El hallazgo que podría aliviar algunas de las peores consecuencias de la demencia
Mientras nos hacemos mayores, es inevitable ir notando cambios en muchos sentidos. Más allá de cuestiones obvias, como la aparición de canas o de la presbicia, signo inequívoco de envejecimiento, también vamos cambiando hábitos comunes como los alimentos que nos gustan más o menos, la forma de ejercitarnos, y cómo dormimos. Es cuando comienza el interés por encontrar formas sencillas que nos ayuden a lidiar con posibles problemas asociados a la vejez como el Alzheimer y el daño cognitivo.
Y es que cuanto mayor es la esperanza de vida se hace mucho más necesario tener una mejor vejez. Adoptando buenos hábitos, mejorando la alimentación y ajustando lo que sea necesario buscamos una mejor calidad de vida y en esa materia, los trastornos neurocognitivos como el Alzheimer, representan un gran desafío. Es por ello que se desarrollan con frecuencia numerosos estudios que respalden cómo los hábitos cotidianos desempeñan un papel determinante en la prevención y cuidado. Uno de esos hábitos es el sueño.
Diferentes estudios han arrojado que los trastornos del sueño están relacionados con las enfermedades neurodegenerativas, y que la calidad del sueño y las horas que dormimos favorece su prevención, pero una nueva investigación señala la importancia de, específicamente, el sueño profundo, no REM, de ondas lentas.
Se plantearon como interrogante determinar por qué algunos individuos con Alzheimer sufren un marcado deterioro de la memoria, mientras que otros con el mismo grado patológico muestran poco deterioro. Y sugieren que la respuesta puede estar en la reserva cognitiva, a la que se refieren como “factores que confieren resiliencia o compensación por los efectos de la patología de Enfermedad de Alzheimer”.
Ya teniendo como punto de partida que el sueño profundo de ondas lentas mejora el aprendizaje y la memoria, se sugirió con esta investigación que este podría ser determinante para la reserva cognitiva en adultos mayores con Alzheimer, pues compensa la disfunción de la memoria causada por el trastorno y que está relacionada con la proteína beta-amiloide, precursora de la demencia.
Este es un hallazgo que podría ser la solución para aliviar algunas de las peores consecuencias de la demencia. La investigadora Zsófia Zavecz, PhD, mencionó a través de un comunicado que nuestros patrones de sueño, específicamente, el sueño profundo de ondas lentas, puede influir positivamente en la salud cognitiva y ayudar a reducir el riesgo de padecer enfermedad de Alzheimer; además de que funciona como un escudo protector de la memoria para quienes ya están diagnosticados.
La investigación descubrió que si bien hay factores de reserva cognitiva, como los años de educación o la actividad física, estos no pueden modificarse, mientras que los hábitos de sueño sí, y es esto lo que podría explicar por qué algunos pacientes tienen mayor pérdida de memoria que otros. Incluso determinaron que, en comparación con otros factores, el sueño demostró brindar un beneficio significativo, lo que sugiere que desempeña un papel independiente en la preservación de la función de la memoria en presencia de enfermedades cerebrales.
Mejorar el sueño ahora cuida tu cerebro para mañana
Según explican especialistas de Sleep Foundation, el sueño de ondas lentas también desempeña un papel importante en el crecimiento, y en la función inmunológica.
“Durante el sueño de ondas lentas, la actividad eléctrica en el cerebro cambia mientras el cuerpo se relaja en un descanso profundo y reparador. Cada período de sueño de ondas lentas dura de 20 a 40 minutos, y la mayor parte del sueño de ondas lentas ocurre temprano en la noche”, dicen, y aunque la mayoría de los adultos pasamos entre 10% y 20% de nuestro sueño en el de ondas lentas, a medida que envejecemos, solemos pasar menos tiempo.
La práctica de ejercicio físico favorece el sueño profundo de ondas lentas, pero hay algunos factores que pueden afectarlo, como el estrés, la depresión, dolores de espalda, artritis, enfermedad cardiovascular, afecciones respiratorias. También las drogas y el alcohol lo disminuyen.
Para optimizar sus hábitos de sueño y que específicamente el sueño profundo aporte sus beneficios al organismo, es importante que se cumplan las cuatro fases de sueño y, en definitiva lograr hábitos que nos permitan dormir mejor; y si tenemos dudas acerca de cómo lograrlo, o cómo mejorarlo, consultemos a los especialistas, en lugar de recurrir a un medicamento en la farmacia. Los expertos sabrán orientarnos según sea nuestro caso específico.
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