‘The Last of Us’: quienes lo jugaron se llevarán una sorpresa con la serie (y los que no también)
Llega la historia de la que hablarán todos los amantes de las series. Porque HBO Max estrena el primero de los nueve episodios de The Last of Us este 15 de enero, la esperada (esperadísima) adaptación del famoso videojuego postapocalíptico que lleva enamorando a gamers desde su primer lanzamiento en 2013. Hace meses que se habla de ella. Sobre todo por la expectación y entusiasmo que le rodea. Pero no solo de los jugadores que conocen la historia de sobra, sino por muchos aficionados a la ciencia ficción que sienten curiosidad tras descubrir la idea, así como el fichaje de dos favoritos entre seriéfilos como Pedro Pascal (Narcos) y Bella Ramsey (la implacable e inolvidable Lyanna Mormont en Juego de Tronos), mientras que el tráiler terminó de sellar el interés generalizado que se palpita en el ambiente.
Sin embargo, reconocemos que pueden existir dudas. Los apasionados del videojuego tal vez teman que la serie no esté a la altura de algo que adoran tanto. Los que no tienen idea de consolas, quizás tengan miedo de no entender nada o que la serie se centre demasiado en satisfacer a sus fans, olvidando a los curiosos recién nacidos en este universo. Lo sabemos porque nosotros tuvimos esas mismas dudas. Un periodista apasionado del videojuego y otra experta en cine y series que en su vida no ha encendido una PlayStation. Por eso, después de tener acceso a los primeros capítulos de The Last of Us, decidimos ir contra la corriente y exponer las dos visiones para que todos, absolutamente todos, inicien su viaje apocalíptico con las ideas claras.
EL JUGADOR:
Alberto Cano.- La experiencia de jugar a The Last of Us difícilmente se olvida. Las horas que pasé con Joel, Ellie y el resto de personajes que conforman este universo postapocalíptico de Play Station fueron un golpe emocional que me dejó huella como pocos juegos lo hicieron. Aunque en la parte jugable se me hizo algo repetitivo en sus secuencias de acción, su historia, la de los retos que nos plantea una pandemia global como seres humanos, me transmitió un cúmulo de sentimientos a la altura de cualquier gran drama cinematográfico, por lo que su adaptación por parte de HBO me parecía, de primeras, una idea perfecta para expandir y potenciar las virtudes que tan bien lucieron en videoconsolas. Y no iba para nada desencaminado, puesto que el resultado de su primer episodio consigue mucho más que replicar las emociones de los videojuegos.
Para empezar, se nota que la mano de Neil Druckmann, creador original del título de Play Station, está detrás de la serie. Bajo su rol de showrunner, que comparte con el responsable de Chernobyl Craig Mazin, creo que supo identificar muy bien lo que le funcionó en el juego, lo que más potencial tenía de ser explotado en el terreno audiovisual y todo lo que merecía ser expandido. Así, sabiendo que el punto fuerte de The Last of Us siempre fueron sus personajes y conflictos, y no tanto su acción o terror zombi, se centra de lleno en potenciar los momentos dramáticos fuertes y dar más tiempo a que fluyan.
Para ello, recurre a nuevas escenas y situaciones que, aún sabiendo lo que va a pasar por haber jugado los videojuegos, te hacen conectar más con los personajes y sentir con mayor intensidad el drama. Y esto derivó a que terminara con el corazón estrujado en un punto argumental que no sentí con tanta intensidad en su momento. Por ejemplo, el juego arranca directamente con el estallido de la pandemia, en la misma noche en la que Joel, aquí interpretado por Pedro Pascal, es golpeado por la tragedia. La narración era rápida, puesto que en un videojuego la jugabilidad debe ser primordial y, consecuentemente, este va más directo a la acción sin pararse más de la cuenta por el camino.
Pero en la serie, durante la mitad del metraje del primer episodio, la historia se para a que conozcamos de forma exhaustiva la vida de Joel y su hija, lo que lleva a que te encariñes en mayor medida de estos personajes, a que reposes tus emociones por ellos y a que termines sintiendo mucho más fuerte su dolor. Y esto es aplicable también a cómo se nos presenta la vida en las zonas de cuarentena, donde se nota mucha más atención y foco en los pequeños detalles logrando que el drama y el impacto que trae este mundo apocalíptico se intensifique mucho más.
El tráiler oficial de #TheLastOfUs está aquí.
Del ganador del Emmy y creador de Chernobyl, y el creador del galardonado videojuego, la nueva serie HBO Original estrena el 15 de enero en HBO y HBO Max. pic.twitter.com/g98e3P7lBJ— HBO Max Latinoamérica (@HBOMaxLA) December 3, 2022
Además, hay cambios que dan un significado más potente a la historia, como su ambientación temporal. Mientras que el juego arranca en 2013, el título de HBO lo hace en 2003, donde las fuertes ofensivas militares, la nula moralidad y la toma del poder por un organismo gubernamental militar llamado FEDRA, tiene más sentido en el contexto post 11-S y en el año donde Estados Unidos dio el pistoletazo a la Guerra de Irak. Mientras que el juego nunca llega a entrar en temas políticos, aquí este tema cobra especial relevancia y hasta se introduce un guiño a George Bush. Y creo que es fruto de cómo Neil Druckmann reposó y esta historia a lo largo de los años buscando cómo expandir y mejorar su universo y significado. Y ahora, con la serie, ha tenido la oportunidad de oro de mostrárnoslo.
En definitiva, como fan de The Last of Us, las sensaciones que me dejó este arranque no pueden ser más positivas. Creo que a lo largo de sus nueve episodios me va a hacer revivir las mismas sensaciones del videojuego con mayor intensidad, a sufrir más y sentir un mayor apego por sus personajes y universo. Y, aunque presiento que este camino me hará sumirme de nuevo en un mar de lágrimas, gritar a la pantalla por no saber asumir las acciones y devenir de sus personajes o a revivir momentos extremos de violencia, terror y tensión, no puedo tener más ganas de continuar este viaje.
EL NO JUGADOR:
Valeria Martínez.- Jamás prendí una consola. No me gustan los videojuegos. No tengo nada en contra de ellos, sencillamente no me interesan. Ni de adolescente ni ahora. Por eso, cuando se dio a conocer el desarrollo de The Last of Us y hubo furor en redes sociales, fui de esos que dijeron ‘¿y esto qué es?’. Así de alejada vivo del universo gamer. Desde entonces fui viendo cómo la expectativa aumentaba con el paso de los meses, despertando en mí un nivel de curiosidad que fue creciendo gracias a la campaña promocional de HBO Max, y a mi adoración por sus actores protagonistas -no solo debemos hablar de Pedro Pascal y Bella Ramsey, ahí también encontramos a una actriz talentosa como Anna Torv, a quien muchos adoramos por su trabajo en Fringe y (en mi caso) por su elegante y arrollador papel como la Dra. Wendy Carr en Mindhunter-. Además, pensé que si había tanto fanatismo por el videojuego, entonces tal vez había algo que merecía la pena descubrir.
Pero claro, como muchos que no tienen ni idea para qué se usan los botones de un joystick, temía que la serie cayera en la manía de satisfacer a sus millones de fans en lugar de crear un universo nuevo para nosotros. Los no-gamers. Después de todo, la primera parte del videojuego lleva vendidas unas 37 millones de copias a nivel mundial. La tentación era posible. Sin embargo, después de ver varios episodios de la primera temporada, puedo asegurar que cualquier temor se lo llevó el viento desde los primeros minutos del primer capítulo.
Pero vamos directamente al grano: The Last of Us será la serie de la temporada. Quién sabe, tal vez del año. Porque si algo consigue esta obra es crear un universo propio, donde la intensidad, el terror y el drama conviven con un originalidad que la aleja de cualquier comparativa.
Porque, al final, series y películas postapocalípticas hay muchas. De zombis también. Y aún así, Craig Mazin y Neil Druckmann, logran elevar su narrativa y niveles de tensión apoyándose en la idea de la supervivencia. Pero desde un ángulo completamente humano. Se tratará de una historia de ciencia ficción, pero los horrores y entrega que viven sus personajes transmiten realidad y credibilidad al basarse, justamente, en emociones humanas. En la crudeza de hacer lo que haga falta para sobrevivir. En el horror de una pandemia de la que nadie, al final, está exento. Sea la pandemia que sea.
Pedro Pascal y Bella Ramsey forman una dupla magnífica, transmitiendo una química explosiva de rebeldía y unión al mismo tiempo en un mundo que les exige más de la cuenta. A su vez, se nota que los ejecutivos de HBO Max no escatimaron en gastos. Lo que se traduce en un punto a favor para la grandiosidad del relato. Desde la construcción de los escenarios, la destrucción masiva que rodea a los personajes, los efectos especiales, el diseño de los zombis… todo está pensado para que cumpla su propósito. En resumen, con The Last of Us vamos a vivir momentos de tensión y terror, de esos que te hacen estrujar los apoyabrazos del sillón hasta dejar las uñas marcadas. Pero también un nivel de dramatismo que acelera el corazón.
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