¿Matrimonio sin sexo? Es común y complicado, pero así puede solucionarse

Aunque no hay una definición oficial, porque cada pareja tiene su ritmo y frecuencia para tener relaciones sexuales, algunas investigaciones y expertos coinciden en que un matrimonio sin sexo es aquel donde hay relaciones sexuales menos de diez veces al año, y aunque suene muy sorprendente, en realidad es más común de lo que quienes pasan por esto pueden imaginar.

La doctora Rena Malik, uróloga y educadora sexual en Estados Unidos, dice que 26% de los estadounidenses estuvieron en esta misma circunstancia en 2022, y en cuanto a las parejas, 12% no tuvo sexo en el último trimestre del año pasado. Sin embargo, menciona que más o menos sexo y la importancia de tenerlo depende de la intimidad de cada pareja, e incluso dice que ha encontrado que la frecuencia no es correlativa con la felicidad de la pareja.

Con relación a esta frecuencia, Pam Costa, psicóloga clínica que dirige una plataforma dedicada a incentivar a las personas a hablar de sexo, dijo en una entrevista con que la tasa se encuentra entre un 10% y un 20% de los matrimonios. Estas cifras reflejan, según la experta, que el matrimonio sin sexo es bastante común.

Por qué ocurre

Según explica la doctora Malik, la primera razón es el estrés. Un trabajo demandante, compromisos o preocupaciones financieras o la crianza de niños pequeños son algunas de las muchas situaciones que pueden causar estrés, e incluso menciona un detalle interesante: en la generación de los millennials es donde se ha visto mayor efecto de estos problemas generando mucho estrés lo que, en consecuencia, afecta el interés que pueden tener en sostener relaciones sexuales.

La segunda causa que menciona la experta como la más común, son desajustes de libido, y en esta coincide Costa quien explica que si una de las personas en la pareja quiere tener sexo y la otra dice que no, la primera obviamente se siente rechazada y poco a poco deja de preguntar para evitar serlo. Y es que cuando los miembros de la pareja no están en la misma sintonía de deseo, se produce un desencuentro que puede instaurarse permanentemente en la relación.

Esta sensación de rechazo puede generar una herida profunda en la relación, si no existe una comunicación clara en la pareja. Sentirse rechazado implica que la persona pueda pensar desde que su pareja le es infiel; o que ella tiene un problema, que no resulta atractiva para su pareja, se mella su autoestima, surgen miedos e inseguridades que pueden evitarse con la clave fundamental: la comunicación.

La solución

Este tipo de comunicación en una matrimonio sin sexo debe ser, independientemente de si deciden reactivar su vida sexual o no, desde lo espontáneo, desde la curiosidad, el interés por saber el uno del otro, conocer realmente las apreciaciones y valoraciones que se tienen del sexo, sin juzgar, sin reprochar y sobre todo sin demandar, como si se tratase de ese estereotipo de que hay que cumplir como esposo o esposa proporcionando sexo.

Costa dice al respecto que una vez que se pueden tener este tipo de conversaciones complicadas, con genuina curiosidad e interés en saber cómo solucionar es cuando realmente se puede encontrar una solución para tener la vida sexual que deseamos tener.

Además, también es importante comprender que, aunque lo parezca, este no es un tema sencillo de solucionar de la noche a la mañana. Existen infinidad de prejuicios, enseñanzas instauradas desde la infancia y creencias que influyen en el concepto que todos tenemos sobre el sexo.

De hecho, así como a las mujeres no se nos ha permitido socialmente hablar libremente del placer sexual o del deseo, a los hombres se les juzga si no desean tener relaciones sexuales, cuando en realidad ambos tenemos las mismas capacidades y preocupaciones sobre el tema.

De esta manera, además de tratar de establecer una buena comunicación, es necesario apoyarse en un experto, acudir a terapia sexual o de parejas, e incluso hablarlo con el médico de cabecera porque la falta de deseo puede responder a desajustes hormonales, a miedo a afrontar situaciones embarazosas o incómodas como el vaginismo o la disfunción eréctil, que a su vez puede ser signo de una enfermedad subyacente; entre otras causas.

Hablarlo con un amigo o amiga de confianza también ayudará a aliviar la tensión ante la incomodidad y hasta encontrar un enfoque diferente para afrontar la forma de sacar el tema en la pareja.

También resultará útil poner en el radar otras alternativas de placer sexual que no están enfocadas exclusivamente en el coito, las caricias, los abrazos y besos, e incluso la masturbación en pareja liberan de la presión de tener que “cumplir” como se supone que es lo normal. Además, hay que comprender que tampoco pasaremos de tener un matrimonio sin sexo, a ser una pareja que tiene relaciones dos veces por semana en un santiamén.

Lo importante no es cumplir con un objetivo de establecer un número de veces que se tienen encuentros sexuales, como si de alcanzar una estadística se tratara; lo importante debe ser establecer el punto en que ambos estén plenos, satisfechos amorosamente, y felices dentro de la pareja.

Este artículo tiene como finalidad ofrecer información general y educativa sobre temas relacionados con la salud y el bienestar. Sin embargo, esta información no debe ser considerada como un reemplazo del consejo de su doctor ni debe ser utilizada para realizar tratamientos sin supervisión médica. Yahoo no se hace responsable de ningún diagnóstico hecho por un usuario basándose en este contenido. Si usted está preocupado por su salud, siempre consulte a su médico de cabecera u otro profesional calificado de la salud antes de tomar cualquier acción.

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