A Daniel Radcliffe le preocupa el niño que ocupará su lugar como Harry Potter

Daniel Radcliffe tuvo la vida resuelta en el momento que lo eligieron para interpretar a Harry Potter. Tenía 11 años cuando lo seleccionaron para protagonizar una de las franquicias más anticipadas del nuevo siglo. El potencial era tan enorme que cobró un millón de dólares por la primera entrega, disfrutando de aumentos salariales con cada película hasta que, al concluir la saga, había acumulado una fortuna de $95.6 millones (CBS News). Tenía 21 años y toda una vida por delante en la que jamás iba a tener que preocuparse económicamente. Sin embargo, la fama y el éxito arrastraron otro tipo de consecuencias que ahora parece recordar al pensar en el niño que va a tomar su lugar.

Porque Warner Bros. prepara una serie basada en las novelas de J.K. Rowling que contará la historia, otra vez, desde cero. Y Daniel Radcliffe solo tuvo un pensamiento al conocer la noticia. No fueron celos, ni nostalgia o sobreprotección sobre el personaje. Sino que solo puede pensar en el niño que actualmente se encuentra disfrutando de una vida normal, ajeno al cambio radical que se le avecina cuando sea elegido como su reemplazo.

El actor de 33 años aseguró a Deadline que siempre supo que el universo de Harry Potter “seguiría creciendo de diferentes formas”. Dice que no le extraña que la saga se haya expandido con la popular obra de teatro que se presenta en Broadway y el West End londinense (que continúa la historia con el hijo del mago como protagonista). Que más allá de tener que dar la vuelta a la manzana para evitar toparse con los fans entrando y saliendo del teatro cuando pasea por Nueva York, no le afecta en lo más mínimo. Y lo mismo le pasa con la futura serie.

“Potter siempre será algo que sigue, sigue y sigue… Es un fenómeno literario demasiado grande como para detenerse con nuestra saga”, explicaba mientras dejaba claro que no piensa que vaya a aparecer con un cameo en la serie televisiva.

“Harry Potter siempre estuvo destinado a convertirse en algo parecido a Sherlock Holmes”, añadía. Es decir, una saga con varias versiones y actores interpretándolo a lo largo de los años. En resumen, no le extraña que Warner Bros. haya decidido contar de nuevo la historia. Pero no puede evitar pensar en el joven actor que vaya a reemplazarlo.

“El pensamiento extraño que tengo ahora es que probablemente existe un niño de ocho años en algún lugar, cuya vida va a cambiar en un par de años”, explicaba en la entrevista. “Mi cerebro se va a eso”, añadía como reflejo del pensamiento instantáneo que le viene a la mente tras haber sido él quien vivió la fama, el cambio de vida y las consecuencias de Harry Potter.

Y es que si alguien conoce el cambio radical que acarrea la fama repentina como parte de un fenómeno masivo, y a una corta edad, ese es Daniel Radcliffe. Porque más allá de ver cómo su cuenta bancaria crecía con cada película, el actor pasó de vivir una vida normal, yendo al colegio y disfrutando de una rutina mundana, a ser una estrella de cine. No solo tuvo que abandonar su asistencia escolar a raíz de la apretada agenda profesional (tenía tutores en el set), sino que era reconocido por el mundo entero mientras cargaba con toda la presión de ser el protagonista de un fenómeno de masas.

El éxito tocó a su puerta a los 12 años tras el estreno de Harry Potter y la piedra filosofal en 2001. Y desde entonces no hubo vuelta atrás. No solo lidiaba con la responsabilidad laboral o la atención que le dedicaban los fans, sino también con el escrutinio y la atención mediática. La situación no fue fácil para el joven Daniel que, siendo adolescente, se refugió en el alcohol como método para evadirse de la realidad que estaba viviendo.

"En mi caso, la forma más rápida de olvidar el hecho de que me estaban vigilando era emborracharme mucho", dijo en 2019 en Off Camera With Sam Jones. “Luego, a medida que te emborrachas mucho, te das cuenta de que, 'Oh, la gente está mirando más porque ahora me estoy emborrachando mucho, así que probablemente debería beber más para ignorarlo'.”

La presión de ser observado y ridiculizado por ser la imagen de una figura tan popular como Harry Potter lo llevó a caer en la bebida hasta el punto de afectarlo a nivel laboral. “Fue malo. No quiero entrar en detalles, pero bebía mucho y era diario”, dijo a HuffPost en 2012. “Puedo decir con honestidad que nunca bebí en el trabajo durante Harry Potter. Iba a trabajar todavía borracho, pero nunca bebí en el trabajo. [Aunque] puedo señalar muchas escenas donde estoy ido. Muerto detrás de la mirada”.

En otra ocasión añadió más detalles explicando a BBC Radio 4 (vía Independent) que seguía bebiendo hacia el final de la saga, pero también tras terminarla. “Fue un poco de pánico, no saber qué hacer a continuación”, dijo. “No me sentía lo suficientemente cómodo con quién era para mantenerme sobrio”.

Afortunadamente, encontró la manera de salir de esa oscuridad con la ayuda de sus amigos más cercanos. “Me llevó unos años y un par de intentos”, dijo sobre su camino hacia la sobriedad. “Al final, fue mi decisión… Me desperté una mañana después de pasar la noche pensando ‘esto probablemente no es bueno’”.

De todos modos, a pesar de haber vivido la presión de las miradas y la fama desde una perspectiva oscura, no lamenta haber aceptado el papel que cambió su vida. Sino que sigue amando su trabajo y haber interpretado al joven mago.

Sin embargo, si alguien puede servir de guía consejero para el niño que próximamente ocupará su lugar, sin dudas, es él. Nadie más que Daniel Radcliffe conoce la presión que conlleva ser el protagonista de una saga que acapara la atención del mundo, siguiendo cada uno de sus pasos durante una etapa de crecimiento tan crucial como la adolescencia. En su caso logró salir airoso, adaptándose a la sobriedad mientras desafía su talento constantemente con películas independientes, bizarradas alocadas divertidísimas y el mundo del teatro.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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