de Suiza como lugar para la ceremonia reflejaba el carácter reservado de la pareja. Audrey y Andrea quisieron que su boda fuera un evento privado, rodeados únicamente de familiares y amigos cercanos, y este ambiente íntimo y sencillo encajaba cono anillo al dedo, nunca mejor dicho, con el vestido tipo cóctel de la novia.
Para este día tan especial, Audrey confió en su colaborador y amigo, Hubert de Givenchy, quien creó un vestido que reflejaba perfectamente el estilo de la actriz, alejándose de las típicas propuestas de la época, mucho más románticas, para aproximarse a las líneas puras de la moda de vanguardia.
Diseño de Givenchy, su gran aliado
"Solo en sus prendas me siento yo misma. Es mucho más que un modista, es un creador de personalidad”, decía Audrey Hepburn sobre Givenchy. Fue la actriz quien se empeñó en conocer al diseñador 15 años antes de este enlace: ella era una gran admiradora y quería que él confeccionase el vestuario para la película que estaba a punto de grabar, Sabrina (1954). El couturier se mostró reticente al principio, ya que no le sonaba el nombre de Audrey y llegó a confundirla con Katherine Hepburn, pero finalmente accedió. Aquel trabajo le valió un Oscar en la categoría de Mejor diseño de vestuario y fue el comienzo de una sólida amistad con la intérprete británica, su musa eterna.
Era cuestión de lógica que él se encargara de realizar el vestido de novia para su segunda boda. Confeccionado en un tejido de lana en color rosa pastel, que inicialmente la prensa de la época reportó erróneamente como blanco marfil, destacaba por su largo 'mini', que le otorgaban un aire contemporáneo en línea con la estética revolucionaria de los años 60.
El cuello alto, su corte imperio o tipobabydoll y las líneas limpias del diseño reflejaban la preferencia de Audrey por la sobriedad y la sofisticación, en detrimento de otras tendencias nupciales que triunfaban por aquel entonces, como los volantes y el uso excesivo de encaje.
Un pañuelo que sustituye al velo
Hepburn optó por accesorios igual de memorables y rompedores que su minivestido rosa. En lugar de un velo tradicional, llevó un delicado pañuelo de tul que enmarcaba su rostro, aunque sus guantes blancos largos, que alcanzaban los codos, sí aportaron un punto de elegancia clásica a este conjunto de novia tan moderno. El maquillaje natural, acompañado de su característico pelo oscuro con flequillo recogido en un moño sencillo, acentuaron la belleza innata de la actriz. En cuanto al calzado, se decantó por unos salones blancos de punta fina con tacón bajito, acompañados por unas medias a juego.
Cómo cambió la moda nupcial
La pareja se conoció en crucero, en junio de 1967. Unos meses después de su matrimonio, tuvieron un hijo, Luca Dotti, el segundo para la actriz. Si bien se tomó un descanso del cine por su vida familiar, pronto descubriría la naturaleza voluble de su marido, del que se divorció oficialmente en 1982.
Dotti no fue, por tanto, el gran amor de la vida de nuestra protagonista, aunque su boda -y concretamente este vestido- continúe liderando los tableros de inspiración para futuras novias que sueñan con un look original, pero sencillo. Su diseño minimalista pone en valor que, incluso en los momentos más especiales, menos puede ser más.
El look con el que se casó en su primera boda
Radicalmente distinto de este vestidito rosa fue el look de alta costura que lució cuando se casó con el actor y director estadounidense Mel Ferrer, en 1954. La intérprete ganadora del Oscar eligió un diseño de estética victoriana, hecho a medida por Pierre Balmain, fundador de la casa de moda Balmain. Era entallado en el cuerpo, de cuello alto, cierre frontal de botones y mangas gigot, con una falda media de vuelo y complementado con guantes hasta el codo. En esta oportunidad, también hizo caso omiso a la tradición del velo, y optó, en cambio, por una bucólica corona de flores, que se adaptaba de maravilla al entorno ajardinado donde se celebró su enlace.
A las novias de la época les fascinó esta elección y se convirtió en todo un referente, puesto que, a sus 25 años, la popularidad de Audrey acababa de dispararse tras el estreno de Vacaciones en Roma (1953). La pareja se casó en Burgenstock (Suiza) y, después de sufrir varios abortos, dio la bienvenida a su primer hijo, Sean Ferrer, en 1960. El matrimonio, sin embargo, se divorció ocho años después.